Tras reducir sus costos, GM, Ford y Chrysler quieren exportar a América Latina y China
Por John D. Stoll, Norihiko Shirouzu y Neal A. Boudette
DETROIT— Los históricos acuerdos sindicales del año pasado y la debilidad reciente del dólar están resucitando a la industria automotriz estadounidense, por lo que los grandes fabricantes de Detroit están planeando exportar vehículos producidos en Estados Unidos al resto del mundo.
General Motors Corp. proyecta exportar autos estadounidenses a Europa, China y países de América Latina como Brasil, confirmaron ejecutivos de la automotriz. A su vez, impulsada por el tipo de cambio favorable, Chrysler LLC ha empezado a trasladar su producción de Europa a EE.UU. para aprovechar los costos más bajos y la disponibilidad de capacidad de planta. Por su parte, Ford Motor Co. considera aumentar sus exportaciones si logra rebajar los costos laborales, aseguran fuentes cercanas.
Durante años, EE.UU. había sido uno de los lugares más caros del mundo para fabricar autos. Sin embargo, los nuevos contratos firmados el año pasado con el sindicato United Auto Workers mejoran significativamente la competitividad global de los gigantes de Detroit. El debilitamiento del dólar, que abarata la producción en EE.UU., también está ayudando.
La recuperación de Detroit ha despertado el temor entre sus rivales extranjeros, los cuales no emplean a trabajadores sindicalizados en EE.UU. La japonesa Toyota Motor Corp. intenta rebajar los costos laborales en EE.UU., según fuentes cercanas.
Este año, GM empezará a despachar su Buick Enclave, un cruce entre auto familiar y todoterreno, fabricado en Michigan, a China, donde la marca Buick tiene mucho éxito. La automotriz espera exportar hasta 25.000 Enclaves al año a China, según Dee Allen, vocero de la compañía. GM también planea vender el Chevrolet Malibu, un sedán que fabrica en Kansas y Michigan, y posiblemente otros modelos, en Brasil y otros mercados latinoamericanos, según ejecutivos de la automotriz.
Frederick Henderson, director financiero de GM, escribió en un correo electrónico que varios de los modelos rediseñados de GM "han tenido una gran aceptación en EE.UU. y creemos que tienen un potencial significativo en muchos otros mercados, y estamos buscando esas oportunidades".
Maureen Kempston-Darkes, la responsable de la división de GM que cubre América Latina, África y Medio Oriente, dijo en una entrevista que está ansiosa por "explotar lo que EE.UU. tiene" para estimular el tórrido crecimiento en los 86 países de su área. Su región es un brazo fundamental de GM, que contribuye un 10% de los ingresos globales. El año pasado, sus ventas alcanzaron los US$18.300 millones, frente a los US$5.000 millones de 2003. Para 2010, GM se propone facturar US$25.000 millones en ingresos en la región, actualmente la más rentable de la automotriz.
Darkes dijo además que la marca Chevrolet, equipada con nuevos modelos que pueden ser vendidos en casi todos los países donde opera GM, ha ganado un impulso considerable en América Latina desde un punto de vista de imagen y prestigio. La tendencia comenzó cuando GM empezó a enviar vehículos de su filial Daewoo, fabricados en Corea del Sur.
Ford evalúa exportar su camioneta pick-up Ranger y su modelo Focus a lugares como Brasil y México, señaló una fuente cercana.
Caravan a Europa
Este año, Chrysler empezó a exportar su Dodge Caravan, conocida en Europa como Chrysler Voyager, fabricada en EE.UU. a Europa, según una vocera de la compañía. También está exportando cada vez más modelos compactos de Dodge y Jeep a diferentes países europeos. En lo que va de año, ya ha enviado más de 15.000, un 40% más que en el mismo período del año pasado.
El contrato con el sindicato UAW hizo que la exportación de vehículos estadounidenses fuera más segura y viable, señala Michael Robinet, analista de la consultora CSM Worldwide. El efecto combinado de la caída del dólar y los acuerdos con el sindicato "hacen de EE.UU. un país de bajo costo" como China y Brasil, afirma.
La exportación de un gran número de autos fabricados en EE.UU. puede ser trascendental en el intento de las tres grandes automotrices de Detroit por enderezar el rumbo de sus alicaídas operaciones en Norteamérica. También puede ayudarlas a abrirse camino en los mercados internacionales, especialmente en un momento en que las ventas en EE.UU. son afectadas por las dificultades de la economía.
Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos. Las automotrices deben encontrar la forma de satisfacer la demanda en más países sin excederse de sus limitados presupuestos. Además, el concepto puede fracasar si no logran convencer a suficientes trabajadores a aceptar paquetes de indemnización o acuerdos de jubilación prematura para incorporar a nuevos empleados que recibirían sueldos y beneficios menores.
El año pasado, EE.UU. exportó US$50.660 millones en autos y camionetas, según el Departamento de Comercio. La cifra equivale a un tercio de sus importaciones.
Aproximadamente la mitad de esas exportaciones fueron a México y Canadá. Pero las automotrices de Detroit creen que ahora pueden ampliar sus fronteras. Hasta que se firmó el nuevo contrato, los costos laborales en EE.UU. eran un 50% más caros que en Francia y Japón. Sólo Alemania tenía precios de producción más altos.
Impulsados por la caída del dólar, las automotrices de otros países también están prestándole más atención a EE.UU. BMW AG invertirá US$750 millones en su planta de Carolina del Sur para aumentar su producción, la cual irá principalmente a Europa. Mientras tanto, Volkswagen AG considera construir otra planta en Norteamérica y la italiana Fiat confirmó la semana pasada que está buscando un socio para montar autos de su marca Alfa Romeo en EE.UU.
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