04 abril, 2013

Mi despedida



Queridos amigos,
Hoy es mi último día como presidente de la Fundación Heritage y quiero escribirles una última nota como tal. Hemos vivido toda una aventura durante estas últimas tres décadas y media y me voy sabiendo que la Fundación Heritage prosperará con mi sucesor, Jim DeMint.
Por supuesto, quiero agradecerles su generoso respaldo, pero de forma aún más importante, quiero decirles que sigan siendo optimistas en cuanto al futuro. Es cierto que los progresistas están a la ofensiva, tratando agresivamente de reconstruir nuestro país utilizando el modelo socialista europeo. Pero es por eso por lo que ahora debemos redoblar nuestro empeño, no rebajarlo o abandonarlo.


Sé que como patriotas, Uds. harántodo lo que esté en sus manos para asegurarse de que nuestra sociedad le quite las riendas a este gobierno omnipresente. Sé que Uds. creen en la verdad imperecedera de nuestras ideas de gobierno limitado, libre empresa y libertad individual y que estas finalmente triunfarán. La libertad es el estado natural del hombre; siempre que se encuentra esclavizado, en lo único que piensa es en volver a ser libre una vez más.
Amigos míos, recordemos que ya hemos estado antes en esta situación. Cuando establecimos la Fundación Heritage en 1973, los progresistas controlaban el Congreso y todas las instituciones socioculturales. Y en la Casa Blanca teníamos a Nixon – un presidente debilitado por escándalos, que había instaurado el control de salarios y precios, que había hecho crecer el Estado del Bienestar y que se había ido de excursión a Pekín para reunirse con Mao.
Teníamos pocos aliados, si es que teníamos alguno, en posiciones de poder allá por 1973. En realidad, nos hallábamos cercados.
No existía Internet, Fox News o la radio hablada que rompieran el monopolio de los medios de comunicación progresistas. De hecho, el experimento progresista estaba en pleno auge. Si uno sacaba su inspiración de pensadores como Russell Kirk, F.A. Hayek, Bill Buckley y Milton Friedman, la vida parecía terriblemente desalentadora.
Pero no abandonamos la lucha. Resistimos y arrancamos la Fundación Heritage. Decidimos tomar el control de nuestro propio destino, defender nuestros valores y trabajar noche y día para salvar nuestro país y el Sueño Americano.
Apenas siete años después, Ronald Reagan fue elegido presidente y comenzó el contraataque conservador contra el Leviatán gubernamental. Y allí estuvimos nosotros para ayudarlo, de hecho, el presidente adoptó muchas de las propuestas de nuestro bestseller de 1980, Mandate for Leadership. Por nombrar sólo una de ellas: la defensa antimisiles – una propuesta que incluso Barack Obama ahora parece admitir que es importante.
Conseguir que Reagan promulgase nuestras reformas fue relativamente fácil y el país prosperó. Trabajar con nuestro 42º presidente, William Jefferson Clinton, fue bien distinto.
Pero no abandonamos la labor; ni siquiera bajamos el ritmo. La reforma de la asistencia social fue uno de los mayores campos de batalla y nosotros estábamos en medio de la lucha. El presidente Clinton vetó en dos ocasiones los proyectos de ley de reforma de la asistencia social que la Fundación Heritage había ayudado a redactar. Pero finalmente aprobó nuestra reforma legal, ¡para luego alardear de ella como uno de los hitos de su presidencia!
No ha sido este el caso del presidente Obama, que ha vaciado la parte principal de la reforma al eliminar el requisito de trabajar. ¿Cuál ha sido nuestra respuesta? Estamos combatiendo con fuerza en todos los frentes para reinstaurar esas disposiciones, pues gracias a nuestras investigaciones, sabemos que una asistencia pública sin condiciones perjudica mucho más que ayuda a las personas necesitadas y a la sociedad.
Anticipándose a la avalancha progresista del presidente Obama, la Fundación Heritage lanzó 10 iniciativas clave en su campaña Liderazgo para América, la cual está diseñada para cambiar la dirección de nuestro país. Abarca desde la reforma del sistema de salud a la exploración energética y se basa en un compromiso renovado con los principios fundacionales de Estados Unidos.
Lo cual me trae hasta el presente. Muchos de los comentarios que estamos viendo estos días, tanto de conservadores a título individual como del Partido Republicano, suenan demasiado proclives a abandonar esos principios fundacionales y a aceptar el modelo del Estado omnipresente.
¿En qué estarán pensando? ¡Lo último que necesitamos en estos momentos es más gobierno, más gasto, más deuda y más dependencia del Gran Hermano!
Me alegra informarles de que la próxima generación de prometedores (no, digamos mejor brillantes) conservadores ya está elaborando nuevas ideas y abriendo nuevos caminos en lo relativo a impuestos, la opción escolar y la ayuda a las personas necesitadas a nivel estatal. Confío en que Uds. y el resto de los cientos de miles de miembros de la Fundación Heritage, los 559,000 amigos de Facebook y los 281,000 seguidores en Twitter los acompañen.
En esta última nota como presidente de la Fundación Heritage, reto a los pensadores conservadores, aquí en la Fundación Heritage y en cualquier otro lugar, a que inventen soluciones para fortalecer la familia, la sociedad civil y a nuestra nación. Sé que crearán soluciones mucho mejores que los progresistas quienes, cuando ven un problema, automáticamente recurren al gobierno.
Nuestros Fundadores nos legaron los principios y la cultura del autogobierno republicano. Crearon el primer experimento consistente en dejar que las personas sean libres de vivir sus vidas del modo que deseen mientras no invadan las libertades de otros. Creían en la unión voluntaria para resolver los problemas comunes según el Estado de Derecho. Su visión era la de un país de fe, familia y libre empresa.
Ha sido para mí un honor y una alegría luchar junto a Uds. con el objetivo de garantizar las bendiciones de Estados Unidos para futuras generaciones. Pero la batalla continúa, ahora con Jim DeMint como el nuevo presidente de Heritage. Por favor, unámonos para darle a Jim y a la Fundación Heritage nuestro más completo e imperecedero respaldo.
¡Adelante!

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