Por Ricardo Alemán.
Dice
el reconocidos jurista y maestro universitario, Raúl Carrancá y Rivas,
que cuando la política se impone sobre el derecho, el resultado es la
demagogia, la concesión o la impunidad.
Más
aún, lamenta que los abogados que aprendieron el derecho en la
Universidad Nacional –y que lo ejercen como forma de vida–, no hayan
alzado la voz –como él mismo lo hizo ante las autoridades
correspondientes–, para exigir que el castigo a la comisión de delitos
graves contra la vida universitaria, a causa del asalto de encapuchados a
la rectoría.
Pero
tampoco ahí termina; Carrancá y Rivas asegura que luego de abandonar la
escena del delito –de acabar con la toma de rectoría–, los encapuchados
se fueron tan campantes sin que la autoridad que conoció del delito
cumplieran su obligación. ¿Y cual era esa obligación?. En toda
democracia que se respete y en un Estado verdaderamente democrático, la
obligación de la autoridad era detener a los infractores y aplicar la
ley. Y punto.
Y
vale recordar la opinión del prestigiado jurista sobre el asalto de un
puñado de vándalos a la rectoría de la UNAM, porque precisamente lo que
vimos de parte de la autoridad universitaria, del gobierno del DF y de
la administración federal, fue demagogia, concesión e impunidad, a pesar
de que se cometieron delitos graves. En pocas palabras, que la política
atropelló de nueva cuenta al cacareado y pocas veces cumplido "estado
de derecho".
Pero
vamos por partes. Los delitos que cometieron una decena de vándalos
encapuchados que asaltaron la rectoría de la UNAM son despojo y daño en
propiedad ajena; delitos graves en los dos casos. También es cierto que
la rectoría de al UNAM, a través de las instancias respectivas, no solo
presentó la denuncia respectiva –ante el Ministerio Público–, sino que
la ratificó en tiempo y forma. Y vienen las preguntas.
¿Por
qué razón, conforme al Código de Procedimientos Penales, el Ministerio
Público no hizo lo que legalmente le corresponde?. La respuesta la
sabemos todos. Porque la política metió la mano y pervirtió el Estado de
Derecho. ¿Y quienes son los responsables de atropellar el Estado de
Derecho con el uso irresponsable de la política?.
También
en este caso la respuesta es del dominio público. El principal
responsable se llama José Narro, quien impidió que la autoridad hiciera
su trabajo. Luego viene la responsabilidad del Ministerio Público, de la
Procuraduría y, al final, la responsabilidad alcanza a las cabezas de
los poderes Ejecutivo y Legislativo. ¿Por qué?. Casi nada. Porque esos
poderes propone y ratifican, respectivamente, al Procurador.
Más
aún, todo estudiante de derecho que no haya sido alcanzado por la
"generación de la impunidad", –que es la generación del doctor Narro–,
sabe que si el Ministerio Público no cumple su obligación –la de haber
ordenado la detención de los encapuchados que asaltaron la rectoría de
la UNAM–, incurre en el delito de abuso de confianza.
Por
eso la pregunta. Además del reputado doctor Carrancá y Rivas –quien
mostró las agallas de denunciar penalmente el asalto a la UNAM y reclamó
la intervención de la autoridad, ¿quién será el valiente –sea
estudiante o egresado de la UNAM–, que demandará al Ministerio Público
por cometer ese gravísimo delito en agravio de la UNAM?. ¡No hay tal
valiente!. ¿Y dónde están las decenas, centenares o miles de abogados
–estudiantes y/o egresados de otras carreras–, que gritan y presumen el
orgullo y los colores universitarios?. Demagogia, concesión e impunidad,
como bien señala el doctor Carrancá.
Pero
existe un fenómeno aún más grave. Se llama "valemadrismo", y ataca al
99.99% de los universitarios, a los que poco o nada importa que
cotidianamente agravien a la Universidad Nacional. ¿Dónde están los
universitarios en ésta y otras agresión similares?. Sí, tienen el
rectorado y la universidad que se merecen.
Sólo
falta que el Consejo Universitario decida entregar el Honoris Causa a
todos aquellos que hacen posible el vandalismo y la impunidad; que
alguno de esos genios proponga como nuevo eslogan; ¨por mi raza hablara
la impunidad" y que la plaza de rectoría sea bautizada como "la plaza
del vandalismo". Y claro, las nuevas materias, en todas las carreras,
serán "vandalismo I, II y II", e "Impunidad en los tiempos modernos".
EN EL CAMINO.
Por
lo pronto, en Guerrero, el 1 de mayo ya no será el Día del Trabajo,
sino "el día del vandalismo". Y en el Distrito Federal se vivirán, a
partir de hoy, "tardes de perros". ¿Por qué razón?. Porque los vándalos
de la CNTE iniciarán sus jornadas de "como joder la vida al prójimo",
mientras qué todas las autoridades solaparán el vandalismo". Al tiempo.
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