Por
Gabriel Boragina ©
Antes de abordar el
tema de nuestro titulo, me parece de la mayor importancia distinguir y
diferenciar entre dos conceptos que -normalmente- suelen tomarse como sinónimos
y no lo son. Nos referimos a las expresiones "periodismo
independiente" por un lado y "libertad de expresión" o también
-a veces- llamada "libertad de opinión" o "libertad de
prensa", por el otro.
"Periodismo
independiente" no es -en mi opinión- sinónimo de las tres últimas
expresiones, en primer lugar, porque yo no creo en el "periodismo
independiente", es más, creo que el periodismo nunca es independiente.
¿Por qué? Porque para que exista periodismo, antes debe existir libertad de
expresión (o de prensa u opinión) y si esta última no existe
no puede haber periodismo de ninguna clase (ni ninguna otra cosa, pero
por el momento, circunscribiremos este análisis al tema de la prensa, que es lo
que actualmente se encuentra en debate).
Al depender de la
existencia de una previa libertad de prensa, el periodismo deja entonces
de ser "independiente" y pasa a ser dependiente. Pero hay
otras razones más para que digamos que no creemos en el "periodismo
independiente" y es que el periodismo esta hecho por personas, que tampoco
son "independientes" sino que dependen de muchos otros
factores, tanto externos a sus vidas como internos a ellas. En lo que atañe al
tema que ahora estudiamos, el periodista siempre depende de sus ideas (en
primer lugar) las que están -a su vez- condicionadas por una cantidad enorme de
factores, entre los que se cuentan su educación inicialmente, y sus
condicionamientos sociales seguidamente, el entorno familiar y amistoso, y una
buena cantidad de prejuicios ideológicos. Esto es particularmente visible en
temas inherentes a las ciencias sociales, tales como la política y la economía.
En otras palabras,
todos dependemos de nuestras ideas, y de momento que los periodistas no
son seres extraterrestres, sino humanos, también se encuentran afectados por
dicha dependencia, llamémosle cultural, aunque el término no sea de lo
mas preciso, pero sirve para entendernos. Ahora bien, todo lo dicho no tiene
nada de malo ni de bueno en sí mismo, (cada uno calificará de acuerdo a su
personal escala de valores) simplemente se limita a señalar lo que me parece un
hecho, o en términos más puntuales, una circunstancia fáctica, en un sentido
claramente orteguiano, por el cual, el hombre nunca es él sólo, sino que
es él y su circunstancia.
La "ley de
medios" que quiere aplicar el FPV no sólo apunta a acabar con el
periodismo opositor (o no afín a sus personas) sino que atenta, en forma
directa y artera, contra la misma libertad de opinión que es lo que
realmente le molesta, consciente como es de la enorme influencia que la prensa
(tradicionalmente llamada "el cuarto poder") tiene sobre las masas. Y
es –precisamente- ahí adonde asestan. El FPV no quiere un "periodismo
independiente" ni nada por el estilo, ambiciona un periodismo completamente
dependiente, pero no de las ideas personales de cada uno de los
periodistas, o de la línea editorial del medio que fuere, sino que ansía un
periodismo completamente dependiente de los personales designios del
FPV, del mismo modo que opera el tirano Chávez en Venezuela.
Y esto, no deberá
interpretarse como una "defensa" al Grupo Clarín. Clarín, como todos
los medios que yo conozca del país, nunca fue "independiente". La
cuestión no pasa por utilizar esta última palabra, que -como ya explicamos-
carece de sentido. El ataque del FPV contra Clarín es por la gran llegada que
tiene este Grupo a la mayoría de los argentinos, posiblemente el de mayor
amplitud, de modo tal que, se entiende la estrategia y el interés del FPV en
dominarlo. Y decimos que Clarín nunca fue independiente porque, durante los
sucesivos gobiernos que rigieron a través de su existencia, siempre se ha
alineado más hacia unos que hacia otros, y ello, sin duda, en función de los
intereses económicos del Grupo, que se ha sabido mover al compás de los vaivenes
de los favores, las dadivas y las prebendas. De modo tal que, no tengo yo un
interés personal en la "defensa" del Grupo Clarín, simplemente, trato
de poner un poco de orden en las ideas en debate. Este mismo Grupo Clarín,
acompañó al gobierno de Kirchner, durante buena parte de su gestión y
contribuyó a que muchas personas creyeran –incluso- que las cosas
"marchaban viento en popa", es decir, fue -en su momento- cómplice de
los siniestros planes que venía tramando el FPV contra la Argentina.
La suerte de Clarín no
tiene importancia (al menos no la tiene para mi, que jamás sigo a ese
Grupo). Lo verdaderamente grave es que, en su embestida contra el
"multimedio", el FPV arrasa en el camino con la libertad de prensa
(o de expresión u opinión) dejando en el tendal a cualquier medio
que asome como tibiamente opositor a la línea dictatorial –que profundiza
C.F.Kirchner- y que sojuzga a la Argentina. Por eso, "el debate" que
hace girar esta cuestión en "estar en contra o a favor de Clarín" es,
o hipócrita o ignorante.
El FPV ha hecho y
sigue haciendo un daño enorme a la Argentina, y esta acometida contra la
libertad de prensa se alinea en mi tesis sostenida en solitario desde que el
patagónico llegara al poder (sin haber sido elegido con los votos mínimos exigidos
por la Constitución de la Nación Argentina para ello) de que el sujeto y su
mujer han venido para instalar una dictadura, al mejor estilo castrista o
chavista, y ya he tenido oportunidad de comentar, en uno de mis artículos que,
si al momento, no han hecho más daño al país, es porque sus respectivas
incapacidades se lo impiden y no porque no desearan hacerlo. Teniendo en cuenta
que es visible y notorio que esta diabólica pareja sólo se ha movido por odios
y rencores, y la única forma de actuar que –hoy- el FPV parece conocer es
mediante el sometimiento o la venganza hacia el enemigo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario