Juan José Rodríguez Prats
Todo es puerta/todo es puente. Octavio Paz
Es de esperar que, después del último y enésimo accidente del monopolio público Pemex, se realicen las reformas necesarias. Los monopolios son malos: los privados especulan con las necesidades del pueblo, concentran el ingreso y provocan injusticias; los públicos son ineficientes, derrochadores y corruptos. Los monopolios públicos tienen inclusive desventajas ante los privados. El objetivo de estos últimos es la ganancia. Los primeros ni siquiera eso tienen claro, son lentos en la toma de decisiones, los directivos cambian constantemente y muchas veces no encajan en el perfil, incurren en “empleomanía”, son fuente ostentosa de corrupción y víctimas del sindicalismo.
Lo cierto es que los usuarios o consumidores pagan los malos productos o los pésimos servicios. Hoy más que nunca se exige la reforma del sector energético y para ello tenemos que precisar diez conceptos para derrumbar mitos y mentiras.
1. Lázaro Cárdenas expropia la industria petrolera, no como un proyecto económico ni para apuntalar el desarrollo nacional, sino en defensa de la soberanía ante la resistencia de las empresas a acatar decisiones del Estado mexicano. Convoca además a la iniciativa privada para garantizar la oferta de energéticos. En el punto 106 del Plan Sexenal de 1934 se insiste en la necesidad de agregar valor al petróleo para generar empleos.
2. En materia económica dos ideas deben orientar al Estado: competencia y concurrencia. Así lo dijo Francisco J. Mújica, legislador destacado del Constituyente de 1917, al discutirse el actual artículo 28.
3. La producción de petróleo se desplomó después de la expropiación. Incluso se recurrió a la importación para satisfacer las necesidades nacionales. Hasta 1973 se logró una producción similar a la de 1921 (200 millones de barriles al año).
4. El artículo 27 —la nación tiene el dominio directo “del petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos…”— se contradice con el 25 y el 28 que incorporaron el malhadado concepto de “estratégico como exclusivo del Estado”. El único sustento para lo estratégico sería la autosuficiencia y hoy el país es dependiente en materia energética.
5. Empresas privadas realizan aproximadamente 60% de las actividades de Pemex. ¿Por qué entonces el celo de no acudir a otros esquemas más redituables, tanto en la extracción como en los procesos industriales?
6. Las empresas extranjeras serán las únicas beneficiadas si no se hacen las reformas, pues se seguirán aprovechando de nuestras carencias e insuficiencias.
7. Pemex tiene un enorme rezago tecnológico, pésimos esquemas financieros y 152 mil trabajadores, cantidad sobrada en comparación con otras empresas. Su ineficiencia es patente en las empresas de refinación que se “tragan” miles de millones de pesos. La capacidad del Instituto Mexicano del Petróleo es otro de los grandes mitos.
8. Andrés Manuel López Obrador, quien dice defender el petróleo —ironías de nuestra veleidosa política—, ha impedido cuantiosas inversiones en Tabasco. Su “industria de la reclamación” ha provocado extorsiones a Pemex desde hace varias décadas. La última es la de lanchas bloqueando los trabajos de una plataforma marítima.
9. Estados Unidos está apostando a su desarrollo energético para mejorar su economía, siendo cada día mayor nuestra dependencia con ellos en esta materia. Alfonso Reyes se quedó corto en su vieja idea de que México llegó tarde al banquete de la civilización, también hemos llegado tarde al del desarrollo.
10. Competencia tiene una doble connotación; además de ser pericia y aptitud, es capacidad para contender, características indispensables en un mercado globalizado.
Seguir lamentándonos de las enormes deficiencias y carencias de Pemex y no hacer nada es abusar del ya tradicional masoquismo mexicano.
Es de esperar que, después del último y enésimo accidente del monopolio público Pemex, se realicen las reformas necesarias. Los monopolios son malos: los privados especulan con las necesidades del pueblo, concentran el ingreso y provocan injusticias; los públicos son ineficientes, derrochadores y corruptos. Los monopolios públicos tienen inclusive desventajas ante los privados. El objetivo de estos últimos es la ganancia. Los primeros ni siquiera eso tienen claro, son lentos en la toma de decisiones, los directivos cambian constantemente y muchas veces no encajan en el perfil, incurren en “empleomanía”, son fuente ostentosa de corrupción y víctimas del sindicalismo.
Lo cierto es que los usuarios o consumidores pagan los malos productos o los pésimos servicios. Hoy más que nunca se exige la reforma del sector energético y para ello tenemos que precisar diez conceptos para derrumbar mitos y mentiras.
1. Lázaro Cárdenas expropia la industria petrolera, no como un proyecto económico ni para apuntalar el desarrollo nacional, sino en defensa de la soberanía ante la resistencia de las empresas a acatar decisiones del Estado mexicano. Convoca además a la iniciativa privada para garantizar la oferta de energéticos. En el punto 106 del Plan Sexenal de 1934 se insiste en la necesidad de agregar valor al petróleo para generar empleos.
2. En materia económica dos ideas deben orientar al Estado: competencia y concurrencia. Así lo dijo Francisco J. Mújica, legislador destacado del Constituyente de 1917, al discutirse el actual artículo 28.
3. La producción de petróleo se desplomó después de la expropiación. Incluso se recurrió a la importación para satisfacer las necesidades nacionales. Hasta 1973 se logró una producción similar a la de 1921 (200 millones de barriles al año).
4. El artículo 27 —la nación tiene el dominio directo “del petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos…”— se contradice con el 25 y el 28 que incorporaron el malhadado concepto de “estratégico como exclusivo del Estado”. El único sustento para lo estratégico sería la autosuficiencia y hoy el país es dependiente en materia energética.
5. Empresas privadas realizan aproximadamente 60% de las actividades de Pemex. ¿Por qué entonces el celo de no acudir a otros esquemas más redituables, tanto en la extracción como en los procesos industriales?
6. Las empresas extranjeras serán las únicas beneficiadas si no se hacen las reformas, pues se seguirán aprovechando de nuestras carencias e insuficiencias.
7. Pemex tiene un enorme rezago tecnológico, pésimos esquemas financieros y 152 mil trabajadores, cantidad sobrada en comparación con otras empresas. Su ineficiencia es patente en las empresas de refinación que se “tragan” miles de millones de pesos. La capacidad del Instituto Mexicano del Petróleo es otro de los grandes mitos.
8. Andrés Manuel López Obrador, quien dice defender el petróleo —ironías de nuestra veleidosa política—, ha impedido cuantiosas inversiones en Tabasco. Su “industria de la reclamación” ha provocado extorsiones a Pemex desde hace varias décadas. La última es la de lanchas bloqueando los trabajos de una plataforma marítima.
9. Estados Unidos está apostando a su desarrollo energético para mejorar su economía, siendo cada día mayor nuestra dependencia con ellos en esta materia. Alfonso Reyes se quedó corto en su vieja idea de que México llegó tarde al banquete de la civilización, también hemos llegado tarde al del desarrollo.
10. Competencia tiene una doble connotación; además de ser pericia y aptitud, es capacidad para contender, características indispensables en un mercado globalizado.
Seguir lamentándonos de las enormes deficiencias y carencias de Pemex y no hacer nada es abusar del ya tradicional masoquismo mexicano.
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