07 mayo, 2013

Para José Sarukhán, orgullo de México

O P I N I Ó N 
F E D E R I C O   R E Y E S   H E R O L E S 
23 horas
Para José Sarukhán, orgullo de México

Desde el arranque se desplaza y redefine la obsesiva agenda de seguridad; a ustedes compete organizarse, nosotros colaboraremos con las definiciones de los mexicanos. Migración: vistos los fracasos anteriores, lo mejor que México puede hacer es no presionar. El intento de injerencia perjudica a las causas comunes. No hay evasión, armas ilegales sobre la mesa, consumo de drogas en el origen. Consecuencia: tráfico imparable, violencia sin control al sur. Los dos países saben lo que deben hacer. Mejor mirar al futuro. EE.UU. y México como principales socios comerciales de Norteamérica con evidentes beneficios mutuos. En minutos y de manera coordinada los presidentes cambiaron radicalmente la trama que envenenó la relación.

Migración y seguridad siempre estuvieron presentes en los encuentros, pero Obama y Peña Nieto lograron ampliar el horizonte. Competitividad como reto común en un mundo más global, estrechar vínculos entre las dos sociedades, liderazgo regional y global, intercambio comercial pero con miras al bienestar. De Hidalgo a Paz, del Himno Nacional al México lindo y querido, las palabras de Obama en el Museo de Antropología eran impensables hace dos décadas. Modernidad interior dijo Paz, recordó Obama, ese es el reto y ustedes, se dirigió a los jóvenes, son esa modernidad. La otrora palabra maldita -modernidad- ahora recibió ovaciones. Es hora de dejar nuestros prejuicios, de los dos lados. De ahí al México de las clases medias en formación, que miran al pasado y se autodefinen como tales, todo ocurre en una sociedad que enfrenta muchos retos. Pero para Obama es claro: México emerge. Las democracias de los dos lados de la frontera siempre serán perfectibles. En una oración Obama desplazó la soberbia democrática que tanto daño causó a la relación.

El discurso es excepcional. La relación entre las dos naciones tiene que ser definida no por las amenazas que enfrentamos, sino por las oportunidades mutuas que podemos crear. "Somos dos socios iguales, dos naciones soberanas que tienen que trabajar juntas a favor del interés común y del respeto común". Obama no elude los problemas como la extorsión para abrir negocios, la "mordida", pero el tono es diferente. Se deben abrir oportunidades aquí en el País que ustedes aman. De allí al reconocimiento de las extraordinarias aportaciones a los Estados Unidos de los migrantes y de los descendientes de migrantes. ¿Cuándo hubiéramos esperado escuchar eso? Añade que no estaría en la presidencia si no fuera por el apoyo de los hispánicos. Y regresa al problema de la inmigración: "los inmigrantes siempre han sido el motor de nuestra economía", por ello una reforma de "sentido común" que no separe familias, que abra un sendero a los ilegales para adquirir la ciudadanía, ir paso a paso.

El futuro fue el tema central: estudiantes de Estados Unidos en America Latina y viceversa; Asociación Transpacífica para ganar los mercados emergentes de Asia; garantizar el abasto energético pero en un escenario diferente -en poco tiempo ellos serán autosuficientes y nosotros entraremos en crisis- Obama se refirió a la energía limpia, al fantástico potencial que las condiciones geográficas y la tecnología pueden traer a la región, a la reducción de las emisiones de carbón. De allí la necesidad de proyectos comunes en ciencia y tecnología, para que México pueda educar creadores. Finaliza dirigiéndose a los jóvenes, ustedes son el sueño e invoca a Amado Nervo, ustedes pueden hacer sus sueños realidad, pero ese futuro hay que conquistarlo. Este es su momento y en esa conquista no olviden que su principal socio es su vecino más cercano y el amigo más fuerte.

El escepticismo alrededor de los actos diplomáticos es natural. Pero es obligado decantar los logros. Cuando México decidió ir a la búsqueda del TLC con los EE.UU. muchos criticaron la iniciativa de Salinas. Los miedos y prejuicios eran enormes, la potencia nos devoraría, el empresariado nacional desaparecería, seríamos incapaces de competir con ellos. Hoy, menos de 20 años después, somos uno de los tres principales socios comerciales. Las exportaciones rebasan lo inimaginable, (más de 1,000 mdd. al día). Los efectos benéficos de la apertura los vive el consumidor a diario. La formación de clases medias es inexplicable sin esa apertura. El efecto modernizador de la apertura ha sido económico, jurídico, informativo, tecnológico, social. Los retos y trabas siguen siendo muchos pero México no podría aspirar a ser una de las principales potencias económicas sin la apertura comercial iniciada hace tres décadas.

Obama y Peña Nieto, sus diplomacias, hicieron una gran labor, relanzaron la relación al futuro, rompieron dos candados, el todo o nada en migración y el de la violencia como tema único. Introdujeron educación, ciencia, energía limpia y esperanza. Diplomacia pura, el arte de lograr objetivos comenzando por lo palabra. Fue un éxito, todo en menos de 23 horas.

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