Apenas y se cumplían 24 horas de
que Enrique Peña Nieto protestara como Presidente de los mexicanos, y
en el simbólico Alcázar del Castillo de Chapultepec el nuevo Mandatario
atestiguó la firma del llamado "Pacto por México", que signaron el
naciente gobierno y los tres principales partidos políticos; PRD, PAN y
PRI.
Y es que parece que debió regresar el PRI al poder presidencial para
hacer posible "la vuelta de tuerca" que permitió decantar la enana,
fatua y mediocre clase política que nos gobernó en los últimos 12 años. Y
al mismo tiempo salió a la superficie lo mejor de las viejas y nuevas
generaciones de políticos mexicanos.
Así nació lo que podría ser la nueva clase política; un puñado de
políticos visionarios que –sin declinar sus diferencias y sus problemas
internos--, se aventuraron a remover los mitos, las filias y fobias
–además de los intereses de partido y de grupo--, a favor de acuerdos y
reformas para que México se convierta en una sociedad de derecho;
fomentar el crecimiento económico, hacer realidad la seguridad y la
justicia y, sobre todo, incrementar la transparencia y la rendición de
cuentas.
Pero vale preguntar. ¿Qué significa que los líderes del PRI, PAN y PRD hayan alcanzado ese acuerdo histórico?
1. Significa que está muerto el viejo PRI, por lo menos como lo
conocimos hasta el año 2000. Significa que con el gobierno de Peña Nieto
nace una nueva concepción del PRI; uno comprometido con la democracia,
la transparencia, los acuerdos, la pluralidad y, sobre todo, con el
interés fundamental de los ciudadanos.
2. Significa que el PAN –y que panistas como Josefina Vázquez Mota y
Santiago Creel, entre muchos otros--, entendieron el tamaño del fracaso
de su primer arribo al poder presidencial. Entendieron que ya en Los
Pinos, el PAN perdió toda su genética democrática y que, por desgracia
para el panismo, el partido azul dejó salir "al priista que todos
llevaban dentro".
3. Y acaso la señal mas importante –y seguramente por eso el discurso
más profundo, contundente y el más aplaudido--, fue de la representación
de la izquierda mexicana. Y es que Jesús Zambrano y "Los Chuchos"
llegaron con vida política suficiente --al Alcázar del Castillo de
Chapultepec--, no sólo para derrotar a los demonios de la izquierda
radical, conservadora y retardataria que se adueñó del PRD, sino para
anunciar la buena nueva de que el partido amarillo le apuesta a la
izquierda moderna.
Y es que, por increíble que parezca, el llamado Pacto por México se
facilitó gracias a los excesos de un político locuaz como Andrés Manuel
López Obrador, quien por más de una década secuestró al más importante
partido de la izquierda mexicana –al PRD--, hasta llevarlo al extremo
radical y conservador que vimos el sábado, cuando un puñado de fanáticos
mostraron el México y los liderazgos políticos que muy pocos quieren;
el de la violencia, el odio, la barbarie, el vandalismo, la sinrazón y
las rancias expresiones guerrilleras.
Y un ex guerrillero, como Jesús Zambrano --al que dio por muerto el
viejo PRI represor y autoritario, hoy es presidente del principal
partido de la izquierda--, mostró lo inservible de la violencia para
lograr el cambio. Y no sólo firmó el Pacto por México y no sólo asumió
los riesgos de ese pacto, sino confirmó que la política, el diálogo y el
acuerdo son las modernas armas para el cambio. En su calidad de
presidente del PRD y de ex guerrillero, Zambrano ejemplificó la
evolución política de la democracia mexicana y que en el México del
nuevo siglo la política, el diálogo, el acuerdo y la negociación son las
divisas para hacer posible un México mejor.
Pero además, a la violencia lopezobradorista, los principales partidos
respondieron con acuerdos, diálogo y negociación. A los partidos
familiares, nada democráticos, unipersonales, familiares y anticuados,
el PRI, PAN y PRD respondieron con la premisa que hizo posible el
Acuerdo por México; los cambios que requiere el país no los puede hacer
un solo partido, y menos un solo hombre. Son posibles con el acuerdo y
la participación de todos. Y esas, nos guste o no, son palabras mayores.
Y vale recordar que el Acuerdo por México es histórico –por el momento
en el que se produce--, pero no es inédito. En los primeros meses del
gobierno de Ernesto Zedillo, en el mismo lugar y con algunos de los que
ayer se comprometieron, se firmó otro pacto similar, que dio origen a la
gran reforma electoral de 1996-1997. Al tiempo.
En el camino
Por cierto, entre los artífices del acuerdo están, Miguel Osorio,
Santiago Creel y Carlos Navarrete. Y, como queda claro, posponemos el
tema de la señora Gordillo. |
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