03 marzo, 2013

¿Cómo resolvieron la pobreza y el hambre, sin la Sedesol y sin una secretaría “enjundiosa”?

Ángel Verdugo
Los países que gozan de la mejor calidad de vida, han hecho de la libertad un credo. 
¿Cómo resolvieron la pobreza y el hambre, sin la Sedesol y sin una secretaría “enjundiosa”?
La puesta en marcha de un nuevo programa cuyo objetivo es combatir el hambre que sufren millones de mexicanos y la ceremonia celebrada en una localidad chiapaneca con la numerosísima asistencia de políticos, funcionarios y beneficiarios potenciales del programa anunciado, me llevó a revisar algunas publicaciones relacionados con el desarrollo humano y los niveles de calidad de vida de los países.


(Escribí “beneficiarios potenciales” porque en las imágenes transmitidas por los noticiarios, los asistentes no se veían con los rasgos de quien sufre hambre o es presa de pobreza extrema. Es más, se veían en buenas condiciones; bien vestidos y gozando de buena salud).
Después de la revisión, me encontré con una situación  interesante; nuestro país no figura entre los 20 o 30 primeros lugares sino que está, como dicen los que gustan del “deporte de las patadas”, en la media tabla.
Seguí con el ejercicio y revisé la estructura gubernamental de los primeros 20 países que encabezan los rankings en materia de calidad de vida, inclusión de la mujer en la educación y la vida laboral, y niveles de pobreza y me encontré con otro dato curioso: En ninguno hay una secretaría o ministerio que realice las funciones de nuestra Secretaría de Desarrollo Social.
¿Cómo, me pregunté, si carecen de una Sedesol o un Midesol tienen tan altos niveles de calidad de vida? ¿Cómo le hicieron y le hacen para que sus habitantes gocen de los más altos niveles de atención médica, la mejor educación, la mayor expectativa de vida al nacer y la mayor participación laboral de sus mujeres?
La búsqueda de la respuesta se complicó porque, además de tener que leer el texto que acompaña a los rankings, debí revisar otras publicaciones que tratan el tema desde otra perspectiva: el crecimiento económico y lo que lo hace posible.
Al llegar a este punto, ya no me acordaba de nuestra Sedesol y menos de su “enjundiosa” secretaría; tampoco de los compromisos hechos en aquella ceremonia; por otra parte, por más que busqué algún análisis que explicara convincentemente por qué hay tanta pobreza y hambre en México, no lo encontré.
 Al final del día, quedó claro que el combate efectivo del hambre y la pobreza, más que de instancias burocráticas depende de instituciones que estimulen la iniciativa individual, y de leyes y reglamentos que lejos de impedir o dificultar la inversión, la promuevan, faciliten además de otorgar libertad económica plena a los agentes económicos.
Esto último es el quid de la cuestión: la libertad. Los países que gozan de la mejor calidad de vida, han hecho de la libertad individual en lo económico y su respeto, un credo. Al cruzar esto con nuestra realidad, concluí que debemos intentar aquí lo que ha probado ser exitoso en esos países.
¿Por qué no eliminar las restricciones que impiden o dificultan la inversión, para que cada mexicano se labre su futuro sin depender de la “enjundia” de una secretaría? Es más, ni siquiera habría que aportarles “granitos de maíz” porque los pobres y hambrientos de hoy —al tener libertad para desarrollarse sin la presencia del burócrata salvador—, obtendrían un ingreso que les permitiría adquirir “granitos” además de huevos, leche y carne.
Como dijo Juan Gabriel en una de sus obras, “la que busca encuentra”. ¿Por qué nuestra secretaría no busca antes de hablar? Si lo hiciere, encontraría el porqué de la pobreza y hambre de millones en México.

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