26 noviembre, 2012

Más cifras engañosas sobre la pobreza

Rachel Sheffield



Los medios de comunicación han sido un hervidero durante la semana pasada, proclamando que los niveles de pobreza de Estados Unidos son mayores de lo que se pensaba anteriormente. Pero las cifras son engañosas.



La Oficina del Censo informó la semana pasada de que, según su nueva “medida complementaria de la pobreza”, 49.7 millones de americanos se encuentran en la pobreza. Esta cifra es más alta que los 46.2 millones referidos en septiembre por esta Oficina usando la medida de pobreza tradicional.
Esta “medida complementaria de la pobreza” (que ha sido promovida por la administración Obama) es básicamente una medida de pobreza relativa. Como explicamos el analista de la Fundación Heritage Robert Rector y yo en este fragmento de 2011 de National Review Online, la medida tiene imperfecciones inherentes:
La nueva medida…distorsiona la imagen de la pobreza al colocar los umbrales de ingresos en un ascensor que sube cuando se elevan los ingresos generales.
Así, con esta medida, incluso si los ingresos de todos los americanos se duplicasen inmediatamente, la pobreza no disminuiría, ya que los umbrales de ingresos también se duplicarían. La pobreza sólo disminuiría si los ingresos de las personas pobres aumentasen más rápidamente que los del resto de la población…Esto garantizará que la “pobreza” no se pueda paliar excepto en caso de una nivelación extrema de los ingresos. La nueva medida está diseñada para proporcionar un argumento interminable para que así la izquierda pueda insistir en que debemos continuar “extendiendo la riqueza”.
¿Y qué ocurre con la medida tradicional de pobreza, la que mostraba que 46.2 millones de americanos son pobres? Pues que también es engañosa.
La Oficina del Censo contabiliza como ingresos sólo una pequeña parte (aproximadamente el 3%) del gasto en asistencia social a la hora de calcular la pobreza (esta es una razón crucial de por qué la pobreza en Estados Unidos es tan diferente de la visión que la mayoría de la gente tiene de ella).
Una medida más precisa de la pobreza es la “autosuficiencia”: la capacidad de mantener unos ingresos sin recurrir a la asistencia social. A día de hoy, Estados Unidos tiene una cifra récord de americanos que carecen de autosuficiencia, como indica el nivel más alto hasta la fecha del gasto del gobierno en asistencia social. El gobierno gasta aproximadamente $930,000 millones al año en asistencia social, cerca de cinco veces la cantidad necesaria para sacar a todos los pobres de la pobreza. Y este costo va camino de aumentar con la propuesta presupuestaria de Obama.
Estados Unidos necesita un nuevo enfoque para combatir la pobreza: un enfoque que empodere a las personas pobres fomentando la autosuficiencia frente la dependencia. Además, los complejos problemas que subyacen en la pobreza a menudo reciben un mejor tratamiento por parte de las instituciones de la sociedad civil: organizaciones privadas, iglesias, instituciones religiosas y demás. Muchos líderes de base locales de toda la nación trabajan con estas personas para ayudarlas a vencer sus adicciones, arreglar las relaciones familiares rotas, ayudar a que la juventud evite la delincuencia y el absentismo escolar y ayudar a los niños del sistema de acogida temporal. Su trabajo es retocar vidas y restaurar familias y comunidades.
Muchos americanos están en situación de necesidad y requieren asistencia para vencer las barreras que inhiben de la prosperidad, pero una red de seguridad gubernamental no se debería convertir en una trampa de dependencia. Unas normativas que fomenten el trabajo y respeten la labor tan vital que lleva a cabo la sociedad civil llevarán hacia un mejor mañana a quienes hoy están en situación de necesidad.

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