11 marzo, 2013

Hugo Chávez, 'el redentor'

Hugo Chávez, 'el redentor'

Por Mary Anastasia O'Grady
The Wall Street Journal Americas
Chavez - Cristo








El primer gobierno del presidente Barack Obama no fue amable con muchos estadounidenses. Sin embargo, cuando una encuesta a boca de urna en las elecciones presidenciales de noviembre les preguntó a los votantes qué candidato se preocupaba más por personas como ellos, el presidente derrotó a Mitt Romney por un impactante 81% a 18%.
Puede echarle la culpa a Romney, pero creo que tiene que ver principalmente con el culto a la personalidad. Fue algo para tener en cuenta la semana pasada conforme decenas de miles de venezolanos lloraron en las calles la muerte de Hugo Chávez. Puede que muchos de los pobres crean auténticamente que el dictador se preocupó por ellos. Pero eso no significa que mejoró sus vidas. No lo hizo. 

Los resultados de la encuesta a boca de urna en EE.UU. parecían ser muy ilógicos. Los estadounidenses soportaron cuatro años de una tasa de desempleo testarudamente alta, un estancamiento en el crecimiento de los sueldos y un alza en los precios del petróleo y los alimentos. Pero Obama se mantuvo conectado con los votantes, como lo demostraron la encuesta y los resultados electorales.
Muchos venezolanos parecen experimentar una desconexión similar entre su idealismo y la realidad. Sospecho que la histeria exhibida la semana pasada por parte de los venezolanos pobres tiene que ver con lo que los psicólogos llaman disonancia cognitiva, la frustración y ansiedad que uno siente cuando mantiene dos creencias contradictorias.
Por un lado, Chávez entabló vínculos con los oprimidos de formas que los presidentes anteriores no lo habían hecho, comenzando con el hecho de que al igual que muchos de ellos era un venezolano mestizo con raíces humildes. Llegó a la escena política por primera vez como una figura externa que prometía ponerle fin a la corrupción y canalizar la abundante riqueza petrolera del país hacia los marginalizados.
Este paternalismo y su historia personal tocaron una fibra sensible. Se convirtió en la figura paterna en un país en donde muchos niños crecen sin padre.
Chávez era un orador hábil con agudos instintos maquiavélicos. Logró dominar tanto el arte de la propaganda como la ciencia de la censura. Durante su mandato de 14 años, la mayoría de los venezolanos perdió acceso a reportes noticiosos objetivos y en cambio fue obligada a absorber solamente su adoctrinamiento. Repartió limosnas entre los pobres que, aunque pocas, fueron mejores que lo que recibieron de cualquier otro gobierno anterior. No sorprende, entonces, que para el momento en que murió se haya convertido en un símbolo de venganza para los pobres, un defensor de su causa.
Por otro lado, viven en un mundo real, y es probable que en cierto grado la mayoría de los venezolanos —ricos, de clase media o pobres— comprenda que vive peor ahora. La calidad de vida se está deteriorando y el futuro es menos prometedor que en 1998, cuando Chávez fue elegido por primera vez.
Los precios son la señal clave. El control de precios decretado por el gobierno en febrero de 2003, diseñados para combatir la inflación, ha fracasado por completo. El banco central admite que a lo largo de los últimos 10 años la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas se ubica en 1.284% y la escasez de comida es cada vez más prevalente.
Una de las gestiones económicas más destructivas de Chávez fue la transferencia de las reservas del banco central a un fondo gubernamental externo dedicado a inversiones en infraestructura. Comenzó en 2003 bajo el argumento de que solamente quería un "millardito". Las transferencias totales han alcanzado los US$49.000 millones y el fondo no cuenta con ninguna supervisión independiente.
El banco central también ha estado rescatando a la petrolera estatal PDVSA y al conglomerado industrial y minero del Estado conocido como CVG. Todas estas transferencias están destruyendo el bolívar. Algunos economistas están pronosticando una tasa de inflación de los precios al consumidor de más de 30% para 2013 y un crecimiento de cero para el Producto Interno Bruto.
En 2012, de acuerdo con el economista venezolano Pedro Palma, el déficit fiscal del gobierno, que nunca es fácil de calcular debido a las tantas empresas estatales, se ubicó en entre 16% y 18% del PIB. Con los precios petroleros en la parte alta de los niveles históricos, esto solo puede significar que el gasto del gobierno se está saliendo de control y que sin una reconciliación del presupuesto, Venezuela terminará en bancarrota.
Las dificultades económicas no son la única carga pesada que el pueblo de Chávez lleva. El índice oficial de homicidios está ahora en 73 por cada 100.000 habitantes y los asesinatos ocurren principalmente en barrios de bajos recursos. Las familias de las víctimas no tienen esperanza de obtener justicia para sus seres queridos.
¿Manchará esto la memoria de Chávez? Probablemente no. En su libro Redentores, el historiador mexicano Enrique Krauze le sigue el hilo a la historia de "ideas y poder en América Latina" a lo largo del siglo XX, mediante biografías de las figuras mesiánicas más conocidas. La mayoría de sus protagonistas disfrutaron la adulación de las masas, pese a que sus promesas utópicas se derrumbaron. Aquellos en el poder a menudo emplearon una represión brutal para mantenerlo. Como corresponde, Chávez es el perfil final en ese libro.
El gobierno militar también tiene buenos motivos para deificar al fallecido comandante. Si su memoria es sagrada, también debe serlo el sistema que estableció. La semana pasada, el presidente interino Nicolás Maduro anunció que Chávez será embalsamado "para que quede abierto eternamente" para el público: "Así como está Ho Chi Min, como está Lenin, como está Mao Tse Tung".

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