La silenciosa monopolización del negocio de los supermercados
que ha orquestado Wal Mart en México fue facilitada por millonarios
sobornos que le permitieron colocar tiendas estratégicamente para anegar
a la competencia
En los últimos años en México han
desaparecido, desapercibidamente, una gran variedad de supermercados
para integrarse a un cuasi monopolio secreto encabezado por Wal Mart,
una de las empresas más acaudaladas del mundo (el mayor minorista).
Wal Mart opera más de 2,100 tiendas en
México, bajo las marcas Walmart Supercenter, Superama, Suburbia, VIPS,
Sam’s Club y Bodega Aurrera. Marcas que en apariencia pensaríamos son
competidores.
México representa la segunda fuente de ingresos para Wal Mart después de Estados Unidos, tan solo en el 2007 reportó ganancias de más de mil millones de dólares.
Para lograr esto, sin embargo, Wal Mart
se valió de una extensa corrupción, gastando hasta 24 millones de
dólares en sobornos para poder colocar sus tiendas burlando los tiempos y
los requisitos de la ley, según ha revelado una investigación del New York Times.
Sergio Cicero Zapata, exabogado de
bienes raíces de Wal Mart, informó a la compañía con oficinas centrales
en Bentonville, Arkansas, de la red de corrupción que se estaba
tejiendo para facilitar cambios de zonas en los mapas y que hizo
desvanecer en cuestión de días objeciones ambientalistas, permisos que
regularmente toman meses.
El NY Times report que Wal Mart inició
una investigación en esas fechas pero que después de encontrar
información que apuntaba a que lo que Cicero Zapata decía era verdad
desistió en sus esfuerzos.
Documentos muestran que los ejecutivos
de Wal Mart de México no sólo sabían de los sobornos, sino que habían
actuado para ocultarlos. Cicero Zapata identiificó al director de Wal
Mart de México, el ecuatoriano Eduardo Castro-Wright, como fuerza
motora detrás de los años de soborno. El éxito de su labor en México
hizo que Castro-Wright, pese a estas acusaciones, fuera promovido en el
2008 a Vicepresidente de Wal Mart.
Cicero dijo al New York Times que Castro
Wright había fomentado los sobornos bajo un propósito estratégico. La
idea era construir cientos de tiendas nuevas a gran velocidad para que
los competidores no pudieran reaccionar.
De manera un tanto soez, Wal Mart ha
respondido a la información revelada por el NY Times diciendo que las
presuntas actividades mencionadas tienen más de seis años, y que, de ser
ciertas, “no reflejan quienes somos ni lo que representamos”. Esto pese
a que la indagación muestra que directivos estadounidenses tuvieron
conocimiento del caso, lo desecharon e incluso promovieron al ejecutivo
responsable de los sobornos.
La respuesta de Wal Mart acaso se apoya
en que el tamaño y poder de su empresa los exenta de toda rendición de
cuentas y los coloca por encima de la ley. Así ocurrió en el caso de la demanda multimillonaria que hicieron 1.6 millones de mujeres
por discriminación de género a Wal Mart, pero que la Suprema Corte de
Justicia de Estados Unidos desestimó pese a que existía evidencia de una
consistente discriminación en las más de 4000 tiendas que los hermanos
Walton tienen en ese país.
La red de corrupción de Wal Mart en
México, tiene otra arista: en el 2003 una investigación realizada por la
firma Kroll Inc., reveló que Wal Mart incrementó sistemáticamente sus
ventas ayudando a clientes de alto calibre a evadir sus impuestos.
El caso revelado por el New York Times
muestra la inescrupulosa estrategia expansionista de las grandes
corporaciones estadounidenses que se sirven de la facilidad con la que
el dinero, en países subdesarrollados, puede corromper a funcionarios
públicos para crear monopolios que asolan la economía local. Y, también,
pone el dedo sobre la llaga en México, revelando una vez más la
prácticas características de contuberio entre las empresas y los
funcionarios públicos que impera en ese país, donde nadie se soprende de
lo sucedido con Wal Mart: la sorpresa es que, en este caso, se haya
dado a conocer.
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