Debate de jóvenes cubanos revela oposición al régimen
En un lugar de La Habana, un grupo de jóvenes sentado en la sala de una casa, conversaban y reían como si estuvieran en una fiesta.
Pero la conversación giraba sobre temas muy serios. Estaban criticando la tiranía en el poder, la constante represión, la posibilidad de una explosión social, los rumores de un nuevo éxodo de balseros y su disgusto porque la prensa no estuviera reconociendo la lucha de los jóvenes disidentes.
El reciente intercambio entre el estudiante Eliecer Avila y el presidente de la Asamblea del Poder Popular Ricardo Alarcón permitió entrever algo del malestar estudiantil, pero la conversación en la sala de La Habana ha sido una verdadera exposición de las numerosas frustraciones de la juventud cubana.
La conversación, presenciada por reporteros en Miami a través de la internet por vídeo-teléfono, abre una ventana a una dimensión poco conocida de la Cuba post Fidel Castro durante la misma semana en que funcionarios cubanos y emigrados se reunían en La Habana para discutir el relajamiento de las restricciones de viaje para los cubanos de la isla.
Para algunos expertos cubanos, las duras críticas de los jóvenes en la sala de La Habana reflejan el embrión de una resistencia que es probable haya sido involuntariamente estimulada por el mismo Raúl Castro el año pasado, cuando llamó a discutir sobre los problemas de la revolución cubana.
"Aquí pudiéramos tener una relación de causa y efecto, con Raúl estimulando una discusión abierta en la isla'', indicó Brian Latell, ex analista de la CIA especializado en Cuba y América Latina y que ahora es investigador adjunto del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, que organizó la conversación de La Habana.
Latell añadió que aunque los jóvenes cubanos se están expresando más abiertamente, sus quejas no llegan a constituir un movimiento.
"No veo nada organizado todavía," observó. "Pero pudiéramos estar frente a una incipiente rebeldía juvenil''.
Un ejemplo fue un incidente en la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba el pasado septiembre, cuando se produjo una insólita protesta estudiantil tras el reporte sobre la violación de una estudiante.
Según la noticia del incidente publicada el 13 de noviembre por El Nuevo Herald, un grupo de furiosos estudiantes impidió que la rectora de la universidad saliera de su oficina al llegar a la conclusión de que ésta no pensaba mejorar la seguridad del recinto universitario.
Para los muchachos y muchachas que estaba en la sala de La Habana, la juventud cubana es la punta de lanza de un cambio, que puede ser pacífico o violento.
En la conversación del martes por la noche, de una hora de duración, no sólo hubo jóvenes cubanos de la isla sino también cinco estudiantes de la Universidad de Miami que hicieron preguntas.
Los organizadores indicaron que los cubanos, entre los 18 y los 25 años, no podían ser identificados para protegerlos contra las represalias del gobierno.
Andy Gómez, preboste adjunto de la UM y moderador de la discusión, afirmó que entre los jóvenes de La Habana había estudiantes y antiguos estudiantes que habían sido expulsados de sus escuelas por ser disidentes. Dos eran mujeres.
Los estudiantes de la UM era miembros de Estudiantes Unidos por una Cuba Libre (CAUSA), un grupo vinculado a una organización de exiliados llamada Raíces de Esperanza.
Los estudiantes de la UM conversaron con los jóvenes de La Habana a través de una llamada telefónica vinculada a un vídeo proyectado sobre una gran pantalla.
Uno de los primeros temas fue el tipo de cambio que los jóvenes cubanos querían.
"Nosotros, los jóvenes cubanos, queremos cambio'', aseguró uno de ellos sonriendo.
"¿Qué tipo de cambio?", precisó Gómez.
"Cambio estructural, político'', respondió el joven, añadiendo que desde su perspectiva, el verdadero problema de Cuba era generacional, dirigentes envejecidos en el poder y jóvenes impotentes en los centros urbanos. "Hay una gerontocracia en el poder y una juventud que está cobrando cada vez más fuerza''.
El joven amplió que este conflicto generacional "va a destrozar al régimen, y esto nos tiene muy esperanzados''.
Otro joven, que dijo tener 25 años, explicó que la actual generación de jóvenes cubanos no podía identificarse con los viejos en el poder porque sus experiencias eran diferentes.
"Nuestra generación se formó tras la caída del Muro de Berlín y tras la transición a la democracia en la Europa del Este'', explicó.
"Así que no hemos compartido la dura lucha de los que se enfrentaron a Batista, de los que lucharon contra una tiranía que, en fin de cuentas, sólo condujo a otra tiranía''.
La mayor amenaza para el gobierno cubano, afirmó, no es una potencial invasión de EEUU, como le gusta decir a los funcionarios cubanos; la mayor amenaza para el gobierno cubano está en los jóvenes irritados y descontentos.
"Hay un conflicto generacional que también incluye un conflicto político'', indicó. ‘‘Hoy por hoy, los jóvenes no se sienten comprometidos con los ideales de la revolución cubana ni nada por el estilo. Para nosotros, esas son palabras huecas''.
En respuesta a una pregunta sobre si los jóvenes cubanos van a esperar pacientemente por un cambio o si van a actuar, el grupo de La Habana rió nerviosamente. Luego, uno de ellos señaló: "Bueno, en Cuba no es lógico que eso pase pero pudiera pasar algún día, de la misma forma que en Venezuela o en Birmania''.
Y subrayó: "Aquí los jóvenes están cansados de que se violen sus derechos y de que se aplaste su derecho a la vida, es posible que no puedan seguir aceptándolo y que se produzca una explosión social''.
La conversación tomó un giro inesperado cuando Vanessa López, de 21 años, del grupo de la UM, preguntó por qué los grupos disidentes estaban integrados fundamentalmente por personas mayores.
Varios de los jóvenes de La Habana rechazaron rápidamente la idea pero reconocieron que existe la percepción de que no hay disidentes jóvenes. La razón es --explicaron-- que los medios de comunicación se concentran en personas que han sido dirigentes desde hace mucho tiempo.
Citó un ejemplo:
"El 10 de marzo, un grupo de jóvenes fue a dejar una ofrenda floral en la tumba de un hermano caído (...) Nos arrestaron y nos llevaron a una unidad de la policía. Allí vimos a uno de los legendarios líderes de la oposición [Jorge García Pérez] Antúnez y la prensa sólo habló de Antúnez. No mencionaron a los otros cinco jóvenes que también habían estado allí''.
Una de las muchachas se identificó como miembro de un grupo de derechos de los homosexuales y habló de la discriminación contra los mismos.
"Nuestro trabajo está dirigido a defender a los homosexuales, discriminados tanto por las autoridades como por la sociedad misma'', afirmó.
Hacia el final de la conversación, un joven comentó sobre la reciente deserción de los futbolistas cubanos. En La Habana, comentó, circulaban rumores sobre un nuevo éxodo de balseros, similar al que en 1994 trajo 37,191 cubanos al sur de la Florida.
"Si hay una pequeña apertura en la costa, no queda ningún cubano en Cuba," pronosticó.
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