por Mary Anastasia O'Grady
Mary Anastasia O’Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.
No hay nada que le quite lo "feliz" a Feliz Año Nuevo como la idea de que Barack Obama
ocupará la Casa Blanca durante otros cuatro años. En el resto de
América, la situación de muchos es igual de sombría. Pero aunque no lo
crea, algunos países están haciendo las cosas bien.
Es fácil identificar a los perdedores. Fidel Castro sigue respirando y el gobierno militar de Venezuela probablemente continuará arruinando la economía, aunque Hugo Chávez sucumba al cáncer. La posibilidad de que Argentina deje atrás al peronismo algún día sigue siendo remota.
Ecuador y Bolivia también van por
mal camino: políticas populistas de izquierda que apoyan estados
corporativistas y autoritarios. La competencia política ha sobrevivido
en Brasil. No obstante, al optar por un modelo
económico cerrado que intenta preservar un plan industrial de los años
60, la economía del país se continúa desempeñando por debajo de su
potencial.
A las economías estatistas nunca les va bien, como lo demuestra la
más reciente recaída de Argentina. De acuerdo a cálculos no
gubernamentales, la inflación bordea 25%. El crecimiento pierde fuerza y
el capital huye del país. En Venezuela, la inflación se ubica en torno a
17% y los ciudadanos se preparan para una devaluación drástica.
La economía de Ecuador crece a un ritmo modesto pero el sector público se está inflando. El presidente Rafael Correa ha confiscado empresas, aterrorizado a la prensa y se ha hecho amigo de Irán.
A los inversionistas no les gusta el panorama. De acuerdo al Banco
Mundial, la inversión extranjera directa ascendió a un escuálido 0,3%
del Producto Interno Bruto en 2010 y a un insignificante 0,9% del PIB en
2011.
Bolivia está creciendo, pero sus instituciones políticas están
naufragando. Un reciente escándalo de corrupción exhibe "ocho arrestos
hasta el momento en lo que las autoridades describieron como una banda
de… Extorsionadores y ladrones encabezada por el principal asesor legal
del ministerio del Interior", reportó la agencia Associated Press el 10 de diciembre.
Pero mientras algunos países pisotean las libertades civiles y
promocionan el corporativismo, un puñado de naciones sigue luchando por
los mercados abiertos, el pluralismo político, la competencia económica y
la estabilidad monetaria. Esta bifurcación de América, que comenzó hace
una década, a menudo pasa desapercibida.
Aprovechando la fortaleza de sus instituciones y la abundancia de recursos naturales, Canadá es la estrella de rock del hemisferio. Un grupo latinoamericano de de "cuatro fantásticos" compuesto por Chile, México, Perú y Colombia
avanza por la senda de los mercados abiertos y las políticas económicas
serias y constantes. Sebastián Edwards, economista de la Universidad de
California en Los Ángeles, UCLA, considera su éxito como "el
resurgimiento de la América del Pacífico".
En una columna publicada el 8 de diciembre por el diario chileno La
Tercera, Edwards recalcó, por ejemplo, que estas cuatro economías del
Pacífico están clasificadas en el estudio "Doing Business" del
Banco Mundial —que mide la facilidad para hacer negocios— entre los
números 37 y 48 en el mundo. Brasil está clasificada como la número 130,
Argentina ocupa el puesto 124 y Venezuela el 180.
En un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo Chile se ubicó en el sexto puesto en el mundo en
2011 por su historial para atraer capital extranjero en relación al
tamaño de su economía. El reporte también destacó a Perú por haber
"mejorado [sus] clasificaciones en cada uno de los últimos seis años".
El Banco Mundial señala que la relación entre la Inversión Extranjera
Directa y el PIB en Chile fue de 7% o más en todos los años entre 2008 y
2011. La proporción se mantuvo en torno a 5% o más en el caso de Perú.
Compare esas estadísticas con las de Brasil, un favorito de los medios
de comunicación en los últimos años, cuya relación IED-PIB alcanzó 1,9%
en 2009 y 2,9% el año pasado.
La misma relación llegó a un decepcionante 1,8% en México en 2011,
probablemente debido a la falta de oportunidades de inversión en
telecomunicaciones y energía, en donde el gobierno ha permitido que
persistan los monopolios. Pero si el recién inaugurado presidente Enrique Peña Nieto puede abrir exitosamente estos sectores a competencia, es probable que se produzca un boom de la inversión extranjera.
El crecimiento del PIB de México no ha sido espectacular (3,8% en
2011). Pero su apertura al comercio —que comenzó con el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte en 1994— ha impulsado una transformación
en el pensamiento económico del país. Esta transformación ha generado
especulaciones de que México podría sobrepasar a Brasil y convertirse en
la mayor economía de América Latina en los próximos 10 años.
México forma parte de las negociaciones de la Alianza Transpacífico
que, una vez concluidas, afianzarían las relaciones comerciales con
otros 10 países —Australia, Brunei, Chile, Canadá, Malasia, Nueva
Zelanda, Perú, Singapur, EE.UU. y Vietnam. Colombia no es parte del
grupo, pero tiene un nuevo acuerdo de libre comercio con EE.UU.
Los cuatro fantásticos de América Latina tienen otro aspecto en
común. La pobreza está cayendo y la clase media está creciendo. Chile ha
logrado los mayores avances y solamente 11% de su población vive en la
pobreza actualmente, de acuerdo a un reciente informe de la ONU. Perú
indica que la pobreza en el país descendió desde 60% de la población
hace 20 años a 31,3% en 2010 y 27,8% en la actualidad. La pobreza en
Venezuela aumentó el año pasado.
Estos países podrían dar marcha atrás. Por el momento, ofrecen una
lección útil sobre los factores que impulsan el desarrollo y mejoran la
vida de las personas. Se trata de una razón para hacer un brindis en el
umbral de un nuevo año.
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