Los recortes al gasto sucederán, de una u otra forma, pero sucederán

Amy Payne

Se prevé que los recortes en el presupuesto federal más conocidos como “embargo de fondos” nos afecten en sólo 10 días. Sin embargo, los recortes debidos a estos embargos no son perfectos: son una herramienta imprecisa para la reducción del gasto, en lugar de un plan deliberado para establecer las prioridades, reducir los derechos a beneficios y provocar otros recortes del gasto. Pero es la ley.


Sería mejor sustituirlos por unos recortes más inteligentes, pero la realidad es que Washington tiene que empezar a reducir el gasto ya. Una reforma real de los programas y un presupuesto balanceado son el único modo de resolver nuestras continuas crisis fiscales. Así que es crucial que el Congreso mantenga su palabra y siga adelante con estos recortes del gasto para probar que se toma en serio la cuestión de llevar nuestro presupuesto hasta el balance durante los próximos 10 años.
Ahora que se está aproximando la fecha límite del 1 de marzo, el presidente está urgiendo al Congreso para que compense los recortes presupuestarios de los embargos de fondos con más subidas de impuestos.
Pero eso es simplemente inaceptable, como explica el analista de la Fundación Heritage Patrick Louis Knudsen, investigador titular de Asuntos Presupuestarios Federales adscrito a la donación Grover M. Hermann: “El presidente Obama ya se ha embolsado un aumento tributario de $618,000 millones, de modo que mantener el frente contra los impuestos es algo que se da por hecho”.
Aun así, los legisladores no se deberían dejar engañar por la retórica del presidente sobre un enfoque “balanceado” de los embargos de fondos o de cualquier otro tema presupuestario, pues eso simplemente querría decir que está buscando la forma de subir de nuevo los impuestos.
En cambio, deberían centrarse en el verdadero balance: balancear el presupuesto federal en los próximos 10 años. Presentar un presupuesto sería un buen comienzo, pero balancear realmente el presupuesto es la única forma de volver a poner al país en el buen camino. Knudsen explica que:
Tanto el gasto público como la deuda son demasiado elevados y eso amenaza a todos los americanos con una economía más débil y un nivel de vida más bajo. Se debe aprovechar cada oportunidad para reducir el gasto y poner al gobierno en el camino hacia un presupuesto balanceado. Todo lo que no sea eso es un camino hacia la derrota.
Necesitamos unos recortes del gasto que tengan como objetivo a los programas que, a su vez, necesitan reformas, es decir, los derechos a beneficios, que son los principales causantes de nuestro creciente déficit.
Pero lo cierto es que los embargos de fondos dejan sin tocar muchos programas, como el Seguro Social, el Estado del Bienestar, los cupones para alimentos y Medicaid, mientras que tienen unos efectos devastadores sobre la seguridad nacional. Tratar de utilizar los recortes en defensa para balancear el gasto descontrolado de los derechos a beneficios, al mismo tiempo que seguimos afrontando unas amenazas crecientes (Rusia, China, Irán y los socios de al-Qaeda), es una labor inútil que creará unas fuerzas armadas huecas y no hará nada por arreglar los problemas económicos.
Pero si el Congreso no sustituye los embargos de fondos por otros recortes más inteligentes (como eliminar la financiación para Obamacare u otros programas ineficaces), entonces los recortes debidos al embargo de fondos supondrán nuestra primera medida para tomarnos en serio el gasto federal.