27 junio, 2008

Grupo Modelo, acorralado entre dos gigantes

Por David Luhnow y David Kesmodel

CIUDAD DE MÉXICO—Carlos Fernández, el presidente ejecutivo de 42 años de la cervecera mexicana Grupo Modelo SA, tomó las riendas de su compañía a la antigua: a través de su familia.

Su tío dirigió la empresa durante tres décadas. Además, el ambicioso ejecutivo selló su ascenso al contraer matrimonio con la hija de otro patriarca de la compañía.

Durante los últimos diez años, Fernández se ha adaptado bien a su rol como el rey de Corona, la cerveza más conocida de la empresa, pero el ejecutivo y su compañía luchan para adaptarse a los cambios radicales que tienen lugar en la industria cervecera.

Tras una fiebre de adquisiciones, han surgido gigantes globales que amenazan con transformar a las cerveceras en manos de familias, como Modelo y su socio estadounidense Anheuser-Busch Inc., en una especie en extinción.

En momentos en que la belga-brasileña InBev SA recaba apoyo para su oferta no solicitada de US$46.350 millones por Anheuser, Modelo está en una encrucijada.

La junta directiva de Anheuser rechazó en forma unánime el jueves la propuesta de InBev, la que calificó de "financieramente inadecuada". InBev, por su parte, entabló una demanda para remover a los 13 miembros de la junta de la cervecera estadounidense.

Anheuser le ha pedido a Modelo que unan fuerzas. Modelo, a la cual la propuesta de InBev la tomó por sorpresa, rechazaría los avances de Anheuser con tal de preservar su independencia.

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La tarea de fijar el rumbo de Modelo recae sobre Fernández. Al igual que su contraparte en Anheuser, August Busch IV, Carlos Fernández fue preparado desde una temprana edad para asumir las riendas de la cervecera. A los 12 años, empezó a acompañar a su tío Antonino Fernández, en ese entonces presidente ejecutivo, en la cervecera insignia de Modelo en Ciudad de México. Carlos Fernández trabajaba a tiempo parcial durante la secundaria, haciendo de todo, desde transportar sacos de cebada hasta aprender el proceso de fermentación.

El ejecutivo ascendió rápidamente. En 1994, a la edad de 28 años, pasó a integrar la junta directiva en calidad de vicepresidente, quedando como heredero natural. Asumió la presidencia ejecutiva a los 32, aunque hasta hace unos años, su tío siguió dirigiendo en gran parte la compañía tras bambalinas.

No obstante, en el tiempo transcurrido desde que Fernández comenzó a dirigir Modelo, el rol de las cerveceras familiares ha disminuido en forma constante a medida que las adquisiciones han dejado a unas pocas compañías globales dominando un negocio intensivo en capital.

En 2005, por ejemplo, la familia Molson de Canadá y la familia Coors de EE.UU. fusionaron sus compañías. Este año, Molson Coors Brewing Co. está combinando sus operaciones estadounidenses con las de SABMiller PLC, reduciendo aún más la influencia de la familia Coors. Mientras tanto, SABMiller compró en 2005 la cervecera colombiana Bavaria, liderada por la familia Santo Domingo, y ahora Bavaria es un accionista importante de SABMiller.

InBev, la segunda cervecera del mundo por volumen, ha sido parte del cambio. La compañía fue creada por la fusión en 2004 de Interbrew, controlada por familias belgas, y AmBev, controlada por inversionistas brasileños. Los belgas cedieron parte de su control sobre los votos para formar la empresa, que ahora es dirigida cada vez más por los brasileños.

Modelo y Anheuser se han mantenido al margen de esta ola de fusiones, lo cual no es coincidencia puesto que ambas compañías son reconocidamente conservadoras. Una gran diferencia entre las dos firmas, sin embargo, es que la familia Busch posee menos del 4% de las acciones de Anheuser, al paso que las acciones con derecho a voto de Modelo son controladas por tres familias principales.

Tras sufrir en carne propia los altibajos de la economía mexicana, Modelo se ha negado desde hace mucho tiempo a endeudarse en dólares, prefiriendo crecer usando su propio capital.

Al igual que Anheuser, la cervecera mexicana ha declinado reiteradas oportunidades de adquisición y las dos empresas son encabezadas por jóvenes presidentes ejecutivos presionados por el legado de sus familias y el nacionalismo de sus compañías.

Incluso la decisión de Modelo en 1993 de vender una gran parte a Anheuser puede ser interpretada como una maniobra defensiva. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o NAFTA, estaba por entrar en vigor y Modelo temía una invasión de cerveceras de EE.UU. Prefirió vender la mitad de la compañía y obtener la protección de un gran socio estadounidense que enfrentar una competencia abierta.

"Estamos orgullosos de ser una compañía mexicana" ha dicho Fernández sobre Modelo. Un miembro de la junta directiva añade: "Nuestro negocio es sencillo: vendemos aquí y en el mundo cervezas mexicanas elaboradas en México".

De todos modos, el feroz nacionalismo y su estilo conservador deja a Modelo en una posición difícil.

Si InBev se queda con Anheuser, entonces Modelo terminaría con un nuevo socio, uno que no ha elegido y que es mucho más agresivo en cuestiones tales como el recorte de costos. Además, InBev no esperaría tan pacientemente para controlar a Modelo como lo ha hecho Anheuser. La mayoría de los analistas cree que Modelo caerá en manos de InBev en algún momento.

"El mundo está cambiando a su alrededor", afirma Tom Pirko, presidente de Bevmark, firma consultora de bebidas con sede en California. "Modelo va a enfrentar más y más presión para ir más allá de su perspectiva centrada en México" y realmente pensar en expandir el alcance global de sus cervezas.

El cambio, en todo caso, podría ser difícil. Modelo es tan insular que la junta directiva no fue informada de las negociaciones llevadas a cabo esta semana con Anheuser, según varios miembros de la junta.

Las frases que la mayoría de la gente en México usa para describir a Fernández son "buena gente" y "trabajador". Todos lo describen como un hombre de familia y profundamente religioso.

Muchos de los líderes de Modelo han sido famosos por su piedad y religión. Modelo llegó a ser una compañía tan conservadora que durante décadas contratar secretarias casadas era mal visto porque sus ejecutivos pensaban que el lugar de una mujer casada era el hogar.

A pesar de su éxito a nivel internacional, Modelo no se considera una empresa global. Como resultado, la compañía regularmente ha rechazado oportunidades de adquisición.

En 2001, el departamento de planificación estratégica había preparado un acuerdo para comprar las cerveceras líderes de El Salvador y Honduras por cerca de US$500 millones, según fuentes cercanas. Sin embargo, los altos ejecutivos de Modelo rechazaron el acuerdo. Un mes después, SABMiller compró las cerveceras centroamericanas a un precio similar. La historia se ha repetido en varias ocasiones, incluyendo intentos de adquirir a la colombiana Bavaria, vendida a SABMiller en 2005.

"La independencia de Modelo está amenazada por los acuerdos que no realizaron", señala Carlos Laboy, analista de Credit-Suisse.

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