12 mayo, 2013

El perredismo de Mancera

Federico Döring
Tras haber sido seleccionado candidato, basado en sus escasos negativos, entendió que el membrete perredista resta y no suma. Ganó por meritos propios. 
El perredismo de Mancera
Esta semana un tema que capturó la atención de los capitalinos fue la negativa de Miguel Ángel Mancera a afiliarse al PRD. No es la primera vez que declina esa oferta, ni será la última. Ilusos quienes pensaron que tras arrebatarle el PRD a René Bejarano se vestiría de perredista.


El PRD en el pecado llevó la penitencia al postularlo como candidato externo y no condicionarle su militancia a la candidatura. Si bien ganó con un récord Guiness de votación en el DF, no hace falta que sus contrincantes genuinamente perredistas opinen al respecto.
Claro es que Mancera no es perredista, no gobierna como tal, su discurso lejos está de serlo y su imagen es todo menos perredista. Tras haber sido seleccionado candidato, basado en sus escasos negativos, entendió que el membrete perredista resta y no suma. Ganó por méritos propios y por una gestión que mala no fue de la versión posmoderna de Hank González.
De ahí que en su estrategia a la liguilla política de 2018 repita la fórmula de la asepsia perredista para no contaminarse con los negativos de los tomacalles, los invasores de predios, los taxis y los  ambulantes del PRD.
En segundo plano, como abogado sabe que los derechos son correlativos a las obligaciones. Por eso llama la atención que sin tener obligaciones con el PRD, haya logrado arrebatárselo a su anterior aliado, incumpliendo, según se cuenta, un pacto con Bejarano.
Dejarse arrastrar por la agenda del PRD le complicaría su relación con el presidente Peña Nieto en caso de una ruptura del Pacto por México; lo forzaría a radicalizarse como perredista en contra del IVA en alimentos y medicinas o la apertura a la inversión privada a Pemex. Por eso se escurre y así pretenderá no fijar ni asumir postura en esos temas difíciles.
Si Mancera se afilia al PRD, que lo haga por convicción y no por extorsión partidista. Bastará con cambiar las reglas del juego para 2018 y establecer como obligatorio el ser militante para que se afilie;  a contrario sensu, con reglas de encuestas abiertas a candidatos externos jamás lo hará.

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