24 mayo, 2013

México: Bajar tasas y aumentar créditos ¿por decreto? – por Luis Pazos

Algunos legisladores de buena fe piensan que si uno de los problemas financieros de México es que los bancos prestan a altas tasas y dan pocos créditos a micro y pequeñas empresas, hay que aprobar una ley que baje las tasas de interés y los obligue a dar más créditos a empresas. Si eso fuera posible, en todos los países habría créditos disponibles para todos a tasas bajas, pero la experiencia y los mecanismos económicos nos enseñan que esas leyes no logran su cometido y tienen efectos contraproducentes.

La crisis del 2008 se desencadenó debido a la obligación impuesta por el Congreso Norteamericano a las dos principales hipotecarias de destinar parte de su cartera de créditos a quienes no tenían capacidad para pagarlos, junto con la política de las autoridades financieras de inducir tasas más bajas que las del mercado.
La única forma efectiva que tiene un gobierno de ayudar a bajar las tasas y se preste más a las empresas, son finanzas equilibradas para mantener baja la inflación y reducir deuda interna para liberar una mayor proporción de créditos bancarios. Las tasas que ofrecen los CETES en relación con el costo de captación de los bancos les permiten que casi sin ningún riesgo obtengan ganancias al invertir en bonos gubernamentales en lugar de prestar a empresas. Si el gobierno, quiere bajar las tasas, debe reducir las emisiones de CETES y su tasa de interés, para incentivar a los bancos a prestar a empresas.
Si con el objetivo de estimular los créditos a través de la Banca de Desarrollo se ofrecen tasas subsidiadas, por debajo de su costo de captación y a quienes no pueden pagar los créditos, hay riesgo de descapitalizar a esas instituciones crediticias.
La solución es crear las condiciones de baja inflación y menor demanda de crédito por los tres niveles de gobierno, para que sin coacción ni subsidios bajen las tasas y se preste más a empresas productivas: micro, pequeñas, medianas y grandes.

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