28 diciembre, 2012

¿Estabilizar el fracaso?

Leo en las páginas del New York Times un interesante artículo de opinión firmado por Nassim Taleb. El autor de obras como “El cisne negro” o “Antifragilidad” escribe lo siguiente sobre la situación económica de Estados Unidos:
“Es harto improbable que un acuerdo de última hora para evitar el precipicio fiscal nos salve del desorden económico. En realidad, es predecible que lo único que conseguiría dicho pacto es permitirnos continuar los errores que llevamos cometiendo durante años: estabilizaríamos la economía de forma temporal a costa de no afrontar sus profundos fallos sistémicos”

 
En este sentido, Taleb asimila las medidas de estabilización económica que conviene evitar con “rescates financieros, tipos de interés bajos, deuda y expansión monetaria”. El analista de origen libanés subraya que “han pasado cuatro años desde el comienzo de la crisis financiera” y critica que “no se haya hecho nada para corregir estos errores”.
Una de sus observaciones más agudas llama a afrontar esa corrección mediante una dosis de mercado y competencia: “nuestra meta debería ser un sistema en el cual los errores se usan para alimentar el crecimiento”. En efecto, el problema de los programas de estabilización es que sacrifican los ciclos de innovación del capitalismo para mantener estructuras productivas que ya no funcionan.
Al final del día, debemos decidir si queremos una economía que funciona con respiración asistida o si preferimos abrazar un modelo abierto a la creatividad, capaz de ajustarse a sí mismo. Perpetuar lo primero nos condena a un crecimiento anémico, en línea con una economía enferma en la que las señales del mercado se pervierten y se distorsionan con fatales consecuencias.

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