20 mayo, 2008

Ucrania, la última frontera de la industria agrícola

Inversionistas occidentales intentan recuperar las tierras fértiles y desaprovechadas de la ex Unión Soviética

Por John W. Miller
Bilyi Kamin, Ucrania

Las vastas granjas colectivizadas que alimentaron a la Unión Soviética son ahora un mosaico de jardines pequeños, campos y lotes vacíos. Pero combinados, podrían ayudar a alimentar al mundo. Rusia, Kazajstán y Ucrania tienen tierras fértiles y ociosas casi del tamaño de Ecuador.

Los agrónomos dicen que si se pudiera unificar estas tierras y crear granjas modernas, los grandes espacios al norte y este del Mar Negro podrían generar 115 millones de toneladas adicionales de trigo al año, 20% de la producción mundial actual.

Richard Spinks está tratando de hacer eso. Este británico de 41 años ha ido literalmente de puerta en puerta, alquilando pequeños terrenos de agricultores pobres en el oeste de Ucrania. Su empresa, Landkom International PLC, ha plantado trigo, cebada y colza en cerca de 10.000 hectáreas. Landkom confía en recoger su primera cosecha en los próximos meses.

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John Miller/WSJ
John Miller recorre los campos de Ucrania siguiendo a las empresas que buscan revitalizarlos

Tales esfuerzos podrían darle un impulso muy necesario al suministro global de alimentos. Por décadas, las compañías agroindustriales han dependido de nuevas variedades de semillas y fertilizantes para incrementar la producción de los cultivos. Pero a medida que las mejoras tecnológicas se han desacelerado, la búsqueda de tierras cultivables adicionales se ha intensificado. Esto ha creado una oportunidad para empresarios dispuestos a recolectivizar la tierra de los antiguos países comunistas y reiniciar la producción.

Esta estrategia se está aplicando en China, donde buena parte de la tierra está dividida en terrenos pequeños controlados por cooperativas locales. Algunos agricultores buscan formar granjas más grandes y eficientes al unir pedazos de terreno alquilados a vecinos ausentes.

En Ucrania, Spinks enfrenta varios retos. Las leyes de propiedad prohíben la venta de tierras privadas, así que las compañías deben firmar contratos de arrendamiento con cada uno de los propietarios, los cuales a menudo se retiran antes de la expiración del contrato. Para mantener a sus arrendadores felices, Spinks dice que invierte mucho en infraestructura local: ha construido carreteras, escuelas y orfanatos. En Semana Santa, se presentaron anuncios en la TV local que deseaban felices fiestas de parte de Landkom.

La villa de Bilyi Kamin fue en otra época una de las estrellas de la constelación agrícola soviética. A 800 kilómetros de Kiev, el pueblo usualmente recibía elogios por la producción de sus cultivos. La tierra en este lugar, al igual que en la mayor parte de Ucrania, es rica en humus, una materia orgánica que hace más fértil al suelo. Los planificadores soviéticos dependían de Ucrania para un 40% de la producción agrícola del imperio.

Después de la separación de la Unión Soviética, en 1991, los gobiernos dividieron las viejas granjas estatales y distribuyeron terrenos a sus ciudadanos. Al carecer de capital para invertir en la tierra, muchos de los nuevos dueños plantaron principalmente pequeños campos de vegetales o los usaron para que sus animales pastaran. Muchas de las escrituras no fueron reclamadas debido a que los dueños habían muerto o emigrado. En total, cerca de 22 millones de hectáreas de tierras cultivables en Rusia, Kazajstán y Ucrania quedaron desaprovechadas. Aunque la región aún es uno de los principales productores de granos, ha sufrido desde entonces por la falta de inversiones.

Pese a la elección de un gobierno pro Occidente en Ucrania en 2004, una influyente élite política y empresarial, afín con el ejemplo de Moscú, desconfía de la inversión occidental. A su vez, los inversionistas extranjeros lidian con un sistema político y judicial corrupto. Según un "índice de percepción de corrupción", recopilado por Transparencia Internacional, los empresarios consideran a Ucrania uno de los países más corruptos del mundo, por debajo de Uganda, Moldavia y Cuba.

Los críticos del modelo de arriendo de tierras dicen que cuando un agricultor local rompe un contrato hay pocos recursos legales para obligarlo a cumplir. Sphere Asset Management, un fondo de cobertura con sede en Kiev, comenzó recientemente a vender sus arrendamientos sobre casi 30.000 hectáreas en el país. "Estamos continuamente litigando" con los dueños de la tierra, afirma Yevgeniy Khata, director gerente de Sphere.

El gobierno central de Kiev está considerando una ley para legalizar la venta de tierras. Esto podría generar un frenesí gigantesco de compra de tierras y una rápida escalada de los precios. Los alquileres de Landkom a 15 años incluyen una cláusula que le daría la primera opción de comprar la tierra. Pero no está claro si eso funcionaría en la práctica.

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