Internacional
El Senado rechaza la decisión británica por considerarla una provocación. Buenos Aires reivindica la soberanía de ese territorio
El Reino Unido ha conseguido lo que parecía imposible en
Argentina: unir al oficialismo y a la oposición. ¿El motivo? No podía
ser otro que una condena a la decisión del Gobierno británico de bautizar «Tierra de la Reina Isabel» a un sector de la Antártida
que reivindica como propio Argentina. El Senado argentino declaró, por
unanimidad, rechazar la decisión de Londres al considerarla una
auténtica provocación porque, «desconoce la historia argentina» que «considera a esta parte del territorio como propia». En simultáneo, la Cámara Alta ratificó la soberanía sobre el archipiélago de las Islas Malvinas.
El malestar por la decisión de Londres es general.
Independiente de colores e ideologías, cualquier gesto o manifestación
británica que roce el tema Malvinas genera crispación y abre las heridas
de una guerra de la que este año se cumplieron treinta años. Eso explica el frente común de oficialismo y oposición dentro y fuera del Poder Legislativo.
Federico Pinedo, senador del Pro (Propuesta Republicana), partido al que pertenece Mauricio Macri –considerado un enemigo por Cristina Fernández– le envió una carta al ministro de Exteriores, Héctor Timerman,
para que presente, a su vez, una protesta diplomática y denuncie a Gran
Bretaña en la oficina del Tratado Antártico a Gran Bretaña. «El Tratado Antártico
ha congelado los reclamos de soberanía», observa. «Por eso –continúa–
corresponde denunciar este tipo de actos que designan territorios con el
nombre de la soberanía del viejo imperio como si estuviéramos en las
peores épocas del colonialismo».
«Enérgico repudio»
También el radical Ricardo Gil Lavedra manifestó su «más enérgico repudio» y calificó de «nuevo desprecio por parte del Reino Unido a la disputa de soberanía en el Stlántico Sur» que mantienen Argentina y Gran Bretaña.
El regalo de William Hague a la reina
durante una visita de la soberana a su ministerio, se recibió en Buenos
Aires como un insulto. La zona hasta ahora no tenía nombre, cubre una
tercera parte de lo que los británicos denominan Territorio Antártico
Británico y es casi dos veces el tamaño del Reino Unido.
El diario «La Nación» resumía: «La decisión del Gobierno
británico no tiene mayor influencia desde el punto de vista geopolítico,
ya que desde 1959 existe el Tratado Antártico, que puso bajo un
paraguas la disputa de ese territorio y limita esencialmente la
actividad en la Antártida a la cooperación científica. Pero Londres
emitió este gesto como un "regalo" a la reina por el 60° aniversario de
su reinado».
Para el matutino esto podría ser un precedente, «el nuevo
nombre de Tierra de la Reina Isabel figurará en todos los mapas
británicos, y otros países podrían seguir su ejemplo. Aunque en la
práctica es una decisión que sólo quedaría encuadrada al ámbito
británico y no tendrá mayor influencia para la diplomacia
internacional».
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