08 febrero, 2013

México bárbaro

Martín Moreno

México bárbaro
El infierno no se ha ido y la estrategia sigue ausente. Preocupan los reportes mediáticos de que en dos meses de gobierno peñista se registraron alrededor de mil 800 muertes violentas —¡30 diarias!—, y alarma la innegable descomposición social con violaciones tumultuarias, grupos civiles de autodefensa y gobernantes rebasados.
Y no sólo son Guerrero y su evidente vacío de autoridad. Los reportes violentos llegan de todas partes, sin excepción. Hoy millones se preguntan: ¿Dónde está la estrategia sobre seguridad?
Porque la violencia nomás no cede.
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A la violencia galopante, la respuesta insuficiente. En poco más de 60 días de nueva administración, más retórica que acciones de fondo. Nadie, por supuesto, esperaba que la sangre dejara de correr de la noche a la mañana. Pero es manifiesta la carencia de estrategia.
–¿Cómo propone poner fin a las matanzas?–, es la pregunta que el prestigiado semanario alemán Der Spiegel le plantea a Peña Nieto.
–Debemos combatir la desigualdad y la pobreza si queremos restablecer la paz y la seguridad. Siete millones de mexicanos viven en la pobreza extrema, que es por lo que he lanzado una cruzada contra el hambre. Debemos mejorar nuestro sistema educativo y estimular el crecimiento–, respondió.
–Las políticas sociales, por sí solas, difícilmente serán suficientes para hacer frente al problema–, punzó el semanario.
–Vamos a reforzar tanto nuestros cuerpos de seguridad como el sistema judicial. La cooperación entre el gobierno federal y los estados ha mejorado…–, contestó el Presidente mexicano.
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Pero en esos estados la seguridad sigue siendo punto muerto. Guerrero ya forma parte —junto con Nuevo León, Chihuahua, Durango y Coahuila— del eje de gobiernos fallidos en cuanto a seguridad.
Indigna la violación de seis turistas españolas en Barra Vieja. Indigna la estupidez del alcalde de Acapulco, Luis Walton, al declarar que estos hechos “suceden en todo el mundo”. Indigna que Walton lloriquee públicamente en lugar de asumir un papel de gobernante digno frente a la desgracia. Indigna que Ángel Aguirre sea un gobernador de ornato. Indigna tener esos gobernantes. ¡Qué vergüenza!
En el municipio de San Marcos, dos turistas provenientes del DF fueron baleados y heridos en la comunidad de “Las Mesas”, cuando no se detuvieron en un retén integrado por hombres “armados y encapuchados”.
En Teconoapa, a la entrada del pueblo, sujetos con capuchas y rifles imponen la ley. “Son usos y costumbres”, justifica el gobernador Aguirre. ¡Ah, menos mal! A seguir sufriendo entonces la ingobernabilidad.
Y en el norte del estado son emboscados y asesinados nueve agentes policiacos.
Pobre Guerrero.
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Es Guerrero y es Chihuahua. La cifra aterra: en 2012 fueron asesinadas… ¡255 mujeres, diez de ellas tenían menos de diez años de edad! Hay 526 desaparecidos. (Fuente: Fiscalía General del Estado).
El gobernador César Duarte encabeza otro gobierno fallido y pesadilla, sobre todo, para las mujeres. Allí queda para el recuerdo negro cuando Marisela Escobedo le pidió ayuda a Duarte y éste le respondió indolente: “Luego vemos…”. Horas después mataron a Marisela.
Chihuahua, la violenta. Nada cambia.
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Durango. En el poblado de San Juan de Guadalupe, tres sacerdotes católicos asaltados y secuestrados. Afortunadamente fueron encontrados con vida. Además, la casa de Rocío Rebollo, alcaldesa de Gómez Palacio, fue baleada.
Michoacán. Es asesinado el encargado de la alcaldía de Nahuatzen, Wilfrido Flores, por un solo tirador.
Edomex. En Naucalpan, Marco Antonio Luna Salcedo salió de un banco tras hacer un retiro. Lo alcanzaron dos sujetos en motocicleta para asaltarlo. Se resistió y fue victimado. La inseguridad permea a la entidad.
DF. Las ejecuciones no ceden: ayer, un hombre fue ejecutado en la calle de González Ortega, colonia Morelos. Tepito sigue siendo tierra sin ley…bueno, sí tiene ley: la del crimen organizado.
En Austin, Texas, el gobernador de Colima, Mario Anguiano, declaró que el gobierno federal pactó con los gobiernos estatales no informar sobre hechos violentos para reducir la percepción de inseguridad en el país, reveló la revista emeequis.
Lo señalamos en nuestra columna del pasado 29 de enero: evitar hablar de la violencia no equivale a desterrarla. “Los medios debemos estar vacunados y ser ajenos a mandamientos oficiales”. Y si el gobierno prefiere evitar el tema, allá ellos.
Hoy por hoy, la violencia es la misma de los últimos seis años.
Y Calderón ya se fue.

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