por Macario Schettino
Macario Schettino es profesor de la División de Humanidades y
Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, en la ciudad de México y
colaborador editorial y financiero de El Universal (México).
Lo sabe porque lo hemos comentado en estas páginas desde hace buen rato, y hemos hablado del gas de lutitas (shale gas) o del petróleo de esquisto (shale
oil) o como se dice en general, petróleo y gas no convencionales. La
revolución, que hace un par de años era casi totalmente desconocida
fuera de los especialistas, ya está en los titulares de los medios.
Y es que en estos pocos años en verdad se confirma que es una
revolución. Las técnicas de perforación horizontal y fractura hidráulica
han permitido hacer viables las reservas de gas de lutitas, lo que
significa que hay gas disponible para tres siglos, si seguimos
consumiendo como hasta ahora. Eso no se sabía antes de 2006, y todavía
no quedaba claro en 2008. Por eso en ese año los precios de los
energéticos se fueron a las nubes conforme las economías crecían: ya no
había energía disponible, y eso significaba que se acabaría el crecimiento económico muy pronto.
La disponibilidad de energéticos que hoy tenemos es una garantía de
que no se va a acabar el crecimiento, por el contrario. No es sólo en
gas en donde hay un incremento significativo de producción. En petróleo,
EE.UU. y Canadá están incrementando su producción de forma muy
importante haciendo uso también de nuevas tecnologías que hacen
económicamente factible el petróleo no convencional. La Agencia de
Información de Energía de EE.UU. afirmaba hace unos meses que EE.UU.
superaría a Arabia Saudita en producción de petróleo para 2017. Pero los
datos apuntan a que se equivocaron, y que a fines del año pasado
ocurrió ese hecho. Mire usted, en 2008 se producían en EE.UU. 8,5
millones de barriles diarios (mdb) de líquidos (no todo es petróleo, una
parte es condensados, pero es lo mismo para todos los países). En ese
mismo año, en Arabia Saudita se producían 10,8 mdb. Es una diferencia
muy importante, pero que ha ido desapareciendo. En 2012 (los datos
llegan a octubre, así que tomo noviembre 2011 a octubre 2012), Arabia
Saudita ya producía 11,6 mdb, pero EE.UU. produjo 10,9 mdb. Es decir que
Arabia Saudita incrementó su producción en casi un millón de barriles
al día, EE.UU. lo hizo en 2,4 millones. Y si tomamos la información de
los últimos meses de 2012, el asunto es increíble: en julio Arabia
Saudita producía 900 mil barriles diarios más que EE.UU.; en agosto eran
850 mil; para septiembre eran 400 mil, y en octubre fueron apenas 150
mil barriles diarios adicionales. Ya veremos noviembre y diciembre, pero
no me sorprendería que en uno de esos meses EE.UU. haya producido más
petróleo que los árabes.
Indudablemente es una comparación complicada. Arabia Saudita es el
centro de la OPEP, y reduce o incrementa su producción en el ánimo de
controlar el precio, de forma que lo que producen en un mes en
particular, o incluso en un año determinado no es tan significativo.
Tienen margen para moverse. Por otro lado, Arabia Saudita exporta
prácticamente todo lo que produce, mientras que EE.UU. sigue siendo un
importador neto. Pero en esto también va avanzado EE.UU., que consumía
20 mbd de petróleo crudo, y ahora ha reducido ese consumo cerca de 18
mbd. Es decir que si en la primera mitad de la década tenía un déficit
de más de 10 mbd, la mitad de su consumo, ahroa ese déficit ronda 6 mbd,
que es la tercera parte del consumo.
Pero al mismo tiempo Canadá ha incrementado
significativamente su producción. En el 2000 Canadá producía 2,7 mbd y
consumía 2,1 mbd. En 2001 su consumo había subido a 2,2 mbd, pero su
producción llegó a 4 mbd. Es decir que incrementó su capacidad de
exportación en 200%, pasando de 600 mil a 1,8 mbd. Así que el déficit de
EE.UU. es nada más de 4 mbd, si consideramos que todas las
exportacinoes de Canadá llegan a ese país. Entre México y Venezuela
aportan la mitad de esa cantidad, de forma que EE.UU. requiere sólo dos
millones de barriles diarios de petróleo del resto del mundo. Esa
cantidad llegará a cero muy rápido. La tasa de crecimiento en la
producción de petróleo en Canadá es de 8% anual, y en EE.UU. es de 9%.
Si esa tasa se mantiene nada más tres años, en 2015 entre ambos países
producirán 20 mbd, justo lo que consumirán.
Es decir que EE.UU. y Canadá serán autosuficientes en producción de
petróleo, y superavitarios en gas. Sin necesidad de México, serán una
potencia energética, y más importante aún, no necesitarán invertir en
cuidar las instalaciones petroleras de otros países, especialmente en
Medio Oriente. Y no le estoy hablando de lo que ocurrirá en veinte años,
sino en 2015, justo cuando Peña Nieto enfrentará la elección
intermedia.
Mientras en esos países la producción de energía crece
aceleradamente, la gran noticia en México es que la nuestra ya no está
cayendo. En 2012 produjimos 2,5 mbd (sin condensados), lo mismo que en
2011. Casi la mitad de la producción viene de una región marítima, y la
tercera parte de la producción total viene de un solo activo:
Ku-Zapp-Maloob. Cantarell continúa su declinación, y dos de los mantos
de KZM ya están en ese proceso. No se nos va a acabar el petróleo, pero
es muy posible que para 2015, si las cosas siguen como van, tengamos ya
muy poco para exportar. De hecho, se ha reducido el consumo interno a
1,3 mbd para poder mantener las exportaciones arribita de 1,2 mbd, y las
importaciones de petrolíferos alcanzan ya 700 mil barriles diarios, de
forma que nuestras exportaciones netas son de medio millón de barriles
al día. No sé si llegan a 2015, pero aún si es así, somos marginales
frente a nuestros socios del TLCAN.
La revolución energética es uno de los eventos más importantes en el
futuro de la economía mundial. Nosotros nos estamos quedando fuera, no
por falta de recursos naturales, sino por nuestra limitación mental. A ver si logramos salirnos de ella, antes de que sea demasiado tarde.
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