Las acciones financieras derrumban al Dow Jones y evocan el estallido tecnológico
Por E.S. Browning
Las acciones estadounidenses alcanzaron su punto más bajo en lo que va del año y quedaron a un tris de superar la caída de 20% desde su máximo que define un mercado a la baja. Los bancos y las firmas de valores volvieron a liderar el descenso, evocando el hundimiento de las empresas tecnológicas a principios de la década.
El Promedio Industrial Dow Jones cayó 358,41 puntos para quedar en 11.453,42, su nivel más bajo desde septiembre de 2006.
Aunque las acciones financieras bajaron tras las recomendaciones negativas por parte de los analistas de Wall Street y los temores de final de trimestre que han azotado a los mercados desde el año pasado, el declive tiene múltiples causas. Los precios del crudo saltaron un 3,8% para ascender a los US$139,64 el barril en Nueva York, mientras que empresas como Oracle y Research in Motion, el fabricante de los teléfonos inteligentes Blackberry, brindaron predicciones pesimistas y el dólar continuó bajando. El oro saltó US$33,10 para llegar a los US$913,10 la onza, su mayor avance en dólares en 23 años.
La caída de 3,03% en el Dow Jones fue el segundo mayor descenso porcentual del año. El indicador ha bajado un 19% desde su máximo de octubre de 14.164,53 puntos. Los inversionistas usualmente consideran que un mercado a la baja se presenta cuando uno de los principales índices cae más de 20%. Para el Dow, eso implicaría un descenso a 11.331,62 enteros o menos.
El Dow Jones ha perdido 9,4% en junio y si no se recupera el viernes o el lunes, completará su peor mes desde 2002. También sería el peor desempeño en un mes de junio desde 1930 y el séptimo mes a la baja de los últimos ocho. El Dow ha cedido un 6,9% en nueve jornadas.
Las acciones de empresas financieras, que van desde las grandes casas de corretaje de Wall Street a los bancos regionales de Estados Unidos, han tambaleado desde principios de mayo. Los declives se han acelerado a medida que queda en evidencia que los problemas de la cartera incobrable que los han agobiado durante los últimos 12 meses no desaparecerán a corto plazo. Los gráficos que muestran la evolución de estas empresas son parecidos a los de los desplomes de los gigantes tecnológicos después del estallido de la burbuja tecnológica. Antes de que la debacle tecnológica concluyera, la acción de Cisco Systems había perdido 89%, la de Dell 71% y la de Amazon.com 92%.
El jueves, la acción de Citigroup bajó 6,3% para alcanzar su precio más bajo en una década. Bank of America perdió 6,8% y Washington Mutual 9%. Las firmas de corretaje tampoco se salvaron: Lehman Brothers cedió 8,4% y Merrill Lynch 6,8%. Goldman Sachs, considerada como la firma de valores más sólida, declinó un 4%.
Citigroup, que llegó a ser el banco estadounidense de mayor capitalización de mercado, ha sufrido un derrumbe de 69% desde su máximo de 2006. La acción de Washington Mutual, líder en préstamos hipotecarios, ha perdido un 89% desde su máximo de 2003 llegando a su nivel más bajo desde 1991. Merrill Lynch ha descendido un 66% para llegar a su nivel más bajo desde 2003.
Los bancos, en todo caso, son el corazón de la economía y juegan un papel mucho más importante que las empresas tecnológicas. Mientras algunas acciones tecnológicas se dispararon pese a no generar ganancias, los bancos han sido muy rentables. De las diez industrias que componen el índice Standard & Poor's 500, las empresas financieras exhiben aumentos en sus ganancias en todos los trimestres desde 1995, según Standard & Poor's, una racha sin precedentes más allá de la industria petrolera en los años 70.
"En términos generales, esto significa que el crecimiento económico será seguramente menor de lo que hubiera sido", recalca Marc Stern, director de inversiones para Bessemer Trust, que administra US$50.000 millones en Nueva York, en su mayoría para familias adineradas.
El problema, según Stern, es que los bancos y otras firmas financieras se han endeudado en exceso para crear e invertir en complejos vehículos financieros como los bonos respaldados por hipotecas.
Ahora sus balances están repletos de miles de millones en préstamos incobrables y valores que han dejado de pagarse, y los bancos deben recaudar capital fresco de inversionistas como los gobiernos de Medio Oriente. También deben reducir su endeudamiento y dejar de prestar tan agresivamente.
"Muchas instituciones financieras deberán reinventarse, lo cual implica mucha incertidumbre sobre cómo prosperarán... Les va a costar", dice Stern.
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