06 junio, 2008

Argentina: Fernández arremete contra agro, Iglesia pide diálogo

Manifestantes han protagonizado varias concentraciones esta semana en apoyo a los agricultures argentinos.
Natacha Pisarenko / AP
Manifestantes han protagonizado varias concentraciones esta semana en apoyo a los agricultures argentinos.

La presidenta Cristina Fernández volvió el jueves a arremeter contra el sector agropecuario al acusarlo de "avaricia", al tiempo que los obispos emitieron un documento en el que instaron al diálogo y reclamaron al gobierno no ser parte del conflicto sino abocarse a la búsqueda de una solución.

"Que el pan, la leche, la carne, las frutas y las verduras puedan llegar a la mesa de los argentinos a un precio que los argentinos puedan pagar", dijo Fernández durante un acto en la provincia de Buenos Aires, en alusión al polémico aumento en los derechos a la exportación de granos que el agro rechaza y que la mandataria ha defendido como un mecanismo redistributivo y compensador de precios.

"Yo le digo a todos los argentinos, pero sobre todo a aquellos a los que mejor les ha ido, aquellos que se pueden dar el lujo de estar 90 días sin trabajar... debemos ser más solidarios", añadió la presidenta.

Desde que el gobierno anunció el 11 de marzo un nuevo esquema de retenciones móviles que fija la tasa del impuesto a la cotización de los granos en el mercado internacional, las principales entidades agropecuarias han realizado tres huelgas. La más importante fue en marzo, cuando durante 21 días paralizaron la comercialización de todos los productos agropecuarios, provocando desabastecimiento de alimentos en las principales ciudades.

El fantasma del desabastecimiento reapareció esta semana luego de que los dueños de transportes de carga comenzaron a bloquear rutas de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, que concentran la producción agropecuaria, reclamando el fin del conflicto entre el gobierno y el campo.

Los transportistas argumentan que el prolongado conflicto ha paralizado su actividad y advirtieron que en los próximos días podrían faltar alimentos y combustibles. Los productores lecheros anunciaron que tirarán miles de litros de leche si no logran transportarlos a los depósitos de refrigeración por los bloqueos de rutas.

"Yo me pregunto ¿quién puede estar 90 días sin trabajar? Solamente los que han acumulado mucha renta y mucha riqueza... La avaricia es uno de los pecados que Dios más condena", arremetió la mandataria.

Apenas unas horas después, la Iglesia se sumó al cruce discursivo al reclamarle al gobierno que recuerde las virtudes que debe tener un mandato político: "paciencia, modestia, moderación, caridad y generosidad".

En un comunicado titulado "La nación requiere gestos de grandeza", el Episcopado argentino sostuvo que el conflicto con el campo "ha puesto de manifiesto falencias profundas de nuestra vida republicana. La persistencia misma del conflicto y la aparente imposibilidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional".

"No es propio de los poderes públicos empeñarse como parte en los conflictos, sino abocarse a su solución", dijeron los obispos, que pidieron "al gobierno de la nación que convoque con urgencia a un diálogo transparente y constructivo y a los sectores en conflicto que revean las estrategias de reclamo".

Quien también intervino el jueves fue el gobernador Hermes Binner de la provincia de Santa Fe, la segunda más importante del país y una de las más perjudicadas por los múltiples bloqueos de rutas que realizan los transportistas.

"Desde el punto de vista social estamos transitando un camino sumamente peligroso", dijo el socialista en conferencia de prensa.

"Instamos a suspender todas las medidas que impidan la circulación de personas, alimentos y medicamentos y pedimos un gesto de grandeza a la presidenta que permita remover los obstáculos que desataron esta situación", añadió.

El conflicto marcó la primera crisis política del gobierno de Fernández, que asumió en diciembre. Según distintas encuestas, la mandataria sufrió una pronunciada caída en su popularidad desde el inicio de la disputa con el campo.

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