04 enero, 2013

El Papa pidió regular más el sistema financiero

El Papa pidió regular más el sistema financiero

Por Bertie Benegas Lynch
A propósito de la tradicional misa de año nuevo que celebró el Papa Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro, el Sumo Pontífice condenó las desigualdades entre ricos y pobres, tema asociado al discurso sobre la equitativa distribución de la riqueza.
Es indispensable comprender que la riqueza no es algo estático, no se distribuye sino que se crea. En la época pre-industrial, la expectativa de vida del hombre rondaba los 25 años y se vivía en condiciones desesperantes. El crecimiento comparativo de la calidad de vida desde el siglo XVIII ha sido gracias a que la problemática de la pobreza no fue abordada con un enfoque de suma cero respecto de la riqueza. Han prevalecido la creación de condiciones e incentivos necesarios para el desarrollo del individuo, la búsqueda de su interés personal y el cuidado de entornos de libertad que favorece el efecto multiplicador de la cooperación social.
Como ha demostrado la historia, la forma de mejorar la condición del hombre es a través de la inversión de capital incentivado por las perspectivas de progreso de la gente mediante la seguridad jurídica y respeto por el fruto del trabajo y las ganancias.

La movilidad social en los países más avanzados, no se debe a que en esos sistemas se distribuyan más equitativamente la riqueza, sino a que propician el clima necesario para su creación.
La solidaridad ciertamente tiene un papel fundamental en la cooperación social. Pero la ayuda a nuestros semejantes, implica comprometer nuestros propios recursos de forma libre y voluntaria. Muchas veces se recurre al gobierno para hacer "caridad" con el fruto del trabajo ajeno violando los valores cristianos más elementales. Los países con mayor grado de respeto a los principios del derecho y la propiedad privada, son aquellos que tienen antecedentes de ser más genuinamente solidarios. En contraposición a estos casos, se encuentran aquellas sociedades que, acostumbradas a ser espoliadas por los gobiernos en nombre de una malentendida solidaridad y equidad, abandonan un gran espacio de compromiso individual con el prójimo.
Arrogancia
El retraso económico que sufren muchos países del mundo y la actual crisis de los llamados desarrollados, se deben a que, como bien supo explicarlo el premio Nobel en economía, F. A Hayek, los gobiernos progresivamente han avanzado con ánimo arrogante sobre los planes de vida y recursos de la gente con consecuencias fatales.
Es importante subrayar también que la desigualdad es parte de la condición humana y un factor necesario para el intercambio y la cooperación social. La única igualdad a la que una sociedad debe aspirar, es la igualdad ante la ley. Toda igualdad que se pretenda ejercer a través del gobierno (léase, por la fuerza), necesariamente implica una desigualdad ante la ley, en otros términos, una lesión de derechos.
En el mismo mensaje el Papa abogó para incrementar las regulaciones en el mercado financiero. Ante un problema, para tomar medidas correctivas, es importante un buen diagnóstico. Difícilmente se logre corregir el rumbo acentuando las mismas políticas que causaron el problema. La crisis financiera global tiene origen en las fenomenales regulaciones del gobierno en el mercado financiero. La manipulación de la tasa de interés ha causado estragos enviando al mercado señales falseadas desorientando así las inversiones de largo plazo hacia proyectos aparentemente rentables cuando en realidad no lo eran. Bancos centrales, estimularon a los bancos privados a financiar estos proyectos que, luego del crack, se decidió nacionalizar (es decir, que las pague el contribuyente) toxic assets o incobrabilidades de los bancos ineficientes e imprudentes. No ocurriría esto si los gobiernos no se hubieran transformado en adiposos monstruos expansivos cuyos gastos estructurales son insostenibles. Dichos gastos debe afrontarlos coactivamente el sector privado soportando una asfixiante carga tributaria, pagos de endeudamientos que comprometen generaciones presentes y futuras y pérdida del poder adquisitivo producto de la falsificación gubernamental de la moneda. En resumen, el monopolio del dinero y el crédito es lo que permite a los gobiernos perpetrar semejante estafa.
Paralelamente al ejercicio de la solidaridad bien entendida, para mejorar la condición de los más necesitados, se deben crear los estímulos arriba expuestos. Es vital tener muy presente que el gobierno no posee nada. Todo lo que el gobierno da, se lo ha quitado coactivamente a alguien. Por esa razón es importante velar permanentemente por los límites al poder en el marco de un gobierno limitado.

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