20 diciembre, 2012

Malestar en Argentina por bautizar «Tierra de la Reina Isabel» a una parte de la Antártida

Internacional

El Senado rechaza la decisión británica por considerarla una provocación. Buenos Aires reivindica la soberanía de ese territorio

El Reino Unido ha conseguido lo que parecía imposible en Argentina: unir al oficialismo y a la oposición. ¿El motivo? No podía ser otro que una condena a la decisión del Gobierno británico de bautizar «Tierra de la Reina Isabel» a un sector de la Antártida que reivindica como propio Argentina. El Senado argentino declaró, por unanimidad, rechazar la decisión de Londres al considerarla una auténtica provocación porque, «desconoce la historia argentina» que «considera a esta parte del territorio como propia». En simultáneo, la Cámara Alta ratificó la soberanía sobre el archipiélago de las Islas Malvinas.
El malestar por la decisión de Londres es general. Independiente de colores e ideologías, cualquier gesto o manifestación británica que roce el tema Malvinas genera crispación y abre las heridas de una guerra de la que este año se cumplieron treinta años. Eso explica el frente común de oficialismo y oposición dentro y fuera del Poder Legislativo.

Federico Pinedo, senador del Pro (Propuesta Republicana), partido al que pertenece Mauricio Macri –considerado un enemigo por Cristina Fernández– le envió una carta al ministro de Exteriores, Héctor Timerman, para que presente, a su vez, una protesta diplomática y denuncie a Gran Bretaña en la oficina del Tratado Antártico a Gran Bretaña. «El Tratado Antártico ha congelado los reclamos de soberanía», observa. «Por eso –continúa– corresponde denunciar este tipo de actos que designan territorios con el nombre de la soberanía del viejo imperio como si estuviéramos en las peores épocas del colonialismo».

«Enérgico repudio»

También el radical Ricardo Gil Lavedra manifestó su «más enérgico repudio» y calificó de «nuevo desprecio por parte del Reino Unido a la disputa de soberanía en el Stlántico Sur» que mantienen Argentina y Gran Bretaña.
El regalo de William Hague a la reina durante una visita de la soberana a su ministerio, se recibió en Buenos Aires como un insulto. La zona hasta ahora no tenía nombre, cubre una tercera parte de lo que los británicos denominan Territorio Antártico Británico y es casi dos veces el tamaño del Reino Unido.
El diario «La Nación» resumía: «La decisión del Gobierno británico no tiene mayor influencia desde el punto de vista geopolítico, ya que desde 1959 existe el Tratado Antártico, que puso bajo un paraguas la disputa de ese territorio y limita esencialmente la actividad en la Antártida a la cooperación científica. Pero Londres emitió este gesto como un "regalo" a la reina por el 60° aniversario de su reinado».
Para el matutino esto podría ser un precedente, «el nuevo nombre de Tierra de la Reina Isabel figurará en todos los mapas británicos, y otros países podrían seguir su ejemplo. Aunque en la práctica es una decisión que sólo quedaría encuadrada al ámbito británico y no tendrá mayor influencia para la diplomacia internacional».

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