Las teorías de la conspiración renacen con la muerte de Hugo
Chávez y la posibilidad de que agencias de inteligencia atentaran contra
su salud y la de otros líderes de estado. Aquí un recuento de dichas
hipótesis.
Si algo hemos aprendido de las teorías
de conspiración es que aunque parezcan descabelladas aún persiste un
pequeño resabio de verdad que siembra dudas durante décadas en la
cultura popular: es el caso de la reciente muerte del presidente de
Venezuela, Hugo Chávez, quien en diciembre pasado sembró la semilla de la duda
al sugerir que la CIA podría estar inoculando cáncer en distintos
líderes de estado latinoamericanos. Chávez declaró lo siguiente cuando
Cristina Kirchner, presidenta de Argentina, fue diagnosticada con lo que
en su momento se creyó cáncer:
“¿Sería extraño que
hubieran desarrollado una extraña tecnología para inducir el cáncer y
nadie lo sepa? ¿Y se descubra dentro de 50 años? No lo sé. Sólo dejo la
reflexión. Pero esto es muy, muy extraño, que nos haya dado cáncer a
[Fernando] Lugo en Paraguay, a Dilma Rousseff [presidenta de Brasil]
cuando era candidata, después vengo yo y, pum, entrando en año
electoral. A los pocos días, Lula [da Silva, entonces presidente de
Brasil] y ahora Cristina [Kirchner]. Bueno, es un poco difícil de
explicarlo.”
Pero aunque no exista evidencia concreta
de que la teoría de Chávez fuera cierta, un experto en los métodos de
la CIA lo desmiente de un plumazo, pues a decir de Kel McClanahan,
inocular cáncer “simplemente no sería efectivo.” El abogado
especializado en asuntos de seguridad nacional agrega que “aunque
algunos tipos de cáncer pueden ser inducidos intencionalmente, toman años en matarte. Si una agencia de inteligencia te quiere muerto, te quiere muerto ya, para que dejes de hacer lo que sea que estés haciendo para que tengan la necesidad de matarte.”
Sin embargo, hay que recordar que
estamos hablando de la mayor agencia de inteligencia del mundo, y que la
eficacia de sus métodos —desarrollados a través de años de prueba y
error en todos los países del mundo— podrían ser más descabellados y
efectivos de lo que podríamos saber; inteligencia, por otra parte, es
una forma de creatividad, así que dando un repaso por los métodos más
creativos para asesinar líderes de Estado en el pasado, podríamos abrir
cierta brecha por donde la teoría de Chávez encontraría un nicho.
Los ridículos atentados para matar a Fidel Castro
En el 2007 la CIA liberó cientos de
documentos que datan de la era de la Guerra Fría, entre los que
destacaban los numerosos intentos (fallidos, evidentemente) para
deshacerse del ex presidente cubano Fidel Castro. Tales atentados
incluían habanos explosivos, pañuelos cargados de letales bacterias y un wetsuit envenenado
(lo cuál hubiera emulado la mítica muerte de Heracles, envenenado por
la túnica impregnada con la sangre del centauro Neso). El gobierno
cubano de hecho se ofendió más cuando el videojuego Call of Duty: Black Ops permitía al jugador asesinar a un líder muy similar a Castro que por estos atentados fallidos.
La conspiración para envenenar al líder congolés Patrice Lumumba
En 2011 se dio a conocer un memo
sumamente breve de la CIA en el cual se hacía alusión a un “proyecto que
involucra el asesinato de Patrice Lumumba, entonces premier de la
República del Congo. Según [nombre borrado], el veneno habría sido el
vehículo.” Una comisión belga atribuyó después la muerte de Lumumba en
1961 a rivales locales que lo mantuvieron en cautiverio.
La misteriosa muerte de Rafael Trujillo, de República Dominicana
En un giro que el propio Mario Vargas Llosa sería incapaz de prever en su novela respecto al militar dominicano, La fiesta del chivo,
el entonces presidente de República Dominicana, Rafael Trujillo,
también habría sido blanco de una conspiración de la CIA. Según una
minuta del National Security Archive, una reunión con un antiguo
director de la CIA, William Colby, reveló que los servicios de
inteligencia estadunidense “planearon el asesinato de algunos líderes
extranjeros, incluyendo [Rafael] Trujillo.” El brutal líder militar en
efecto fue asesinado el 30 de mayo de 1961 (el mismo año que Lumumba,
curiosamente), aunque según la mencionada minuta, la CIA “no tuvo un
‘rol activo’, aunque tuvo una ‘débil conexión’ con los grupos que de
hecho lo hicieron.”
Tal vez no sea necesario imaginar
teorías de conspiración: la calidad del aire que respiramos, la amenaza
de los alimentos genéticamente modificados y los distintos ingredientes
cancerígenos con que se elaboran productos de uso diario serían más
efectivos para matar a cualquiera de cáncer. Con todo, si la mayor
agencia de inteligencia en el mundo te quiere muerto, probablemente lo
haga con una eficacia tal que todo parezca un accidente.
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