por Axel Kaiser
Axel Kaiser es Director Ejecutivo de la Fundación para el Progreso (Chile).
¿Es correcto identificar al sistema bancario con el capitalismo?
Si por capitalismo se entiende cualquier forma de organización
económica en que privados obtienen utilidades, la respuesta es
afirmativa. Si en cambio, por capitalismo se entiende un sistema con
amplia libertad de competencia y libertad de precios, donde los dueños
del capital obtienen ganancias en función de la riqueza que han
arriesgado y asumen al mismo tiempo las pérdidas de sus malas
decisiones, entonces hay razones para pensar que el sistema bancario
moderno poco tiene que ver con el capitalismo.
De partida los bancos en general no prestan dinero, ni de sus dueños,
ni técnicamente tampoco de sus clientes. El sistema de reserva
fraccional —que Murray Rothbard llamara "el fraudulento sistema de
reserva"— les permite crear dinero de la nada en la medida en que
otorgan créditos. Cuando usted va al banco a contratar un préstamo, el
banco no tiene ese dinero disponible. Lo que hace es expandir su balance
y hacerle un depósito. Ese dinero ficticio, que
aparece en forma de electrones en su computador y por el que debe pagar
intereses, luego circula en la economía y se convierte en depósitos de
otras personas.
En un sistema de reserva fraccional de un 10%, por cada 1.000 pesos
que los bancos tienen en reserva, tienen 10.000 pesos en créditos y
depósitos. Ahora bien, como gran parte del dinero es deuda creada por
los bancos —en Estados Unidos el 85% del dinero es creado por la banca
privada—, entonces si hay 10.000 pesos en créditos y, por ejemplo, 1.200
pesos no son pagados de vuelta, entonces el banco quiebra y los
depositantes pierden su dinero. Y es que el banco siempre fue
insolvente, pues nunca tuvo el dinero que su cuenta —correntistas y
depositantes creían que tenía y que de hecho les debía. El sistema
bancario se sostiene así, como una relgión, sobre pura fe. En el minuto
en que se pierde esa fe, el sistema colapsa. Es difícil imaginar como
ese sistema, establecido por ley, se condice con los fundamentos éticos y
económicos del capitalismo.
Pero además, cuando el banco tiene probelmas por haber prestado dinero que nunca tuvo, un órgano estatal llamado "banco central"
sale al rescate con dinero de los contribuyentes. Eso es lo que se
conoce como el rol de "prestamista de última instancia" que toca cumplir
a los bancos centrales. Así, la banca es el único sector de la economía
que cuenta con una institución pública especialmente diseñada para
cubrirla en caso de haber tomado malas decisiones. ¿Puede realmente
llamarse capitalismo a un sistema que por ley privatiza ganancias y
socializa pérdidas?
Por último, el mismo banco central fija los tipos de interés —el
costo del crédito— permitiendo a la banca expandir de manera concertada
el crédito y hacer ganacias sobre esa base. De nuevo cabe preguntarse si
acaso la fijación de precios por una autoridad central es compatible con el libre mercado. Según Roland Baader, más que capitalismo, lo que impera en el mundo bancario desde hace décadas es una especie de socialismo monetario. Tal vez por eso está en permanente crisis.
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