03 marzo, 2013

Los socios de Hugo Chávez en Estados Unidos

Los socios de Hugo Chávez en Estados Unidos

Venezuela se sumerge cada día más en una tragedia política y económica de magnitudes catastróficas. La escasez azota a toda la población. En las góndolas de los supermercados a veces no se encuentra ni leche, ni aceite ni harina. La tasa de homicidios continúa batiendo récords cada año. El país está gobernado por personas que han sido designadas “capos de la droga” por el gobierno americano. Sin embargo, dentro de este contexto, existe un pequeño grupo de personas, comúnmente llamados boliburgueses –o bolichicos, en su versión joven– que han logrado inexplicablemente crear fortunas de magnitudes superlativas.


En una economía libre, como la de EEUU, una persona puede acumular, después de mucho esfuerzo y competencia, una fortuna de millones de dólares si logra crear un producto o servicio que la población quiera y compre. Por ejemplo, el fundador y ex-CEO de Yahoo, Jerry Yang, posee una fortuna que ronda los $1.2 mil millones de acuerdo a la revista Forbes. Aubrey McClendon, co-fundador de Chesapeake Energy, la segunda empresa norteamericana más grande productora de gas natural, posee una fortuna estimada en $1.1 mil millones según la misma revista.
Pero que en la Venezuela de Hugo Chávez un grupo exclusivo de personas, algunos de ellos menores de 30 años y sin experiencia previa en sectores tales como el energético, logren en menos de 4 años acumular una fortuna tal que les permita comprar lujosas propiedades en Estados Unidos y fincas en Europa por veintenas de millones de dólares, aviones privados, caballos de carrera, etc., es sencillamente sospechoso. Las fortunas de estas personas son imposibles de estimar sencillamente porque las consiguieron en base a fraudes financieros y cambiarios, y contratos obtenidos del gobierno venezolano sin proceso de licitación alguno, los cuales aún ni ellos ni el gobierno de Venezuela han querido revelar.
Los boliburgueses y bolichicos poseen ciertas características comunes. Casi todos ellos viven o vienen periódicamente a Estados Unidos. Utilizan bancos americanos para mover sus fortunas y poseen millonarias propiedades en el sur de la Florida. Contratan a las mismas consultoras de relaciones públicas, bufetes de abogados, agencias privadas de investigaciones y especialistas en impuestos para limpiar su imagen, proteger sus activos e intimidar a quien se atreva a desenmascararlos. Intentan rodearse de los más respetados lobistas tanto republicanos como demócratas para entrar de lleno en la política de Washington. Crean o forman parte de fundaciones a través de las cuales intentan mostrar su falsa preocupación por Venezuela. En algunos casos incluso financian a ciertos sectores de la oposición venezolana como estrategia para presentarse públicamente como antichavistas, víctimas y no culpables.
Algunos de ellos han decidido denunciar en cortes americanas a venezolanos honestos. Lo hacen con el objetivo de crear una cortina de humo, poniendo sus acciones criminales al mismo nivel que las de gente honrada y evitar así que el gobierno americano les quite el refugio. Siendo prepotentes, creen que el dinero es más poderoso que la verdad. Sus abogados envían cartas intimidatorias a periodistas y medios para bloquear informes negativos. Algunos financian a sectores de la oposición al tiempo que continúan haciendo negocios con el gobierno chavista. Pero lo que seguro no pueden es dormir tranquilos, sabiendo que en sus hombros reposa una de las causas principales de la destrucción de su país.
La destrucción que vive la sociedad venezolana es resultado de sus propias acciones. Lo es, en parte, como consecuencia de aquellos que durante los últimos 14 años han impuesto fallidas ideologías basadas en el marxismo y el odio de clases. Lo es en parte también porque han sido pocos los valientes que se arriesgaron a levantar su voz para intentar frenar el autoritarismo y la cleptocracia del gobierno de Hugo Chávez. Pero en parte también, por culpa de aquellos que prefirieron deslindarse de toda moral y utilizar la falta de Estado de Derecho para construir sus propias fortunas a espaldas de un país entero.
Estados Unidos no tiene por qué asumir responsabilidad alguna por los primeros dos grupos. Pero seríamos cómplices si permaneciésemos callados ante tal saqueo, más aún cuando sabemos que muchos de estos saqueadores hoy disfrutan de la seguridad y generosidad de nuestro país. Estados Unidos debe dejar de proveer refugio a los socios de Hugo Chávez.
Otto Reich fue subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos y Embajador de Estados Unidos en Venezuela. Ezequiel Vázquez-Ger es miembro de la organización sin fines de lucro Americas Forum for Freedom and Prosperity

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