Internacional
Laurence Golborne no ha logrado ser competitivo frente a la ex presidenta socialista Michelle Bachelet. Los comicios son el 30 de junio
Ni toda la popularidad acumulada durante el rescate de los 33 mineros atrapados bajo 700 metros de tierra pudo evitar el estrepitoso derrumbe de la candidatura presidencial de Laurence Golborne,
quien en 2010 lideró las operaciones que salvaron las vidas de los
trabajadores. Desde entonces Golborne fue la carta presidencial de la
conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), el mayor partido de la
derecha chilena y principal soporte del gobierno de Sebastián Piñera.
Pero Golborne, aunque famoso, no pudo alcanzar una posición competitiva en la carrera presidencial.
En las encuestas el ex ministro de Minería bordeaba el 10 por ciento de
intención de voto, unos 30 más abajo que la principal contendiente de
la oposición, la ex presidenta socialista Michelle Bachelet.
Golborne, ingeniero comercial y ex gerente de la primera
empresa nacional de venta al por menor, recibió en la última semana dos
proyectiles bajo la línea de flotación que terminaron por hundirlo.
Primero, un fallo de la Corte Suprema que condenó a la empresa Cencosud a
pagar 65 millones de euros por aumentar unilateralmente las tasas de
interés de las tarjetas de más de 600.000 clientes en 2006, cuando
Golborne era el gerente general de la multitienda. «El cobro fue abusivo»,
sentenció el alto tribunal. El segundo golpe y definitivo fue la
revelación de que Golborne no incluyó en su declaración patrimonial
empresas de su propiedad que operan desde el paraíso fiscal de Islas
Vírgenes.
«No vamos a defender lo indefendible», dijo el otro
candidato oficialista, Andrés Allamand, de Renovación Nacional, el mismo
partido al que pertenece Piñera, con lo que empujó a la UDI a
precipitar la decisión de sacar a Golborne de la carrera por la
nominación en primarias previstas para el 30 de junio.
La tarde del lunes, al mismo tiempo que Golborne quedaba en
el camino, la UDI nominó como su candidato presidencial al hasta
entonces ministro de Economía, Pablo Longueira, uno de los dirigentes
más influyentes de ese partido. El ingenierio civil, ex parlamentario,
es uno de los fundadores de la UDI, que se desarrolló al alero de la dictadura militar del general Augusto Pinochet, que nombró a decenas de militantes de sindicatos como alcaldes de las principales ciudades chilenas.
El propio Longueira recordó ese momento en su discurso, al aceptar la nominación presidencial. «Volveremos a salir a las calles, a recorrer cada barrio y a tocar cada puerta, como lo hicimos hace 30 años»,
dijo, al rememorar el despliegue de militantes UDI por disputar a la
izquierda los territorios populares, justo el año en que comenzaron las
protestas contra la dictadura de Pinochet. Con los años, la UDI –que
defendió a Pinochet cuando estuvo arrestado en Londres y se proclamó
heredero de «su obra»- se ha transformado en el partido más grande de
Chile, con la mayor bancada parlamentaria y el apoyo de los principales
empresarios. La salida de Longueira del gabinete obligará ahora a Piñera
a un nuevo ajuste apenas dos semanas después de reemplazar a su
ministro de Educación.
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