Luis González de Alba
Un
estudio de la Universidad Rice publicado la semana pasada se suma al clamor
mundial: la prohibición de las drogas fracasó. Punto final: no se han
dejado de consumir y han traído algo peor que un joven adicto y es lo que vemos
en México: cárteles que se fragmentan entre balaceras, grandes capos detenidos
o muertos en acción por las fuerzas armadas dejan un vacío de poder que lleva a
guerras internas.
Y
así distraemos recursos y fuerzas para combatir lo que sí nos afecta,
que no es la marihuana ni la coca, sino el secuestro, el asalto a mano
armada, el cobro de “protección”, el homicidio.
“Mientras
México y los Estados Unidos han dado saltos en sus esfuerzos por controlar y
quizá vencer los cárteles de la droga mexicanos, crecientemente violentos, los resultados
de tales esfuerzos siguen en duda y ninguna panacea está a la vista, pero la
prohibición ha probado, una vez más, ser un fracaso”, según publicación del
Instituto Baker para Política Pública de la Universidad Rice.
El
artículo sigue la pista a los orígenes y crecimiento de los cárteles mexicanos.
Su título es devastador: “Cartels, Corruption and Carnage in the Calderón Era”,
del sociólogo William Martin.
“Un
observador con profundos lazos y experiencia personal tanto en Estados Unidos
como en México comparó el conflicto entre los cárteles y entre cárteles y
gobierno a una competencia deportiva: los espectadores, tanto en el gobierno
como en la población, pueden llevar puntajes conforme se ganan o pierden
competencias individuales y según los equipos suban o bajen en sus posiciones,
pero sin importar el tesoro gastado y el daño hecho, las drogas siguen
siendo todavía deseadas, abastecidas y vendidas.
Y
mientras las sociedades y sus gobiernos traten el uso de drogas como un
crimen y no como asunto de salud pública, el juego mortal continuará,
temporada tras temporada…”
Es
lo que hemos visto en México durante estos años: las matanzas entre capos han
alcanzado una ferocidad sin límite: cadáveres colgados de puentes y con
muestras de tortura porque se trataba de informantes descubiertos, de
competidores atrapados al invadir una zona de otro cártel o sospechosos de
traiciones a sus capos.
No
son muertes en balaceras diarias entre narcos, sino aviso de lo que espera al
invasor. De ahí la especial saña en el mensaje.
El
análisis se enfoca de manera especial en los esfuerzos realizados por el
presidente Felipe Calderón durante su sexenio.
“A
pesar de que Calderón acudió a las fuerzas militares, su guerra contra los
cárteles parece haber exacerbado la violencia”, dice el autor. Está claro en el
estudio, como para la inmensa mayoría de los mexicanos, que la violencia se ha
incrementado entre los diversos cárteles que, en tiempos de mayor acoso, acuden
a más bestial intimidación para advertir a los propios de traiciones y a los
contrarios de los riesgos al intentar expansiones de territorio.
Para
revertir la tendencia, el estudio recomienda al gobierno mexicano trabajar para
cambiar la mentalidad de guerra a la de combate al crimen y reducir el papel de
la milicia mientras se refuerza el de la policía. Lo mismo que muchos expertos
mexicanos han recomendado: Dejad que los narcos vendan su hierba…
parafraseando al fabricante de vino a partir de simple agua.
Luego
la Universidad Rice sigue por donde ya todos sabemos: “Se debe seguir
construyendo y reforzando un servicio civil profesional, la ley y el sistema
judicial, desde los niveles locales hasta el federal, con medidas efectivas
para prevenir, identificar, enjuiciar y castigar la corrupción y la
violación de los derechos ciudadanos”… Sí, sí, sí… ¿Qué haríamos sin los
sociólogos de la Rice University?
Y
más hilo negro: “Esto involucra mejoras en el pago, mayores exigencias de
educación, filtrado vigilante y reforzamiento continuo de valores y actitudes
apropiados. Por supuesto, es una tarea enorme e intimidante. Los Estados Unidos
pueden ofrecer asistencia, pero el trabajo deberán hacerlo los mexicanos”. Pues
sí.
Luego
propone que ambos países mejoren sus oportunidades de educación y empleo para
que en particular los jóvenes no…
A
mí ya me ganó el tedio… Pero una conclusión es inevitable: hay acuerdo mundial en que la
prohibición de las drogas es un fracaso en todos sus frentes y es, además,
doble: no se han dejado de consumir y su combate ha producido niveles de
violencia entre los narcos enemigos y entre éstos y las fuerzas que los
persiguen con frecuentes víctimas inocentes.
Peor
aún, la distracción y pulverización de fuerzas del Estado nos dejan inermes
ante los delitos que sí nos afectan, como el secuestro, el asalto, el
asesinato.
“Finalmente,
ambos países (México y EU), en diálogo con otras naciones del hemisferio, de
Europa y otras partes, deberán examinar… “, ya, ya.
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