15 marzo, 2013

EE.UU: de secuestros y rehenes

EE.UU: de secuestros y rehenes

Por Alvaro Vargas Llosa
A mediados de 2011 hubo en EE.UU. el techo de la deuda, a finales de 2012 el abismo fiscal y a partir de esta semana el mal llamado secuestro (la verdadera traducción de “sequestration” es confiscación, a pesar de que la prensa hispanoparlante en todas partes está usando la palabra secuestro). Sería injusto decir que las finanzas de EE.UU. se están latinoamericanizando porque una mitad de la región ya podría dar unas cuantas lecciones a Washington.
Los drásticos e indiscriminados recortes que entraron automáticamente en vigor el viernes por no haberse puesto de acuerdo Obama y los republicanos del Congreso en un plan alternativo son algo así como una trampa que el presidente se tendió a sí mismo creyendo que caerían en ella sus adversarios. Cuando en 2011 forzó a los republicanos a subir el techo de la deuda, otorgó a cambio recortes por casi US$ 900 mil millones y la promesa de negociar otros US$ 1,5 billones para los próximos 10 años.

Pretendiendo mostrar que la promesa iba en serio, impuso recortes automáticos de US$ 1,2 billones si la comisión encargada de la negociación no paría un acuerdo. Esos recortes se repartirían a partes iguales entre el sector Defensa, caro a los republicanos, y las demás partidas, exceptuando los intocables programas del Estado del Bien(mal)estar.
El cálculo era que, ante la amenaza de un recorte drástico en Defensa, los republicanos negociarían un programa alternativo que incluyera más aumentos de impuestos. Pero no fue así. A pesar de que muchos republicanos ven con escalofríos la reducción de US$ 600 mil millones del presupuesto del Pentágono en una década, la bancada parlamentaria no ha cedido porque quiere obligar a Obama a atacar en serio el problema fiscal sin volver a subir impuestos (ya los aumentó hace poco con ocasión de la tortuosa negociación para evitar el abismo fiscal). Esta decisión no ha sido fácil, pues hayal interior de la bancada republicana muy fuertes tensiones, en parte ideológicas y en parte como resultado del cálculo electoral ante los comicios legislativos de 2014.
Ahora, de lo que se trata es de quién descoloca a quién ante la opinión pública de cara a esas elecciones: si Obama a los republicanos haciéndolos culpables de los recortes automáticos en innumerables programas o si ellos a él, que fue quien impuso el “sequestration” creyendo que nunca se aplicaría. El verdadero problema de fondo es que EE.UU. tiene una deuda que ya supera el 100% del PIB y que, en vista de un déficit fiscal equivalente a 7% del tamaño total de la economía, esa proporción va a seguir aumentando. Para hacer frente al angustioso desafío, hay dos visiones frontalmente contrapuestas que expresan dos modelos de sociedad. De allí que el calendario se haya vuelto una sucesión de metáforas apocalípticas y no parezca haber posibilidad alguna de un acuerdo de largo plazo para atacar lo sustancial. La próxima  metáfora apocalíptica será, nuevamente, el techo de la deuda: en mayo habrá que volver a autorizar una subida o cerrar el gobierno y entrar en algo muy parecido a la suspensión de pagos.
Por cierto: dice mucho del delirio en que se han convertido las finanzas estatales el que se llame “confiscación” a un recorte automático de gastos. Como si los ciudadanos tuviesen derechos de propiedad sobre un mayor déficit y una mayor deuda. Fantástica inversión de los valores que hicieron de EE.UU. lo que es.

No hay comentarios.: