18 junio, 2008

El alza en los precios de los alimentos provoca que la UE se replantee sus subsidios agrícolas

Por John W. Miller

BRUSELAS—John y Gitte Abrahamsen poseen 15 hectáreas de tierras en Dinamarca, pero no las usan para la agricultura, sino que las arriendan a un club ecuestre. Aun así, la Unión Europea les otorgó US$1.500 en subsidios agrícolas el año pasado.

El dinero provino de los US$75.000 millones anuales que la UE destina para ayudas agrícolas, cuyo objetivo inicial era reducir el exceso de producción y prevenir un colapso de los precios de los alimentos. Sin embargo, hoy que los precios de los alimentos se han disparado y escasea la tierra cultivable, la UE busca estimular la producción agrícola.

En mayo, la UE suspendió el requisito de que los agricultores mantuvieran 10% de sus tierras barbechas y elevó las cuotas que limitan la cantidad de leche que cada país del bloque puede producir. No obstante, conseguir un consenso entre los países miembros para eliminar subsidios individuales o cómo usar los fondos de la UE para reducir los precios de los alimentos ha resultado una tarea bastante más ardua.

Mientras que Dinamarca dedica US$500.000 al año para subsidiar escuelas ecuestres, Polonia ha presupuestado US$1.000 millones este año para programas de reforestación que le restan tierras a la agricultura.

Francia, que el próximo mes asumirá la presidencia rotativa de la UE, cree que es hora de reevaluar esas políticas. Los políticos franceses quieren que la UE vuelva a pagarles a los agricultores un monto fijo por cada tonelada cosechada de cultivo, para estimular la producción. La UE, sin embargo, se ha estado alejando de esa práctica en los últimos años debido a que la Organización Mundial del Comercio estima que los subsidios ligados a la producción generan una competencia desleal.

[eufarm]

Otros países de la UE creen que Francia se equivoca. Los británicos piensan que los generosos subsidios de la UE han deprimido la producción global de alimentos ya que la UE ha exportado su exceso de alimentos a los mercados emergentes a precios bajos, lo que ha desanimado la producción local.

Los economistas dicen que es improbable que cualquier subvención reduzca los precios globales de los alimentos. "La única forma comprobada de reducir los precios es a través de un aumento de la productividad", afirma Hafez Ghanem, director de economía de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La legislación de la UE, no obstante, prohíbe que los US$75.000 millones para asistencia agrícola se usen en investigación. Ese rubro se financia con el presupuesto de US$10.000 millones para investigación y desarrollo del bloque. El Reino Unido y otros han pedido que se transfiera más dinero de ayuda agrícola a investigación, pero los países donde los agricultores tienen una gran influencia política se oponen.

El caso de Estados Unidos no es tan distinto al de la UE. Apenas un tercio de los US$298.000 millones reservados para la agricultura va a parar a los bolsillos de los cultivadores. El resto se destina a cupones de alimentos, educación nutricional y conservación del medio ambiente. Reducir el tamaño de estos fondos ha resultado imposible.

Los agricultores franceses, al igual que los estadounidenses, atraviesan por un buen momento gracias a los precios récord del maíz y los altos subsidios. A pesar de los altos precios de sus cultivos, "los agricultores se siguen aferrando a los subsidios, porque se trata de un negocio volátil", señala Alain Lepicard, un corredor agrícola en Yerville, Francia.

Incluso los subsidios menos populares pueden ser difíciles de eliminar. En 2003, la UE acordó reducir a la mitad los subsidios al tabaco dejándolos en US$500 millones al año, y eliminarlos para 2010. Los países de la UE que cultivan tabaco (Italia, Grecia, España, Francia, Polonia, Bulgaria y Portugal) siguen peleando la medida. En mayo, el Parlamento Europeo votó 379 a 244 a favor de extender la subvención hasta 2013. Para que ello ocurra, la mayoría de los 27 países de la UE tiene que estar de acuerdo.

Para países como España, el tabaco es sinónimo de empleo. En las planicies entre Madrid y Portugal se ha cultivado tabaco desde la época de Colón. "Aquí no hay nada más que hacer", señala José Fonseca, gerente de Agroexpansión, una procesadora de tabaco.

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