Has encontrado en la tecnología 2.0 una ventana abierta al mundo…
En mi experiencia personal, y sobre todo en los últimos seis años, la tecnología ha sido muy importante, ya que me ha permitido dar el paso del silencio a la opinión. Desde niña tuve inquietudes tecnológicas, de pequeña me encantaba conectar cables y desarmar equipos electrónicos. En 1994 ensamblé mi primer ordenador, le llamaba mi pequeño Frankenstein porque era un monstruo… pero funcionaba. Tenía tecnología Word Perfect 5.1 y MS-DOS 6.2, si mal no recuerdo.
Ya con aquel ordenador mi vida empezó a cambiar, porque aquello me ayudó a sacar mi primer periódico universitario. Desde entonces mi vida siempre ha estado un poco pegada a una pantalla. Fui autodidacta en mi proceso de aprendizaje tecnológico, aunque soy filóloga de profesión, especializada en Literatura Latinoamericana.
Pero la tecnología para mí ha sido un camino para encontrarme a mí misma y ser una ciudadana más libre. Y de alguna manera, esto es también lo que quiero lograr con este libro, ayudar a la gente a encontrar esa ventana, esa plataforma que les permita transmitir sus vivencias y sus opiniones.
Y estas experiencias te han guiado a lanzar este libro, Un blog para hablar al mundo.
Así es. El libro tiene ante todo cuatro planos. El primero es técnico, indica aspectos importantes para comprender el funcionamiento práctico de un blog, es una especie de manual de iniciaciónn. El segundo plano está más relacionado con mi experiencia como blogger, ahí cuento el susto y el vértigo que me daba opinar en la red, lo que he aprendido desde entonces…
En tercer lugar, el libro incluye también algunas reflexiones en clave periodística. Aquí lo que intento es, desde la humildad, ayudar al lector a encontrar las mejores maneras de ejercer el periodismo y la escritura digital. Por último, el cuarto plano del libro es una especie de historia WordPress, la plataforma abierta de blogs en cuyo funcionamiento se centra este libro. Estoy contenta con el libro, porque aunque estamos ante un texto relacionado con la informática y tecnología, no estamos hablando de un manual frío sino de un texto muy vivo y humano.
Haces malabarismos para publicar. ¿Cómo es tu lucha contra las limitaciones tecnológicas y la censura?
Como suelo decir, soy especialista en internet sin internet. Siempre intento hacer más cosas, pese las herramientas tan limitadas que tenemos en Cuba. Para conseguir mis objetivos recurro a los mensajes de texto (SMS) y a los mensajes multimedia (MMS). En Cuba hay 1,8 millones de usuarios de telefonía móvil, esto es muy poco en comparación con cualquier otro país de la zona… pero creo que el uso de estos dispositivos se está convirtiendo poco a poco en una herramienta de convocatoria, de activismo y de voz ciudadana.
A través de los mensajes de texto, envío tuits a mi cuenta personal. Esta es una posibilidad que está abierta a cualquier persona que tenga tecnología SMS a su disposición, pero claro, quien puede acceder a Twitter desde Internet ya no necesita hacer este tipo de malabarismos. El paso es sencillo y rudimentario, basta con introducir una serie de comandos para enviar los mensajes…
El problema es que esto no permite ver las respuestas, leer comentarios, responder preguntas, consultar los temas de conversación… Es tuitear a ciegas. Pero en Cuba estamos acostumbrados a emplear herramientas offline para contar cosas online.
¿Por ejemplo?
Utilizamos mucho las memorias flash, los pen drive. Esto permite compartir archivos, documentos, periodismo, información… Yo, por ejemplo, hago capturas de la pantalla de ordenador en la que escribo y envío esas imágenes a mi hermana, que vive en Florida. Ella transcribe mis textos y los sube al blog.
Todo esto nos sirve para abrir ventanas, pero yo lo que quisiera es abrir de una vez por todas la puerta y no tener que hacer tantos malabarismos.
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