LUIS ALVAREZ
Mi héroe
Estuve a punto de llorar. Y no era para menos: que uno de los nuestros, el presidente salvadoreño Elías Antonio Saca, se hiciera acreedor del flamante Premio Libertad que otorga el Instituto Republicano Internacional, me provocó una emoción desbordante.
Saca está ahora a la altura de otros ilustres personajes que han recibido ese galardón en el pasado: el presidente estadounidense George W. Bush y su compañero de fórmula el vicepresidente Dick Cheney.
El de Saca es un premio muy merecido. El, como Bush y Cheney, es un verdadero guerrero de la libertad. Ha enviado y anunció que seguirá enviando soldados a Irak, esa pobre nación asiática donde una camarilla de malvados planeaba construir bombas atómicas que ponían en peligro a la humanidad entera. ¡Ellos son libertadores del planeta!
Ahora Irak es una verdadera carnicería donde se estima que han muerto ya miles de civiles, eso sin contar las bajas de soldados estadounidenses y extranjeros que ya se acercan a los cuatro mil.
Pero no sean malpensados. No crean que a Saca le otorgaron su premio por su crucial aporte de soldados a la guerra. No, el mandatario salvadoreño recibió el reconocimiento “por su lucha de un cuarto de siglo (sic) en la construcción de la democracia salvadoreña”.
Confieso mi ignorancia. Yo estaba convencido de que habían sido el ex presidente salvadoreño José Napoleón Duarte, el ex gobernante Alfredo Cristiani, y la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) los que habían dado los pasos decisivos para acabar con el conflicto en ese país centroamericano.
¿Será que los dilectos miembros del Instituto Republicano Internacional no estaban enterados de que Saca, es todo un novel de la política salvadoreña? Cuando se firmaron los acuerdos de paz de El Salvador, en 1992, a Saca lo único que le interesaba era su negocio como empresario y locutor radial y no comenzó a externar sus posiciones políticas sino hasta después del año 2000.
Recibir un premio del Instituto Internacional Republicano ahora que las acciones de ese partido están a la baja por todas las travesuras del actual inquilino de la Casa Blanca, no parece ser precisamente un motivo de orgullo.
Pero Saca está contento y eso es lo que cuenta. Por ello acudió raudo donde el presidente Bush a ratificarle que El Salvador enviará un nuevo contingente de soldados a Irak.
De paso, el gobernante salvadoreño le recordó a Bush la importancia de renovar el TPS para miles de salvadoreños. Yo no sé si a esto se le puede llamar un toma y daca ¿o será más bien un toma y Saca?
Bush aún no le prometió nada. Sin embargo, sí le garantizó que Estados Unidos otorgará la cuantiosa suma de 50 millones de dólares para combatir la delincuencia y el crimen organizado en Centroamérica.
Sólo El Salvador invierte anualmente 150 millones de dólares en atacar ese flagelo. Bueno, no seamos tan ambiciosos. Cincuenta millones de dólares y un premio de los republicanos bien valen un boleto a Washington.
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