04 enero, 2013

A partir del lunes, de vuelta a la realidad. ¿Qué hacer ante ella? ¿Lo mismo de siempre?

A partir del lunes, de vuelta a la realidad. ¿Qué hacer ante ella? ¿Lo mismo de siempre?

Empieza otro ciclo alimentado por la esperanza sexenal que conocemos; de no tener consciencia de lo que debemos hacer.

Ángel Verdugo
Al período ofensivo de cuasi holganza total –“Lupe-Reyes”–, legitimado ya como resultado de imponer nuestra inveterada (Antigua, arraigada) disposición y capacidad para la holganza, no obstante una realidad que no cesa de decirnos por todos los medios que debemos trabajar con elevados niveles de productividad para mejorar la calidad de vida y reducir la pobreza y la marginación, le quedan dos días, mañana sábado y el domingo.


Una vez agotado este prolongado período durante el cual la pachanga y las celebraciones diversas hacen que nos olvidemos del trabajo, deberemos regresar a lo de siempre, a “torear” la realidad, a “perseguir la chuleta” y a pretender vivir en un México que “está en el mejor período de su historia” como dijera el va a Harvard.
Desde hace buen tiempo, el proceso de degradación sistemática de la capacidad del país y su economía para generar los empleos que la composición demográfica exige, a pocos parece preocupar; no sólo es ignorado y sus efectos negativos minimizados, sino que priva una visión casi idílica de la situación económica, y no pocos hacen como si la incertidumbre que nos amenaza, no existiera.
Ante esto, que el resto del mundo reconoce y al cual dedica recursos en montos impensables para combatirlo, no falta entre nosotros el que valido de una bola de cristal encuentra predicciones casi idílicas y también, que alguien (cuya seriedad y objetividad está fuera de duda) acepte, extrapolando un texto de una revista inglesa, que la situación actual de México está, como diría Brozo, casi de folículos pilosos.
La seducción que ejercen las cifras de un crecimiento mediocre e inercial cuyos beneficios están muy lejos de las necesidades reales fijadas por nuestra realidad demográfica, económica y social, es digna de comentarse. Asimismo, la agregación de cifras en el orden mundial lleva a algunos a concluir en un juego peligroso por el espejismo que podría cegarnos, que los peligros producto de un andamiaje jurídico caduco y tanto problema estructural que nos impide crecer, desaparezcan.
Bueno sería entonces, dado el panorama que el agregado mundial dibuja en la revista inglesa The Spectator, fuéremos cautos para elaborar alguna conclusión acerca de la situación actual de México y su futuro con base sólo en lo ahí planteado. Es claro, si realizáremos la obligada desagregación, que el futuro que vislumbraríamos para México sería otro.
La realidad, como hemos dicho una y otra vez, hay que reconocerla y de ella partir; la agregación, tan común y necesaria en una artículo de opinión, debe ser acompañada y matizada cuando se trata de “bajar” el juicio expresado al orden nacional, por las especificidades del país; esto, para evitar la subjetividad o trasladar mecánicamente juicios que, si bien en el orden planetario son correctos, cuando se enfrentan a la cruda realidad de un país como el nuestro, podrían resultar insostenibles.
Este lunes 7, empieza otro ciclo alimentado por la esperanza sexenal que conocemos; de no tener consciencia de lo que debemos hacer y además, de que hay que hacerlo rápido y sin vacilación alguna, corremos el riesgo de caer en lo visto cada seis años: la inacción y complacencia frente a las causas que nos impiden crecer.
Nuestra realidad, entendámoslo por favor, ya no requiere más adjetivos; urge su imperativa y urgente transformación. Por eso pregunto, dada la gravedad de los problemas, ¿la realizaremos?

No hay comentarios.: