27 mayo, 2013

Ángel Gurría: «España ha mejorado mucho en un año por las reformas»

Economía

Entrevista a Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos

En la primera entrevista concedida tras conocerse que la OCDE será el evaluador independiente de la reforma laboral española el máximo dirigente del organismo, Ángel Gurría (Tampico, México, 1950), confirma la noticia. Y templa ánimos: «La participación que vamos a tener ha sido a petición del Gobierno español. El análisis del mercado laboral lo haremos con mucho cuidado». Alaba medidas aprobadas como el fortalecimiento de los convenios de empresa pero avisa de que «crear empleo sigue siendo demasiado caro» en España. Secretario general del llamado, «club de los 34 países más ricos», en un momento en que algunos de ellos se empobrecen a velocidad de crucero la palabra que más repite en su discurso es la de «reformas». «Son una forma de vida», defiende. Y lanza un rejonazo a Francia por el retraso en tomar decisiones en comparación con nuestro país. Sostiene que las medidas, cuanto más se corrijan y se monitoricen, más efecto tienen sobre la economía: «Una reforma, sirve por una; dos reformas, sirven por tres; y tres reformas, sirven por seis». Se avecinan cambios.

—Parece que será la OCDE el «evaluador independiente» que contraste los efectos de la reforma laboral en España. ¿Qué puntos tendrán en consideración?
—La participación que vamos a tener ha sido a solicitud del propio Ejecutivo español. ¿Qué cómo lo vamos a hacer? Con mucho cuidado. Vamos a ver todo el paquete de medidas que se han aprobado en el mercado laboral. Pero hay que tener en cuenta que una reforma, sirve por una; dos reformas, sirven por tres; y tres reformas, sirven por seis. Las reformas estructurales, en la medida en que vayan en la secuencia correcta y estén acompañadas por otras adicionales, aumentan el crecimiento y la creación de empleo. Analizaremos qué experiencias han ido bien, cuáles no, qué ideas se pueden tomar de otros países...
—En este sentido, ¿apoya la idea de un contrato único en España?
—Veremos. Si no cambia el mercado laboral actual, España no será un país competitivo. Crear empleo continúa siendo demasiado caro. En la actualidad no hay un equilibrio razonable entre los privilegiados, que tienen todos los beneficios sociales por tener un trabajo y el resto, que tienen pocos o directamente ningún derecho. Y estos últimos, que están fuera del mercado laboral o están sometidos a contratos temporales y sin garantías, son los jóvenes en su mayoría. Debe haber un mínimo de garantías para todos. Habrá que ver en qué condiciones se está dando la dualidad laboral en España.
—¿Y en cuanto a las políticas activas de empleo?
—No quiero anticipar las conclusiones del estudio que vamos a hacer. Además, mucha gente, sobre todo los españoles, dicen que realmente las cifras de paro que se presentan no son verdad. Habrá que ver... En España, propios y extraños, se han sorprendido con el comportamiento del mercado de trabajo. Eso sí, una de las buenas medidas de la última reforma laboral ha sido la potenciación de los convenios de empresa, si bien no se han generalizado totalmente aún.
—La OCDE ha calificado de «demasiado generoso» el sistema de pensiones español. ¿Qué modelo cree que sería sostenible en nuestro país?
—Retiro a mayor edad, en función de la esperanza de vida. Esto es una medida que se debería aprobar en muchos países, no solo en España.
—¿Es necesario reducir la austeridad en Europa y apostar por políticas de crecimiento?
—Es un falso dilema. La combinación entre austeridad y crecimiento es necesaria y no tiene por qué ser contradictoria. Y los umbrales de déficit público y deuda no deben ser fijos sino que dependen de cada país. Ya lo hemos visto con el debate generado al refutar la teoría de los economistas Reinhart y Rogoff de que sobrepasar el 90% del Producto Interior Bruto de deuda pública es sinónimo de recesión.
—¿Son los estímulos de Japón el modelo a seguir?
—Japón tiene un 200% de deuda pública y ahora parece el modelo. Hasta ahora la regla era tener una política monetaria laxa y política fiscal disciplinada. Es lo que hacen todos. ¿Qué está haciendo Japón? Pues una política monetaria laxa y estímulos fiscales para espolear el crecimiento a corto plazo, aumentar los ingresos futuros y así reducir el déficit público. Pero si Japón está tomando medidas poco ortodoxas es porque también tiene una situación poco ortodoxa: es el país con la edad promedio más alta de la OCDE y su mercado de trabajo seguirá mucho tiempo en declive. ¿Son esas las mismas condiciones de España, Italia o EE.UU.? No, y por tanto las medidas no deben ser las mismas.
—Entonces, ¿cómo puede España crecer?
—Mediante reformas, que son absolutamente indispensables en España, como señalaron los mercados hace ya algún tiempo.
—Con las medidas que se han aprobado hasta el momento, ¿cree que España ha mejorado en el último año?
—¡Por supuesto que sí! Las reformas se aprobaron y se ha mejorado. La razón por la que España ha mejorado es porque las instituciones y las decisiones políticas se han ido construyendo y adoptando en Europa. Lentamente pero tomándolas: el Fondo de Estabilidad, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, las subastas de liquidez a los bancos y las palabras de Draghi junto al programa de compra de deuda por parte del Banco Central Europeo. Pero todo esto ha ayudado a un país que ha tomado decisiones. Si España no hubiese aprobado reformas estaría sometida a enormes presiones que ahora no tiene.
—Sin embargo, aún hay medidas pendientes...
-Siempre hay reformas por aprobar. Las reformas son una forma de vida. ¿Por qué hay que seguir? Porque se ha invertido mucho para que España sea una economía muy competitiva. Han sido reformas como la laboral, que han tenido costes políticos pero que están empezando a dar resultados, las que han hecho que España ahora exporte mucho más. Está recuperando el terreno en cuanto a competitividad y acotando la diferencia que se dio todos estos años en los que los costes unitarios subieron más que la productividad. Mientras tanto, algunos de los países que no han tenido tantos problemas en su economía han dilatado estos cambios estructurales y los adoptarán con retraso.
—¿A qué países se refiere?
—Países a los que en teoría les ha ido mejor.
—¿Francia?
—Entre otros. Ahora, por fin, París están tomando decisiones y la semana pasada se anunció la nueva ley laboral.
—Hace unas semanas el Gobierno anunció la prolongación de la subida del IRPF hasta 2015 y nuevas subidas en impuestos verdes y al alcohol y el tabaco. ¿Qué le parecen estas medidas?
—Prefiero no hablar de ninguna en particular porque si no las tomas todas en cuenta no puedes hacer un juicio objetivo. Lo importante es que en España se ha creado una cultura de las reformas. La actitud no es como antes de «ya tomé las reformas y me voy a descansar». Las reformas se deben estar continuamente ajustando, monitorizando y adaptando. Hasta reformar las reformas. Los mejores programas de ajuste son aquellos que sufren cambios porque nadie tiene una bola de cristal. Hace dos años no sabíamos que la coyuntura económica era tan mala. ¿Cuántos de nosotros sabíamos que en 2013 España iba a tener recesión? Una situación agravada encima por la mala situación de Europa, principal socio comercial de España, que a una economía tan abierta como la española le está dañando mucho.
—¿Qué más decisiones tiene que tomar Europa?
—Educación, innovación, competencia, regulación... Todo lo tenga que ver con los esquemas de impuestos. Cambios en I+D+i, en regulación del mercado laboral y todo lo que tenga que ver con la flexibilidad del mercado de productos: que haya más apertura para las innovaciones.
—¿Y en cuanto a integración?
—Esa es la más trascendente de las decisiones. Más integración, más integración, más integración. Es urgente un regulador bancario único y un acuerdo común respecto a la fiscalidad, como ya en la práctica se está planteando, igual que existió en el pasado sobre el comercio y la inversión.
—Pero, ¿se está avanzando demasiado lentamente en asuntos como la unión bancaria?
—¡Si se lanzó ayer!
—Respecto a EE.UU., las reformas financieras llegan con retraso...
—Pero Estados Unidos aún no ha acabado tampoco, aunque estén más avanzados que Europa en este sentido. En Washington aún se discute la ley Volcker, en Reino Unido pasa algo parecida con la Vickers y en Europa con el informe Liikanen. Aún está a debate la separación entre la banca de inversión y la comercial, así como el nivel de capitalización de los bancos con Basilea III. Poco a poco Europa está avanzando. Una unión bancaria son palabras mayores: un edificio complejísimo. Los europeos no se dan cuenta de lo importante de lo que han construido. El seguir encaminando la Unión Europea hacia el mercado único es la gran salida a la crisis. Si lo consigue, Europa va a seguir siendo durante mucho tiempo el bloque comercial y económico más grande del mundo.
—La Eurozona continúa en recesión. ¿Se ha subestimado el efecto de los recortes sobre el crecimiento en el continente?
—Francamente, acerca de la polémica del impacto de los recortes con los llamados multiplicadores fiscales, esto es un problema de implementación. El secreto del éxito está en encontrar el equilibrio entre subir impuestos y recortar gasto público. También hay que eliminar los privilegios de los sistemas fiscales que están construidos desde hace décadas y benefician a algunos afortunados. Hablamos de gente poderosa, que levantan la voz de manera muy efectiva y tienen gran poder en los medios...
—Sobre estos privilegiados, ¿cómo se puede luchar contra aquella evasión fiscal que practican las grandes empresas y que es perfectamente legal?
—Con la ley en la mano, muchas multinacionales no están pagando impuestos y no ocurre nada. Si antes luchábamos por combatir la doble tributación para las multinacionales ahora debemos luchar contra la doble «no tributación». Hay que tener en cuenta que en muchos casos se trata de un efecto secundario de la burocracia actual. Tampoco se trata de acosar a las multinacionales, simplemente hay que asegurarles que si pagan los impuestos de los países donde operan, no van a tener doble tributación o tributación múltiple. Pero la cuestión es que paguen los tributos que les corresponden y que también sigan invirtiendo y creando empleo.

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