Las automotrices europeas luchan por contrarrestar los efectos del alza del euro
FRANCFORT — Mientras el euro alcanza nuevos máximos frente al dólar, las automotrices europeas buscan formas para compensar el declive de su rentabilidad en el mercado estadounidense.
BMW AG advirtió que podría tener que realizar una nueva ronda de despidos. Volkswagen AG sigue adelante con la construcción de una planta en Estados Unidos u otro país en América cuya moneda esté atada al dólar. Por su parte, Porsche está construyendo más vehículos en lugares como China, donde el tema cambiario no tiene una incidencia mayúscula. EE.UU. es el mayor mercado automovilístico del mundo, con ventas que el año pasado ascendieron a 16,1 millones de autos y camionetas. En Alemania, en cambio, las inscripciones de nuevos vehículos, un indicador del número de ventas, bordearon 3,5 millones en 2007. En Gran Bretaña la cifra fue de 2,8 millones.
La caída del dólar hace que EE.UU. pierda atractivo para las automotrices europeas, que fabrican la mayoría de sus vehículos en países que usan el euro o monedas atadas al euro.
El encarecimiento del euro, por ejemplo, significa que los modelos de Porsche son menos atractivos para los consumidores estadounidenses y que la empresa es menos rentable en EE.UU.
Para reducir su exposición al dólar, Volkswagen, BMW, Porsche Automobil Holding SE, la matriz de Porsche, y Daimler AG hacen coberturas cambiarias. Esto alude a la compra de contratos financieros en los mercados para protegerse contra las oscilaciones de las divisas. Además, los fabricantes europeos han construido o expandido fábricas en EE.UU., Brasil y México, reduciendo sus importaciones desde Europa.
Sin embargo, las actuales condiciones de los mercados cambiarios son tan adversas que las automotrices sienten el impacto de todos modos. Por ejemplo, la alemana BMW advirtió ayer que habrá más recortes laborales después de los 8.100 que anunció recientemente como parte de un programa de eficiencia, si se mantiene el actual tipo de cambio de cerca de US$1,50 por euro. Cerca del 75% de la fuerza de trabajo de BMW, de unos 108.000 empleados, está en Alemania y es remunerada en euros.
BMW puede fabricar 160.000 vehículos, un 10% de su producción global, en su fábrica de Spartanburg, en el estado de Carolina del Sur en EE.UU., pero vendió más del doble de esa cifra en ese país el año pasado. Asimismo, los autos ensamblados en EE.UU. usan sólo un 60% de componentes fabricados localmente, obligando a BMW a importar el resto desde Europa y otros lugares.
La persistente disparidad entre el euro y el dólar podría erosionar las ganancias operativas de BMW antes de impuestos en cerca de US$673,5 millones este año, según cálculos de Citigroup. La firma financiera estima que BMW registrará una ganancia antes de impuestos de US$5.733 millones este año.
BMW y Mercedes-Benz han optado por expandir su capacidad de producción en EE.UU.
BMW está aumentando su capacidad a 240.000 vehículos en su fábrica de Spartanburg, al paso que Mercedes-Benz ha expandido su planta en Tuscaloosa, en el estado de Alabama. Volkswagen, que no cuenta con una fábrica en EE.UU., dijo que decidirá en los próximos meses si es necesario construir otra fábrica "en la zona del dólar". Esto se sumaría a la inversión de US$1.000 millones en la modernización de su planta en Puebla, México, donde se fabrica el modelo escarabajo o Beetle.
Una opción más radical es reducir la exposición al mercado de EE.UU.
Porsche, la menor de las grandes automotrices alemanas, reveló que reducirá los envíos a Norteamérica en 10,3%, a 33.576 vehículos, durante el año financiero que termina el 31 de julio. En enero, las entregas de vehículos cayeron un 12% con relación al año anterior, a 2.718 unidades, informó la compañía. Porsche, mencionando el tipo de cambio y la menor de confianza del consumidor ante el deterioro del mercado de hipotecas de EE.UU., anunció que estaba suministrando más autos a China, Rusia y Medio Oriente.
Otra manera de compensar algunas pérdidas en EE.UU. es expandirse en Rusia, China, Brasil e India. Aparte de tener mejores perspectivas de crecimiento que EE.UU., estas economías emergentes se han visto menos afectadas por el tipo de cambio.
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