02 mayo, 2013

Honoris causa al vandalismo y la impunidad


Captura_de_pantalla_2011-04-14_a_las_19.08.06Por Ricardo Alemán.

Dice el reconocidos jurista y maestro universitario, Raúl Carrancá y Rivas, que cuando la política se impone sobre el derecho, el resultado es la demagogia, la concesión o la impunidad.
Más aún, lamenta que los abogados que aprendieron el derecho en la Universidad Nacional –y que lo ejercen como forma de vida–, no hayan alzado la voz –como él mismo lo hizo ante las autoridades correspondientes–, para exigir que el castigo a la comisión de delitos graves contra la vida universitaria, a causa del asalto de encapuchados a la rectoría.
Pero tampoco ahí termina; Carrancá y Rivas asegura que luego de abandonar la escena del delito –de acabar con la toma de rectoría–, los encapuchados se fueron tan campantes sin que la autoridad que conoció del delito cumplieran su obligación. ¿Y cual era esa obligación?. En toda democracia que se respete y en un Estado verdaderamente democrático, la obligación de la autoridad era detener a los infractores y aplicar la ley. Y punto.
 
Y vale recordar la opinión del prestigiado jurista sobre el asalto de un puñado de vándalos a la rectoría de la UNAM, porque precisamente lo que vimos de parte de la autoridad universitaria, del gobierno del DF y de la administración federal, fue demagogia, concesión e impunidad, a pesar de que se cometieron delitos graves. En pocas palabras, que la política atropelló de nueva cuenta al cacareado y pocas veces cumplido "estado de derecho".
Pero vamos por partes. Los delitos que cometieron una decena de vándalos encapuchados que asaltaron la rectoría de la UNAM son despojo y daño en propiedad ajena; delitos graves en los dos casos. También es cierto que la rectoría de al UNAM, a través de las instancias respectivas, no solo presentó la denuncia respectiva –ante el Ministerio Público–, sino que la ratificó en tiempo y forma. Y vienen las preguntas.
¿Por qué razón, conforme al Código de Procedimientos Penales, el Ministerio Público no hizo lo que legalmente le corresponde?. La respuesta la sabemos todos. Porque la política metió la mano y pervirtió el Estado de Derecho. ¿Y quienes son los responsables de atropellar el Estado de Derecho con el uso irresponsable de la política?.
También en este caso la respuesta es del dominio público. El principal responsable se llama José Narro, quien impidió que la autoridad hiciera su trabajo. Luego viene la responsabilidad del Ministerio Público, de la Procuraduría y, al final, la responsabilidad alcanza a las cabezas de los poderes Ejecutivo y Legislativo. ¿Por qué?. Casi nada. Porque esos poderes propone y ratifican, respectivamente, al Procurador.
Más aún, todo estudiante de derecho que no haya sido alcanzado por la "generación de la impunidad", –que es la generación del doctor Narro–, sabe que si el Ministerio Público no cumple su obligación –la de haber ordenado la detención de los encapuchados que asaltaron la rectoría de la UNAM–, incurre en el delito de abuso de confianza.
Por eso la pregunta. Además del reputado doctor Carrancá y Rivas –quien mostró las agallas de denunciar penalmente el asalto a la UNAM y reclamó la intervención de la autoridad, ¿quién será el valiente –sea estudiante o egresado de la UNAM–, que demandará al Ministerio Público por cometer ese gravísimo delito en agravio de la UNAM?. ¡No hay tal valiente!. ¿Y dónde están las decenas, centenares o miles de abogados –estudiantes y/o egresados de otras carreras–, que gritan y presumen el orgullo y los colores universitarios?. Demagogia, concesión e impunidad, como bien señala el doctor Carrancá.
Pero existe un fenómeno aún más grave. Se llama "valemadrismo", y ataca al 99.99% de los universitarios, a los que poco o nada importa que cotidianamente agravien a la Universidad Nacional. ¿Dónde están los universitarios en ésta y otras agresión similares?. Sí, tienen el rectorado y la universidad que se merecen.
Sólo falta que el Consejo Universitario decida entregar el Honoris Causa a todos aquellos que hacen posible el vandalismo y la impunidad; que alguno de esos genios proponga como nuevo eslogan; ¨por mi raza hablara la impunidad" y que la plaza de rectoría sea bautizada como "la plaza del vandalismo". Y claro, las nuevas materias, en todas las carreras, serán "vandalismo I, II y II", e "Impunidad en los tiempos modernos".

EN EL CAMINO.

Por lo pronto, en Guerrero, el 1 de mayo ya no será el Día del Trabajo, sino "el día del vandalismo". Y en el Distrito Federal se vivirán, a partir de hoy, "tardes de perros". ¿Por qué razón?. Porque los vándalos de la CNTE iniciarán sus jornadas de "como joder la vida al prójimo", mientras qué todas las autoridades solaparán el vandalismo". Al tiempo.

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