25 marzo, 2013

PAN PONE EN RIESGO A CALDERON



PAN pone en riesgo a Calderón

Carlos Ramírez


 El expresidente Felipe Calderón parece haber quedado atrapado en la disputa por el poder dentro del PAN: los calderonistas en el Senado y en la Cámara de Diputados han bloqueado negociaciones y abierto las puertas a la revisión de algunos expedientes salientes del sexenio pasado.

La fragmentación del PAN, consecuencia de la derrota en las pasadas elecciones presidenciales, dividió también las agendas de grupos ahora convertidos en verdaderas tribus en busca de su parcela aislada de poder. De hecho, este efecto fue natural al descuido de Calderón hacia el PAN durante su sexenio.
 

La decisión de parte de la bancada panista en la Cámara baja para exigir al presidente de la República una declaración patrimonial más explícita encontró mensajes priistas en cuando menos 5 temas delicados del calderonismo: el incendio en la guardería ABC, el cochinero de corrupción en la Estela de Luz, las autorizaciones para casinos que han llevado a dinero político sucio para campañas panistas, el saldo de muertos en la lucha contra la inseguridad y las irregularidades en la cuenta pública del exgobernador guanajuatense Juan Manuel Oliva, uno de los principales operadores del PAN.

Coincidente con el debate se registró la presencia del expresidente Calderón en el DF porque hubo un tercer vértice en el asunto: la disputa por el control del PAN entre Gustavo Madero y el propio Calderón, con las ya muy conformadas tribus panistas operando a favor de sus propios intereses y sin ninguna relación con las estrategias panistas de largo plazo.

La preocupación en ciertos niveles de decisión política del PAN radica en el hecho de que la disputa por el poder esté desviando al partido hacia conflictos de decisiones de largo plazo en el Pacto por México y de paso esté contaminando los espacios de tranquilidad política que requiere el expresidente Calderón. 

Pero lo grave del asunto es que la bancada calderonista en el Senado, dirigida por el derrotado precandidato presidencial Ernesto Cordero, es la que aparece como el grupo de choque contra acuerdos priistas pactados con el PAN dentro del Pacto.

En los espacios dentro del PAN existe la preocupación de que ninguna de las corrientes en pugna se está preocupando por el expresidente de la República y el aparato político del PRI comience a enviar algunos mensajes de poder. 

Algunos panistas están inquietos del hecho de que el mismo gobierno priista que supo usar el poder para encarcelar a la todopoderosa Elba Esther Gordillo puede de alguna manera ser usado en contra de algunos panistas involucrados en expedientes de corrupción e irregularidades del gobierno calderonista.

En todo caso, los datos que deja el panismo en estos días son los de un partido sin rumbo, fracturado en tribus de poder e inmerso en jaloneos para establecer la hegemonía. La disputa Madero-Calderón ha ido desinflando al PAN y lo ha dejado electoralmente dependiente de las alianzas con el PRD, pero a costa de liquidar su propuesta ideológica. 

La elección de la próxima dirección nacional del PAN va a establecer los espacios de movilidad electoral del partido, pero sobre todo va a definir el rumbo ideológico del partido entre el conservadurismo del Yunque y el pragmatismo del ejercicio del poder.

Por lo pronto, el PAN se mueve entre dos espacios polarizados: el colaboracionismo vía el Pacto por México y la confrontación con el PRI para congelar reformas y acuerdos plurales. 

En los principales grupos de decisión del PAN se tiene la percepción de que la viabilidad del partido depende de su participación en las reformas estructurales, por lo que ahí es donde la presencia del expresidente Calderón ha llegado a incomodar a grupos panistas.

Los espacios de movilidad de Calderón se mueven entre la protección de su agenda de pasivos sexenales que están latentes y vivos en los priistas y su decisión de bloquear algunos de los acuerdos suscritos por el PAN dentro del Pacto por México. Al final de cuentas, el Pacto podría ser el factor de reacomodo de los grupos pero también estaría encareciendo los posicionamientos de cada tribu panista. 

La decisión de designar al dirigente nacional del PAN por la vía del voto abierto habría roto con el sentido de fundación original del PAN, pero tomando en cuenta que la contaminación del poder cuando el PAN probó sus primeras mieles convirtió los compromisos originales en una pieza de museo.

Lo que preocupó sobremanera al PAN fue el mensaje priista de los cinco gritos en la Cámara de Diputados al debatir la propuesta de exigirle al presidente Peña Nieto más información sobre su declaración patrimonial. El recordatorio de la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo cimbró el núcleo central del grupo de Gustavo Madero porque el director del Seguro Social en febrero de 2010 es hoy uno de los más importantes miembros de la dirección nacional del PAN y gente del grupo de Madero, Juan Molinar Horcasitas.

Y la revisión del caso de la Estela de Luz, apenas abierta como investigación adicional por la Auditoría Superior de la Federación, tocaría al círculo central de Los Pinos durante la presidencia de Calderón. De ahí que en algunos pasillos del poder de las bancadas legislativas del PRI consideren que la exigencia de información al presidente de la República sobre su patrimonio en realidad tenía otro destinatario: Felipe Calderón, a quien la tribu de Madero quiere de plano sacarlo del PAN.

La presencia física de Calderón en la ciudad de México en estos días, a decir de algunos panistas, obedece a la intención de mover sus piezas para frenar algunas iniciativas de Peña Nieto, reagrupar a su grupo en el Congreso y evitar que el PAN quede en manos de Madero. Pero al PAN le preocupa que la lucha interna por el poder vaya a abrir expedientes calientes del sexenio calderonista que en el corto plazo se le endosen al PAN y no solamente a Calderón.

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