12 noviembre, 2012

Pequeña clase política

Pequeña clase política

En la Suprema Corte nos dejarán a los perfiles menos malos en lugar de a los mejores y más calificados.

Ana Paula Ordorica
La peor cara del PAN es cuando su antipriismo le nubla el sentido común a los panistas. Lo hemos visto en acción en varias ocasiones. Cuando el PAN se alió al PRD en algunos estados para llevar a ex priistas a las gubernaturas en el 2009, por ejemplo. Esto los exhibe como lo que son: pequeños.


Ahora estamos viendo una vez más este antipriismo irracional en acción con la discusión en el Senado para ratificar a los candidatos a ministros que envió el presidente Calderón en dos ternas.
En el caso de las ternas actuales para ocupar los lugares de los ministros Salvador Aguirre Anguiano y Guillermo Ortiz Mayagoitia, los nombres fuertes de cada terna han sido Alberto Pérez Dayán y Manuel Baráibar Constantino.
El primero ha trascendido como el candidato del Presidente; el segundo como el del Presidente electo. Y es que, en esta ocasión, el relevo de los ministros coincide con el cambio en el Ejecutivo y esto, desde un principio, se antojaba, podría ocasionar algunos rozones.
Pues ya se están dando. El PAN ha decidido no apoyar la candidatura de Baráibar, entre otras razones porque les parece inaudito que sea él precisamente quien como juez absolvió a Raúl Salinas de Gortari.
A Raúl Salinas se le acusaba de haber mandado asesinar a su cuñado, José Francisco Ruiz Massieu. Para probar esta acusación, la procuraduría de Antonio Lozano Gracia y su fiscal, Pablo Chapa Bezanilla, recurrieron al esoterismo de la vidente La Paca para encontrar una osamenta sembrada por la misma Procuraduría y otras ocurrencias para intentar probar ese asesinato, así como el del cardenal Posadas y el de Colosio.
Es la etapa del ridículo en la procuración de justicia de México. Baráibar, quien por cierto recomendó en su investigación sobre el caso de abusos de autoridad de Ulises Ruiz en el conflicto con la APPO que se le fincara responsabilidad al entonces gobernador priista de Oaxaca, falló en contra de esa procuración de justicia, no a favor de Raúl Salinas de Gortari.
En su momento, no hubo más que alabanzas para la sentencia que concedió la libertad a Salinas. Sentencia emitida por unanimidad por un tribunal colegiado de tres magistrados, entre los que estuvo y votó a favor Baráibar. Pero a la distancia, hablar de liberar a Salinas de Gortari suena a pecado mortal. Y el PAN cae redondito en la trampa.
Pero, además, como el PAN no apoya la candidatura de Baráibar, el PRI tampoco apoyó anoche la de Pérez Dayán. Ambos buenos candidatos para la Corte han sido entonces desechados.
Primero sorprende la actitud del PAN porque en su afán de marcar rayas absurdas con el PRI se van a quedar con que las siguientes ternas las va a enviar posiblemente Enrique Peña Nieto y con ello le quitan la posibilidad a su presidente, Calderón, de dejar un legado en la SCJN por medio de otro ministro.
Y, segundo, es una vergüenza la calidad de la clase política de nuestro país. Como en el caso de consejeros electorales del IFE y de procuradores generales de la República, tal parece que en la Suprema Corte nos dejarán a los perfiles menos malos en lugar de a los mejores y más calificados en aras de satisfacer sus pequeñeces. O su falta de acuerdos —léase chanchullos— políticos.

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