DIEGO SANCHEZ DE LA CRUZ
Existe otro camino, que es el de la “austeridad pública”. En este caso, los ajustes se vuelcan por el lado de la rebaja de los presupuestos estatales, por lo que el déficit se cierra a partir de ajustes en el gasto público. En esta categoría entran muchos menos países, aunque el ejemplo más recurrente es el de Estonia.
¿Qué alternativa tiene mejor resultado? Acudamos a los expertos para determinarlo. El Profesor de Harvard Alberto Alesina evalúa desde hace años los resultados de las políticas de estabilización enfocadas en el reto de equilibrar las cuentas públicas. Ya en 2007, en un trabajo publicado junto a Silvia Ardagna, Alesina demostró que, entre 1970 y 2007, aquellos países que lucharon contra el déficit bajando el gasto público salieron antes de la crisis que aquellos países en los que el ajuste se basó en las subidas de impuestos.
Para actualizar su informe, Alesina publicó en 2012 un nuevo trabajo, firmado junto con Carlo Favero y Francesco Giavazzi y centrado esta vez en las 17 economías desarrolladas que, de acuerdo con el FMI, enfrentaron este tipo de complicaciones entre 1980 y 2005. De nuevo, la conclusión fue que aquellos países que redujeron el peso del Estado en la economía consiguieron salir rápidamente de la crisis, al contrario del estancamiento que sufrieron los países que eligieron atajar sus problemas presupuestarios por la vía de la subida de impuestos.
Numerosos analistas han recordado el trabajo de Alberto Alesina en los últimos meses: desde Veronique de Rugy en Estados Unidos a Juanma López Zafra en España. Lamentablemente, parece que a ambos lados del Atlántico seguimos empeñados en repetir los errores del pasado. Quizá eso explica que ocho de cada diez intentos de reducir el endeudamiento público acaben en fracaso, como han demostrado recientemente Kevin Hassett y Andrew Biggs.
En adelante, sería deseable que nuestros dirigentes echen un vistazo a los informes citados. Una consolidación presupuestaria lograda por la vía de la “austeridad privada” difícilmente lleva a una recuperación económica. Por el contrario, una consolidación presupuestaria basada en la “austeridad pública” sí nos acerca a una recuperación efectiva.
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