10 abril, 2013

Ebullición insurgente

O P I N I Ó N 
R A Y M U N D O   R I V A   P A L A C I O 
Estrictamente personal
Ebullición insurgente

A simple vista todo parece estar coordinado. El sábado, como sucede cada primer sábado de mes, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) distribuyó su periódico El Insurgente, donde planteó que "la autodefensa armada de las masas debe ser impulsada, pero no desde una perspectiva mediática, sino desde un proceso real de autodeterminación, (y) verdadera autodefensa". Al día siguiente los grupos de autodefensa en Guerrero –varios de los cuales se encuentran en zonas de presencia guerrillera- pactaron un movimiento popular junto con la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación. A simple vista, los planes insurgentes parecen seguir su ruta de acción.

Estos planes, que se vienen construyendo desde hace varios meses, giran en torno a la creación de un frente de masas, dibujado en los 27 comunicados que emitió el EPR el año pasado, dirigidos a sindicatos, organizaciones de derechos humanos, periodistas, madres y familiares de desaparecidos, y comunidades afectadas por la guerra contra el narcotráfico. Ese frente tuvo una primera prueba el 1 de diciembre, cuando durante la toma de posesión del Presidente Enrique Peña Nieto desestabilizaron el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde el Secretario de Agricultura, Enrique Martínez, resultó herido –no de gravedad- por un petardo que estrellaron en su vehículo.

La primera acción de gran envergadura en la capital federal fue todo un éxito, medido en que ninguno de los cuadros militares que provocaron los enfrentamientos, resultaron detenidos. La segunda se dio con la emergencia súbita en varios estados de policías comunitarias y grupos paramilitares que fueron avalados en un principio por gobiernos estatales y el federal, donde se mezclaron aquellos que legítimamente se sentían desprotegidos por la autoridad, y aquellos que defendían intereses particulares –como narcotraficantes y talamontes-, o que perseguían una agenda política e ideológica –como el EPR-. La tercera se dio con el conflicto en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, donde según los órganos de inteligencia del Estado, hay un núcleo de unas 200 personas muy beligerantes, entre quienes se mezclan cuadros guerrilleros. La cuarta se encuentra en ebullición: la lucha por la contrarreforma educativa.

Los vasos comunicante entre los maestros y la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de Guerrero, que nació en 1998 en las zonas de mayor influencia del EPR y de una de sus escisiones en ese estado, el Comando Justiciero 28 de Junio, son antiguos. Públicamente niegan cualquier vinculación con la guerrilla, aunque un frente de masas no necesariamente opera como una estructura orgánica, sino como un movimiento tras el cual un movimiento insurgente esconde sus objetivos últimos. El EPR tiene entre sus fundadores a maestros, e inclusive, algunos de los viejos dirigentes de la Sección 22 de la Coordinadora en Oaxaca, participaron en 2005 en ese estado, cuando intentaron derrocar al Gobernador Ulises Ruiz.

La movilización en Guerrero evoca lo que sucedió en Oaxaca hace ocho años, cuyo contexto era la movilización magisterial ante la negociación salarial, y a la cual se le sumaron organizaciones sociales y cuadros del EPR, que tuvieron en sus calles un laboratorio de pruebas para la guerrilla urbana. Las condiciones para la insurgencia, sin embargo, son mejores hoy que entonces, al existir la variable de las policías comunitarias y los grupos de autodefensa civil, armados y aceptadas social y políticamente por las autoridades. Adicionalmente se encuentra el factor geoestratégico. En 2005 Oaxaca era una ínsula. En 2013 es la cuenca del descontento. Actualmente, el mapa de riesgo lo concentran Oaxaca y Guerrero, pero Michoacán está en la misma situación, y Chiapas se encuentra a punto de explotar por las mismas razones públicas de inconformidad por la Reforma Educativa.

El EPR deslindó la "autodefensa de las masas trabajadoras" como planteamiento político, de los grupos de autodefensa civil y las policías comunitarias que han aparecido. Sin embargo, para efectos de la política en el marco de la ley, son lo mismo. Los vasos comunicantes son la inconformidad, la insurgencia y el Estado como enemigo común. La ingenuidad de las autoridades estatales y federales ayudó involuntariamente al EPR en la formación del ideal perseguido por décadas, su frente de masas que construya el anhelado cuerpo político a su brazo militar existente.

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