Por: Lic.
José Antonio
Ortega
En las
localidades
en donde han
surgido los
llamados
grupos de
autodefensa,
el malestar
de las
comunidades
es real ante
el accionar
impune de
las bandas
criminales,
que ahí son
el poder
real.
Pero la
manera en
que estos
grupos de
autodefensa
surgen
podría no
ser tan
espontánea
como parece.
Lo que
mantiene a
estos grupos
podría ser
algo más que
el sentido y
justo
malestar
ante la
delincuencia
y la
impunidad.
Curiosamente
estos grupos
han
aparecido
mayoritariamente
en zonas
donde por
muchos años
han operado
organizaciones
armadas
clandestinas
con móviles
políticos e
ideológicos.
Y por
supuesto no
sería
ninguna
sorpresa que
las milicias
privadas de
autodefensa,
hayan
surgido
inducidas
por esas
formaciones
subversivas
o
terroristas.
Esas
agrupaciones
subversivas
son movidas
por una
estrategia
político-militar
denominada
“guerra
popular
prolongada”,
que a
diferencia
de la
estrategia
confrontación
directa con
el ejército
y la policía
de la
guerrilla de
los años
setenta, se
orientan
hacia
procesos
sigilosos de
acumulación
de fuerzas
para, en el
largo plazo,
lanzar
insurrecciones
con amplias
bases de
apoyo.
No han
faltado
“comentólogos”
que desdeñan
a estos
grupos, por
no tener un
accionar
militar
visible
como, por
ejemplo,
tienen las
FARC en
Colombia.
Pero las
formaciones
terroristas
no son clubs
de
simuladores.
Sus
militantes
siguen una
tenaz labor
clandestina
y de vez en
vez aparecen
con fuerza
inusitada,
ya se trate
en acciones
como la
sublevación
en Chiapas
en 1994 o
como el
prolongado
motín en la
ciudad de
Oaxaca de
2006.
A esas
formaciones
terroristas
no les
preocupa la
inseguridad
o la
impunidad,
sino el
avanzar en
su proyecto
político-militar
y, los
vacíos de
poder en
muchas
regiones
rurales, les
ofrecen una
gran
oportunidad
en tal
sentido ¿Que
mejor manera
de crear y
sostener
milicias,
cuyos
verdaderos
objetivos
son
“revolucionarios”,
que hacerlo
bajo el
manto de
“legitimidad”
de los
grupos de
autodefensa?
Además, no
se crea que
estos grupos
son ajenos a
las
“guerras”
del crimen
organizado.
Desde 2009
el Ejército
Revolucionario
del Pueblo
Insurgente
(ERPI) tomó
claro
partido en
la disputa
entre
cárteles de
la droga en
Guerrero. Y,
el gobierno
de Enrique
Peña,
¿comprende
esta
situaciion
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