17 diciembre, 2012

Mercosur, Paraguay y la "cláusula democrática": El fin y los medios

Mercosur, Paraguay y la "cláusula democrática": El fin y los medios

Mercosur
Por Jesús Ruiz Nestosa
Cuando se habló de la famosa “cláusula democrática” en los tratados del Mercosur y la obligatoriedad de que los países que lo constituían: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (así, por orden alfabético), nos hubieran advertido de las ideas que tenían sus fundadores al respecto, así no nos metíamos en discusiones estériles que solo aportan un desgaste enorme de energías.
Cuando se decidió suspender a nuestro país, Paraguay, por haberse hecho uso de una atribución contemplada en la Constitución Nacional, el presidente uruguayo, Pepe Mujica, dio una explicación capaz de helarle el corazón a cualquiera. Dijo que “las razones políticas primaron sobre las razones jurídicas”. Las cosas han quedado, desde entonces, totalmente claras y transparentes. Las herramientas que utilizarán nuestros vecinos fueron puestas en evidencia. A partir de ese momento muy bien podrían pedir suprimir el Poder Judicial del aparato de gobierno y reducirlo nada más que a tribunales minúsculos destinados a juzgar a ladrones de gallinas. 

El señor Mujica pretende impresionarnos con un gesto a favor de la transparencia y una pose anticorrupción –y esto es justamente lo que deseo decir con “pose”– viviendo en una granja, como un sencillo granjero de los que abundan en su país. Pero al mismo tiempo es como el gesto de Lugo que acudía a su despacho de Presidente de la República con sandalias y camisa fuera del pantalón, todo lo contrario de cuando visitaba a las jovencitas de San Pedro con sus galas de obispo y las joyas correspondientes.
Si con todo descaro se prescindirá de la legalidad, del ámbito de la ley para hace primar sobre ella los intereses que tengan en ese momento y alegar “razones políticas”, sería mucho más efectivo admitir, sin disimulo ni vergüenza alguna que ellos creen que el fin justifica los medios. ¿No es esto, acaso, lo que hicieron al suspender a nuestro país del Mercosur y de la Unasur? Brasil y Argentina tenían mucho interés en que Chávez (no hablemos de Venezuela) entrara en el bloque y que no podía hacerlo porque Paraguay le negaba tal posibilidad. El camino a seguir estaba señalado. Quizá se haya debido a la avanzada edad de Pepe Mujica lo que facilitó utilizarlo como carne de cañón y empujarlo a dar las razones vergonzosas que esgrimió entonces: los intereses políticos están por encima de los principios de la legalidad.
El tiempo ampliaría esta mascarada que realizaron los integrantes del Mercosur ya que a las pocas semanas Bolivia y Ecuador, los otros países de la rosca bolivariana, expresaron su deseo de ingresar al bloque. ¿Cuál es la intención? ¿Copar la institución como una manera de infiltrar todas las instituciones posibles que tengan que ver con el manejo de los temas y los problemas del continente? ¿Seguían de este modo las instrucciones del principal estratega del “socialismo del siglo XXI”, Hugo Chávez? ¿Es mera coincidencia que todos ellos se hayan apresurado a viajar a Cuba para visitar al enfermo y llevarle su gesto de solidaridad?
En cualquier país realmente democrático, donde se respeten la pluralidad y las instituciones de un gobierno legítimamente constituido y basado en los principios de la democracia, las declaraciones de Pepe Mujica hubieran sido motivo de escándalo, hubieran provocado el rechazo de ese sector de la ciudadanía que cree todavía en el necesario equilibrio de los tres poderes para garantizar los derechos de la población o, por lo menos, hubiera sido causa de una estentórea carcajada si no fuera porque en este caso, el daño que han provocado es muy grave.
Es cierto que el Mercosur nunca funcionó; no por lo menos para nosotros que debido a razones geográficas debemos soportar los abusos y las extralimitaciones de nuestros vecinos. Pero el golpe de gracia se lo acaban de dar Argentina, Brasil y Uruguay al responder, exclusivamente, a sus intereses políticos, sintetizados en la poco feliz explicación dada por el presidente uruguayo. A partir de aquí, independientemente de lo que puedan ellos resolver respecto a nuestro país como integrante del Mercosur y de Unasur, creo que será imposible –o al menos sumamente difícil– querer resucitar al muerto. Kirchner, Roussef y Mujica han dado muestras de su pensamiento parcialista y totalitario. La destitución de Lugo fue nada más que un pretexto que se les sirvió en bandeja. Pero de la misma manera hubieran actuado, antes o después, con o sin Lugo. No hay que ser ingenuos ni dejarse engañar por declaraciones tan peligrosas como la que ha hecho Mujica.

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