13 diciembre, 2012

Peña-Gordillo: ¿lucha libre o nueva manera de negociar?. Leo Zuckermann

Apropósito de mi columna de ayer sobre la reforma educativa, un lector me mandó el siguiente comentario: “¿Ya sabías de la reunión Peña Nieto-Gordillo a la hora de escribir tu artículo? Todo es en consenso y además es lo correcto, lo demás es circo mediático y espectadores inocentes. ¿No has visto nunca las luchas?” Supongo que se refiere a la lucha libre donde el show está arreglado de antemano: los luchadores suben al ring para dizque pelearse y así divertir al público, pero en realidad están siguiendo un guión acordado.


Sobre la reunión que menciona, retomo lo que escribió ayer Jorge Fernández Menéndez en Excélsior: “El viernes, el presidente Peña Nieto y Elba Esther Gordillo estuvieron reunidos a solas durante cuatro horas, analizaron todos y cada uno de los puntos de la iniciativa que se presentó el lunes siguiente. Toda la reforma tuvo el respaldo del sindicato magisterial”. El propio secretario de Educación, Emilio Chuayffet, declaró que la iniciativa le fue previamente anticipada a la maestra. Por su parte, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) publicó un posicionamiento donde “reconoce y valora” la reforma educativa anunciada; además presume que la iniciativa de enmienda constitucional recoge “propuestas que a lo largo del tiempo han formulado los maestros a través de su organización gremial, algunas ya iniciadas y otras en proceso, que con el rango de reforma constitucional que ahora se les otorga, adquieren la dimensión y alcance que se reclama”. El documento agrega que hay quienes “buscan generar la percepción de una ruptura o un enfrentamiento entre el SNTE y el gobierno federal. No vamos a caer en esa provocación absurda”.
Así que no hay ruptura y la reforma fue negociada entre el gobierno y el sindicato. Muy bien. Pero esto es muy diferente a decir que Peña y Gordillo pactaron una lucha a dos de tres caídas sin límite de tiempo, para el deleite de un público ávido de ver un buen enfrentamiento al principio del sexenio, y donde el primer episodio de la lucha la ganó el Presidente haciéndole una llave maestra a la maestra como habían acordado.
No lo creo. Evidentemente hubo pláticas entre gobierno y sindicato al más alto nivel y al final el SNTE cedió y apoyó la iniciativa de reforma constitucional. Lo que me parece es que la manera en que se llevaron a cabo estas negociaciones sí marca una diferencia con el pasado.
Durante las épocas de los gobiernos panistas, la maestra Gordillo llegaba a Los Pinos y dictaba las condiciones. Por increíble que parezca, los presidentes accedían a sus demandas. Nunca en la historia contemporánea del sindicalismo mexicano, la líder de un gremio acumuló tanto poder en tan poco tiempo. La maestra y su sindicato no sólo controlaban la educación en el país sino también otras instituciones gubernamentales con cuantiosos recursos como el ISSSTE, el Fovissste y la Lotería Nacional.
Si es verdad que el viernes se reunieron Peña con Gordillo, pues ésta llegó a Los Pinos con un poder disminuido. Primero, con un secretario de Educación Pública que no pudo vetar. Segundo, con una subsecretaria de Educación Básica que no era ni su familiar ni empleada sino una académica crítica que pensaba que “el gran problema del rezago de la educación en México se debía al pacto corporativo” que mantenía el SNTE con el gobierno. Tercero, Gordillo arribó ya sin puestos gubernamentales importantes, con sus respectivas partidas presupuestales y puestos de trabajo, controlados por aliados suyos en instituciones tan importantes como el ISSSTE y la Lotería Nacional. Así entró la maestra el viernes pasado a negociar con el Presidente. Supongo, en este sentido, que fue Peña el que dictó los términos de la negociación y no al revés como en el pasado. Eso no es una lucha libre sino una nueva manera de negociar por parte del gobierno.
Ahora bien, tampoco lancemos las campanas a vuelo antes de tiempo. Como bien dice Carlos Loret, Gordillo “tiene experiencia en eso de jugar dobles juegos. Puede estar en público apoyando la iniciativa, pero frenándola en privado. Habrá que estar al pendiente de las señales, pues puede obstaculizarla de diversas maneras”. Efectivamente, pero, por lo pronto, el mensaje es que su poder va a la baja. O para ser más precisos: que el gobierno quiere regresarla al lugar donde le corresponde estar: defendiendo los intereses sindicales de los maestros, no administrando la educación del país, mucho menos otras instituciones gubernamentales.

No hay comentarios.: