16 febrero, 2014

EL PRECIO DE LA LIBERTAD



REFLEXIONES LIBERTARIAS
EL PRECIO DE LA LIBERTAD
Ricardo Valenzuela
Hace algunos años la Internacional Society for Individual Liberty—una de las organizaciones libertarias más prestigiadas del mundo—celebraba su convención anual en el bello pueblo mexicano de Puerto Vallarta. Para tal evento se me había distinguido con una invitación a participar como uno de los exponentes del tema; “Los Cambios y Reformas en México.” La noche previa al inicio de actividades, se ofrecía un cóctel para todos los concurrentes y ¡oh sorpresa! Confirmaba en primer lugar de la calidad de los asistentes….desde un Enrique Ghersi, el abogado peruano coautor con Hernando de Soto del libro: “El Otro Sendero,” hasta el prestigiado economista argentino Martin Krause, Director de la elite Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas en Buenos Aires. 

Turbulencias en el Sur

Turbulencias en el Sur

Argentina progresa, pero está en crisis y Brasil vive en calma, pero no progresa


Argentina ha sido siempre un motivo de perplejidad. Desde lejos cuesta entender cómo este país rumboso de hace un siglo ha logrado retroceder tanto, de crisis en crisis. Muchos se preguntan sobre este retroceso, pero paradójicamente hoy aparecen quienes no entienden cómo no se derrumba del todo, cuando sufre los avatares de una economía artificial, arbitraria, llena de subsidios cruzados y precios administrados, que se asienta encima de grandes reservas energéticas inexplotadas por falta de inversión, al mismo tiempo que importa 10.000 millones de dólares de gas y petróleo. Lo que ocurre es que la baja institucionalidad genera esos desajustes, pero —a la inversa— el brío de su sociedad impide que se derrumbe como le hubiera pasado a cualquier país común.

Maduro se radicaliza

Maduro se radicaliza

La escalada represiva del presidente venezolano no sirve para combatir el descontento social

 
Venezuela no puede mantener por mucho tiempo la violencia callejera y dialéctica exacerbada de la última semana sin resquebrajarse. La muerte de tres jóvenes a manos de pistoleros sin identificar al final de manifestaciones antigubernamentales —además de decenas de heridos y centenares de detenciones— han llevado a punto de ebullición a una sociedad económicamente castigada y políticamente dividida entre detractores y partidarios del presidente Nicolás Maduro y su heredado régimen socialista unipersonal.
Maduro, que obtuvo en noviembre por simple mayoría parlamentaria poderes especiales para gobernar durante un año por decreto, está utilizando esas muertes, la crispación y el creciente malestar contra su gestión para multiplicar la represión. No solo en las calles, mediante las fuerzas de seguridad y las temidas y oscuras milicias progubernamentales, sino también impidiendo la difusión de lo que ocurre mediante la censura y el control o la asfixia de la radio, la televisión y la mayoría de los periódicos.

La oposición venezolana convoca una gran marcha contra la violencia El dirigente buscado López anuncia que asistirá a una protesta el martes Ewald Scharfenberg Caracas

Mientras la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, denunciaba la posible gestación de un golpe de Estado en Venezuela, el excandidato presidencial y líder opositor, Henrique Capriles Radonski –gobernador del estado de Miranda- anunció la próxima convocatoria de una concentración contra la violencia. La titular del ministerio público sumó su voz a la de otros funcionarios públicos –entre ellos, el presidente Nicolás Maduro- que afirman que los desórdenes que tienen lugar en Caracas y otras ciudades venezolanas desde mediados de la semana pasada forman parte de una trama conspirativa que busca derrocar al Gobierno. El domingo, la ministra de Información y Comunicación (MinCI), Delcy Rodríguez, insistió en la teoría de una conspiración, durante una conferencia de prensa en la que atribuyó la autoría del golpe en marcha “al narcoparaco” Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia. Capriles Radonski, en una rueda de prensa ofrecida el domingo en Caracas, le siguió la corriente a esa versión pero para reducirla al absurdo: “Los civiles no damos golpes de Estado”, le devolvió la pelota al oficialismo, “así que le exigimos al Gobierno que muestre las evidencias de los militares que pueden estar actuando contra la Constitución”.

Democracia y hechos consumados

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[De Property, Freedom and Society: Essays in Honor of Hans-Hermann Hoppe]

 Ninguna institución de la vida moderna tiene tanta veneración como la democracia. Está más cerca que nada de ser el objeto supremo de adoración en una religión global. Quien niegue su rectitud y conveniencia pronto se verá como un paria. Se puede denunciar la maternidad y la tarta de manzana, pero no hablando mal de la democracia, que es ahora el principal icono de la vida política y social en todo el mundo. Mucha gente es atea, pero poca es antidemócrata.
La adoración de esta disposición política concreta ha aparecido sin embargo de forma relativamente reciente y en épocas anteriores los filósofos políticos tendían más a condenar la democracia que a alabarla. Aristóteles, cuyas opiniones tuvieron gran peso durante milenios, no recomendaba mucho la democracia. Junto con muchas otras críticas a este tipo de gobierno, escribió en su Política:

El mercado se está quedando con la atención sanitaria de Suecia

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 Aunque la mitología contemporánea diga otra cosa, el mercado no es un fenómeno extraño: es lo que existe cuando la gente interactúa y transacciona voluntariamente entre sí. La definición amplia de mercado es simplemente lo que la gente hace o elige hacer cuando no se les obliga a hacer otra cosa. Así que no sorprende que incluso en la Unión Soviética, “a pesar” de su retórica anti-mercado, se basara fundamentalmente en los mercados: mercado extranjeros para guiar el cálculo económico de los planificadores y mercados negros interiores para asignación de recursos y distribución de bienes de acuerdo con las necesidades y preferencias reales de la gente. El mercado negro, en realidad, era “una característica estructural importante” de la economía soviética.

Gustavo Dudamel o el atroz encanto de la venezolanidad


En medio de la insurrección civil venezolana, a la cual no da soluciones ningún político ni de Gobierno ni de Oposición, se ha encontrado un chivo expiatorio: el director Gustavo Dudamel

Al estudiante venezolano Bassil Da Costa, in memoriam
“Tienes que trabajar en ambas cosas en paralelo: hacer música y hacer ciudadanos”
Lennar Acosta en Changing Lives
 
Escribo este artículo el día 15 de febrero de 2014, mientras Venezuela se ha convertido en campo de batalla. Los estudiantes venezolanos han salido a protestar contra la tiranía chavista, incapaz de darles lo mínimo necesario para sus proyectos vitales: comida, seguridad ciudadana y no menos importante, LIBERTAD. Ha sido una nota de dignidad que ha estado esencialmente ausente en una Venezuela absorta en la supervivencia (haciendo filas interminables para cazar alimentos escasos en supermercados) o bien en colocarse en dólares baratos haciendo arbitraje con el tipo de cambio oficial. Apostaría que el 50% de los adultos indignados venezolanos lo están precisamente por las crecientes restricciones que en 2014 se han generado para conseguir esos dólares subsidiados: escasez de boletos aéreos que son necesarios para el ansiado “cupo” de dólares (regalados a un precio equivalente a menos del 10% del precio de mercado); prohibición de enviar divisas hacia Colombia, paraíso de los negociantes del dólar, cuya proximidad geográfica permite inventarse compras falsas, espurios envíos de remesas a parientes y toda una gama de ingeniosas formas para enriquecerse gracias a un estúpido control estatal que lleva una década en vigor. Este modelo de apropiamiento de dólares está vigente en Venezuela desde 1983, con agencias estatales como RECADI, luego la OTAC y ahora CADIVI. Se ha tolerado gobiernos corruptos, ineptos y tiránicos por mantener este festín colectivo de robo e inflación. Así que la protesta de los estudiantes ha sido una ansiada nota de dignidad y moral en medio de una sociedad que lleva décadas inmersa en este tipo de negocios, alcoholizada o inmersa en fiesta, donde un grupo minoritario de personas intenta buscarse la vida honestamente. 

El dóberman y la Casa Blanca


Senadores y congresistas cubanoamericanos, demócratas y republicanos
Barack Obama quiere modificar la política de Estados Unidos hacia Cuba. No es una prioridad, así que no le dedicará demasiado esfuerzo, pero algo intentará hacer si no encuentra demasiada resistencia en el camino.
 
¿Qué se propone? Tal vez inaugurar un periodo de “benigna negligencia”. Ignorar lo que sucede en Cuba, incluidas las quejas de las víctimas, y cancelar toda muestra de hostilidad anticastrista. Al fin y al cabo, Obama ni siquiera había nacido cuando comenzó este disparate. 
 
¿Persistirá Obama en el empeño? Probablemente descubrirá que no vale la pena. Los atropellos ocurren muy cerca de Estados Unidos para poder mirar en otra dirección. Antes lo intentaron Gerald Ford, Jimmy Carter y Bill Clinton, pero sin éxito. La conducta de la dictadura siempre acaba por impedirlo. La Habana no puede evitarlo. Es como los dóberman. Morder está en su naturaleza.
 

Venezuela: horas de lucha



Enrique Capriles, María Corina Machado, Leopoldo López
Brotan como setas grupos que se organizan como mejor pueden para expresar alguna forma de rechazo al drama cotidiano: la carestía, la violencia, la inflación, la uniformidad informativa.
Mientras la causa emblemática de la oposición venezolana fue, en el imaginario colectivo, la democracia, las posibilidades de erosionar al régimen chavista resultaron muy limitadas. Hay que admitirlo: es una causa que enfrentó en todos estos años el desdén de un amplio número de ciudadanos a quienes el estado de derecho no motiva mucho y el dinero del populismo, que tenía cooptadas a millones de personas. Ahora eso está cambiando, como lo muestran las manifestaciones de esta semana. A la causa democrática se han sumado otras, agrupadas en dos asuntos, el descalabro económico y la inseguridad, que permiten a la oposición agitar sentimientos más extendidos que la adhesión a los principios democráticos.

Argentina: Consecuencias de la arbitrariedad de Axel Kicillof

Argentina: Consecuencias de la arbitrariedad de Axel Kicillof

Printer-friendly versionSend to friendpor Adrián Ravier

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

“¡Los mismos que nos dijeron durante diez años que el dólar valía un peso, son los que hoy nos quieren convencer de que vale 13!”, fue la frase arrojada por el Ministro de Economía, Axel Kicillof, ante el lógico pedido de la prensa de hacer preguntas tras el anuncio del Jefe de Gabinete acerca de la flexibilización cambiaria. Un par de días más tarde, en la ya famosa entrevista que Kicillof ofreció a un diario alineado al oficialismo, éste planteó que el tipo de cambio adecuado para los objetivos del gobierno era de 8 pesos. Lo que Kicillof nunca explicó es por qué el tipo de cambio a 13 pesos le parece exagerado, y por qué un tipo de cambio a 8 pesos le parece adecuado. Mi análisis de la situación, se resume en una palabra: “arbitrariedad”.

Ecuador: La compra patriótica

Ecuador: La compra patriótica

Printer-friendly versionSend to friendpor Gabriela Calderón de Burgos

Gabriela Calderón es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).

El gobierno ha sido exitoso en difundir la idea de que la dolarización requiere del proteccionismo para funcionar. Pero esto asume dos cosas: (1) que la política monetaria es capaz de estimular la economía devaluando y, (2) que la dolarización no funciona ante condiciones externas negativas. Sobre lo primero, estamos viendo en Argentina y Venezuela, para mencionar tan solo los ejemplos más notorios en la actualidad, que la manipulación del tipo de cambio no les está funcionando. Sobre lo segundo, cabe recordar que durante los primeros cinco años de dolarización no hubo crisis sino un crecimiento sólido a pesar de que el barril de petróleo costaba en promedio $24.

Bloques que abren el comercio y bloques demagógicos

Bloques que abren el comercio y bloques demagógicos

Printer-friendly versionSend to friendpor Manuel Suárez-Mier

Manuel Suárez-Mier es Profesor de Economía de American University en Washington, DC.
 
El Presidente Enrique Peña Nieto ha andado de cumbre en cumbre con los líderes de los más disímbolos países. Al escribir estas líneas, está reunido en Cartagena de Indias con sus contrapartes de Chile, Colombia y Perú en la 8ª Cumbre de la Alianza del Pacífico, un eficaz bloque que se mueve con celeridad a la integración económica.
Apenas unos días antes fue a La Habana a la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), una calca de otra entidad que inventamos en los años setenta del siglo pasado, el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), para reunir a los países del continente con exclusión de Canadá y EE.UU.

¿Colapso del gobierno argentino?

¿Colapso del gobierno argentino?

Printer-friendly versionSend to friendpor Martín Krause

Martín Krause es Académico Asociado del Cato Institute y Profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).
 
El fenómeno del “pato rengo” es general, y comprensible. Cuando un gobernante ya no puede ser reelecto, su poder disminuye inevitablemente en tanto los actores políticos ponen la mira en los futuros alineamientos.
Esa reducción puede verse acotada tanto porque el gobernante saliente mantiene un alto prestigio o porque existe un marco institucional que sostiene el funcionamiento del Estado sin importar realmente quién detenta el poder. En el caso de Suiza, por ejemplo, el Ejecutivo lo ejerce el Consejo Federal, de siete miembros que se van rotando en la presidencia. Ninguno tiene demasiado poder; sin embargo, no impide que ese país goce de la más alta calidad institucional.

Por qué Venezuela va a estar mejor sin Chávez

Juan Fernando Carpio

I. Latinoamérica: un caldo de cultivo para caudillos de toda clase
Latinoamérica es una eterna promesa sin realizarse. En el siglo XIX, una serie de pensadores liberales o al menos socio-liberales y filo-liberales empuñaron la idea de repúblicas independientes para buscar su propio camino histórico. Por supuesto ciertas élites criollas, conservadoras o simplemente acomodaticias, también vieron en la Independencia una ocasión para el gatopardismo: cambiar de rostros sin que nada cambie. Estas dos facciones lucharon hasta bien entrado el siglo XX por el poder político y la influencia cultural al interior de los países. Parecía claro quiénes eran progreso y quiénes, estancamiento. Sin embargo el ideario socialista llegaría a patear el tablero y colocar a liberales y conservadores en "la derecha" para autodenominarse "la izquierda" a pesar de que ésta incluyó en su momento a liberales como Bastiat o anarquistas como Spooner y Spencer. No sólo eso: insufló al socialismo de modificaciones e incluso una estética en lo que se conoce como altermundismo por sus proponentes y tercermundismo por sus detractores.
Siguiendo la estrategia de Gramsci, los tercer/altermundistas buscaron y lograron infiltrar las instituciones clave para la toma de lo que el eurocomunista detrás de esta idea llamó "el poder cultural". Pero esa batalla de ideas (el paso de un eje liberal-conservador a un trípode liberal-conservador-socialista, el devenir de pensadores y escuelas, los avatares de la política local, etc.) no ocurre en un vacío cultural. Justamente es eso lo que hace al altermundismo lo que es. Recoge lo peor (o mejor) de ciertas tradiciones locales y toma distancia de lo mejor (o lo peor) de los sinuosos avances de 2.500 años de Occidente.

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