20 abril, 2013

Lo que necesita la economía mexicana

Cuando se agrede las libertades de la gente, países con saludables sociedades civiles se rebelan utilizando sus instituciones para aplicar medidas correctivas. Si la economía mexicana no es liberada y protegida con un moderno marco legal para iniciar crecimientos estilo China del 9 al 10%, en un país como el nuestro, con frágiles instituciones, la rebelión será diferente.
 

Por Ricardo Valenzuela
Hace un par de semanas tuve la oportunidad de regresar a una de las más bellas ciudades de los EE.UU., San Diego. Al estar penetrando su periferia, me invadían los recuerdos mi primera incursión a Tijuana para iniciar la apertura de la oficina de nuestro recordado Banco Ganadero y Agrícola, la primera que se estableciera fuera de los confines del estado de sus fundadores: Sonora. Ello me daría la oportunidad de iniciar mi romance con esta ciudad.
Pero esta visita era diferente. En esta ocasión mi arribo obedecía a una invitación de parte de Jesús Vizcarra, un exitoso empresario sinaloense, para participar en una interesante convocatoria. Ante una panorámica mundial realmente preocupante en la cual los EE.UU., armados con su FED, constituyen el teclado pincelando el cuadro global, Jesús Vizcarra conjuntaba una impresionante pasarela de gente provenientes de diferentes partes del globo, para provocar una tormenta de ideas con el propósito de, montados sobre esta nueva ola mundial, cosechar una visión especial y aprovechable.


Jesús Vizcarra me pareció un hombre por demás interesante. Esa rara combinación de empresario exitoso que, después de conquistar mercados, les nace una sana ambición por la política. Es decir, hombres que se baten en las impenetrables selvas de los riesgos que representan los negocios—en especial en entornos como en México—y después de adquirir las credenciales del éxito, deciden participar en la política pero no como una carrera, sino en una verdadera aportación a la sociedad como debe ser el servicio público.
Ex Secretario de Promoción Económica de Sinaloa, ex alcalde de Culiacán, ex candidato a la gubernatura de su estado, son solo alguno de los rasgos que muestra su experiencia en ese accidentado campo de la política mexicana. Me pareció un hombre visionario con un claro entendimiento de la urgente necesidad que México tiene para abandonar los viejos cartabones que lo mantienen estancado, en medio de un océano mundial presagiando graves tormentas.
El objetivo de Jesús con esta convocatoria fue desarrollar un ejercicio fuera de lo común, novedoso y de gran intensidad intelectual. Conjuntar mentes especiales de todo el mundo para exprimir ideas con la libertad de no contar con los clásicos estilos cuadriculados tan conocidos como inservibles. Convocar la imaginación y creatividad de los participantes para, sin limitaciones, expulsar sus ideas que de alguna manera se pudieran convertir en realidades para un México que,  ante el horizonte mundial, se contagia de confusión, incertidumbre y una peligrosa anemia.
Días antes de nuestra reunión, el mundo empresarial de los EE.UU. se alarmaba con la noticia de su precipitada caída en la clasificación de la libertad económica mundial. Las acciones de Obama, durante los primeros dos años de su mandato, se traducían en un aumento del 30 al 42% de la ya intrusiva participación del gobierno en la economía nacional. Se detectaba también cómo el endeudamiento del país alcanzaba niveles jamás imaginados. Ante ese tétrico cuadro, las encuestas presagiaban una verdadera rebelión del pueblo ante las elecciones en puerta.
Con esa panorámica como referencia se iniciaba nuestra reunión. Economistas, abogados, empresarios, urbanistas, catedráticos desde el DF, Londres, Madrid, Washington, se ubicaban en una enorme mesa redonda cual guerreros listos para el inicio de la batalla. Pero lo singular del encuentro, era que las armas listas para desenfundar consistían en sus explosivas ideas.
Durante las siguientes casi diez horas, tuvimos la oportunidad de escuchar infinidad de opiniones sobre diversos temas de boca de los participantes que, me pareció, eran verdaderamente excepcionales en sus áreas. Sin embargo, no emergía el tema que a mí me parece ingrediente fundamental y ausente del mal oliente potaje que representa la economía mundial. Esa libertad que ha edificado milagros como los EE.UU. del siglo 19, Hong Kong, Singapur, Corea, Australia del siglo 20 y la China del siglo 21.
Una economía sin ese marco legal de libertad, por más hermosos proyectos que se pretenda desarrollar se toparán siempre con esa enorme muralla de la burocracia, la tramitología, las prohibiciones que engendran la corrupción para luego naufragar en esos lamosos mares del “no se puede”, que mantienen a México encallado en las arenas de la mediocridad.
Después del acomodo de bellas piezas de arquitectura, ingeniería, urbanismo, ambientalismo, esquemas financieros emanados de las brillantes mentes conjuntadas en el recinto, se me daba el turno de exhibir las mías. Mi exposición fue sencilla. Mientras México continúe prisionero en esa jaula que no permite a los potenciales actores económicos la libertad para la consecución de sus sueños, todos estos hermosos proyectos seguirán siendo eso; proyectos sin realizar o, más grave, victimas caídas bajo la metralla de ese laberinto que aprisiona al país y lo mantiene en el limbo de los mediocres. Mientras México continúe ocupando el lugar 163 en el Índice de Libertad económica, seguiremos repartiendo miseria y exportando seres humanos desesperados.
Procedí a exponer un concepto general mediante la cual operan las “ciudades libres y privadas” las que, lejos de atentar contra la constitución, son resultado de acuerdos internacionales de los que México forma parte y la complementan y, al igual que el TLC, son producto de ese complemento. Expuse la forma cómo las ciudades libres pueden florecer en México, estilo la costa de China, catapultando el crecimiento económico que le urge a nuestro país, idea ya endosada por Gary Becker, premio Nobel de economía en 1992. Si México no se puede transformar masivamente, vamos transformándolo a base de oasis de libertad que se vayan repitiendo.
Las reacciones fueron desde; “Esto es lo que realmente México requiere. Demasiado bonito para que sea cierto. Muy interesante pero no lo entiendo bien,” hasta un abogado que tajantemente afirmó: “No se puede”. Me recordó al Procurador de los EE.UU. en su comparecencia ante el Congreso notificando su demanda en contra de Arizona por su ley migratoria. Ante la pregunta de un senador, “Sr Procurador ¿ha leído el contenido de la ley?” Agachando la cabeza respondió con un NO.
Cuando se agrede las libertades de la gente, países con saludables sociedades civiles se rebelan utilizando sus instituciones para aplicar medidas correctivas. Días después la sociedad civil de los EE.UU. confiscó a Obama gran parte de las herramientas con las que la había agredido los últimos dos años. La elección del 2 de Noviembre fue una orden restrictiva del pueblo en los EE.UU. al presidente, para que no lo siga conduciendo por esa Ruta Hacia la Servidumbre.
Si la economía mexicana no es liberada y protegida con un moderno marco legal para iniciar crecimientos estilo China del 9 al 10%, en un país como el nuestro, con frágiles  instituciones, la rebelión será diferente. Si fui capaz de sembrar mi semilla en una sola de esas mentes privilegiadas, siento que el evento fue todo un éxito porque no tengo duda germinará.

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