04 enero, 2013

Borrón y cuenta nueva

José Rubinstein

El inmoral e irresponsable ejercicio del poder por parte de gobernantes que se han servido con el cucharón, bien merece un espacio sobresaliente dentro de la conocida praxis del borrón y cuenta nueva.
El martes pasado, iniciando 2013, Arturo Núñez rindió protesta como gobernador de Tabasco, sucediendo a Andrés Granier, criticablemente ausente en la transmisión del poder, quien sigilosamente horas antes abordó un avión privado con destino a su residencia en Miami. Núñez recibió vacías las arcas del estado y la deuda pública de la entidad que seis años atrás oscilaba en 450 millones de pesos, hoy asciende a diez mil 135 millones de pesos, sin considerar otros 850 millones adeudados a la CFE. Declaró el nuevo gobernador: “A quienes le robaron a Tabasco, a esos no les espera el disfrute de rentas mal habidas, les espera todo el peso de la ley, les espera la cárcel… Tabasco tiene una economía arruinada y finanzas públicas destrozadas”.


El 8 de diciembre pasado, Juan Sabines transmitió, también en ausencia, el poder en Chiapas a Manuel Velasco. Las arcas del estado igualmente se encontraron vacías y la deuda pública estimada sobrepasa ¡40 mil millones de pesos! cuando seis años atrás ésta era de 881 millones de pesos. En lo personal, mucho me sorprende la realidad de Chiapas, dos días antes de la asunción de Velasco, constaté la excelente relación entre el mandatario saliente y el entrante, además de confirmar la popularidad de Juan Sabines. Por lo pronto, la Federación ya apoquinó 700 millones de pesos para que Chiapas afronte salarios y aguinaldos de trabajadores y maestros.
El nuevo gobierno federal se estrena repartiendo dinero a diversos estados prácticamente en quiebra técnica, principalmente a Zacatecas que recibió 850 millones de pesos, a Michoacán que se le condonaron 900 millones por concepto de ISR y a Guerrero que se le liberaron cuatro mil millones retenidos.
Tal parece que los gobiernos de los estados se mandan solos, los descomunales endeudamientos de los últimos 12 años son grotescos y si añadimos los ingresos extra por excedentes petroleros, más lo son. En 2000 la deuda pública de los estados ascendía a 90 mil 409 millones de pesos y a junio 2012, la misma alcanzó 404 mil millones de pesos, sin considerar partidas secretas.
La deuda pública de Nuevo León con Rodrigo Medina por ¡49 mil 300 millones de pesos! es seriamente preocupante.
En Michoacán la deuda pública según el gobernador César Vallejo es la más enorme, inaudita y grave del país. Se deben 43 mil millones de pesos, de los cuales casi 39 mil millones supuestamente fueron heredados por el gobierno de Leonel Godoy, quien insiste haber dejado una deuda por 16 mil millones de pesos.
Y así podríamos referirnos en específico a prácticamente cada estado de la República: al DF cuya deuda es de 56 mil 232 millones de pesos, al Edomex con 38 mil 195 millones, a Jalisco con 26 mil 700 millones, a Veracruz donde se especula que la deuda puede rebasar ¡50 mil millones!, etcétera.
Más vale tarde, la primera iniciativa preferente aprobada por el Congreso de la Unión corresponde a la Ley General de Contabilidad Gubernamental, la cual intentará transparentar y armonizar la información financiera relativa a la aplicación de recursos públicos en los tres distintos órdenes de gobierno.
Pregunto: a quienes inmoral e irresponsablemente han gobernado ¿se les aplicará el consabido borrón y cuenta nueva?

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