10 junio, 2008

Humboldt, el liberal (I)

HumboltPor Carlos Goedder
CEDICE


Lo que el hombre no abrace por su propio impulso, aquello en que se vea sujeto a la dirección y a las restricciones impuestas por otros, no se identifica con su ser, es siempre algo ajeno a él y no lo ejecuta, en rigor, con fuerza humana, sino con habilidad mecánica”.

Wilhem von Humboldt (Los límites de la acción del Estado)

Alexander von Humboldt (1769-1859) es bien conocido por su labor como pionero en el estudio geográfico. Quizás sea menos conocido el titánico legado de su hermano Wilhem, quien abrió también nuevas perspectivas para el conocimiento humano en el campo educativo y filosófico.

Wilhem von Humboldt nació y falleció en suelo prusiano, en ciudades actualmente alemanas. Vino al mundo en Postdam, en 1767 y se desencarnó en 1835 en Tegel. Su mayor legado institucional fue la Universidad de Berlín, cuya fundación lideró entre 1809 y 1810. Actualmente esta Universidad tiene como epónimo a Humboldt.

G. Hohendorf comenta sobre el pórtico universitario: “Ante el edificio principal de la Universidad Wilhem von Humboldt, a ambos lados de la entrada, se levantan sendos monumentos a los hermanos Humboldt (Alexander y Wilhem). Cada uno en una vertiente distinta, estos dos monumentos representan las ciencias del pensamiento y las ciencias de la Naturaleza en la Alemania del siglo XIX”.

El trabajo de Humboldt sobre el currículo (plan de estudios) educativo fue notable, incluso teniendo en cuenta el breve lapso durante el cual dirigió el Departamento de Cultura y Enseñanza del Ministerio de Educación prusiano —entre febrero de 1809 y mayo de 1810—. Hohendorf comenta sobre la visión de W. Humboldt en materia de estudios superiores: “La libertad de la ciencia y la autonomía del cuerpo docente son las premisas en que se basa el modelo universitario de Humboldt”; y citando las Obras Completas de Humboldt, Hohendorf recoge esta cita: “…El profesor de universidad no es un maestro, ni el estudiante un educando, sino alguien que investiga por sí mismo, guiado y orientado por el profesor”.

W. Humboldt fue también precursor en la filosofía del lenguaje. Sus investigaciones sobre las lenguas vasca y janavesa fundamentaron conclusiones sobre la conexión entre pensamiento y lenguaje. La introducción de su obra póstuma Sobre las Diferencias del Lenguaje y su Influencia en el Desarrollo del Hombre es considerada como referencia fundamental.

Estas líneas de trabajo de Humboldt se enmarcaron dentro del “Nuevo Humanismo Alemán”, decisivo para configurar el idealismo germánico. W. von Humboldt mantuvo amistad y correspondencia con los titanes de este movimiento, J.C. Friedrich von Schiller (1759-1805), y, como no, Johann W. von Goethe (1832-1749).

En esta serie de artículos me aproximaré a una línea de trabajo donde Humboldt también alcanzó cimas. Se trata de su contribución al pensamiento liberal. La línea vertebradora del trabajo que vengo desarrollando este año es sustentar teóricamente la opción vital por la libertad individual, la economía de mercado y la desopresión estatal. Para que esta postura favorable a la libertad sea más que una consigna o eslogan, hay que rastrear sus fuentes teóricas y W. von Humboldt es una de las más poderosas y menos divulgadas.

El escrito más liberal de Humboldt es Los Límites de la Acción del Estado , construido esencialmente durante 1792. El manuscrito quedó sin publicar hasta 1851, cuando Hermann, hijo de Wilhem, lo vendió al editor E. Trewendt. Es una obra juvenil, en la cual impera esa alquimia germánica donde se conjugan intensidad expresiva, vuelo del pensamiento y rigurosidad.


Una originalidad del argumento esgrimido por Humboldt para restringir la acción Estatal es la dimensión épica individual. La búsqueda humana por la realización aleja al individuo de la comodidad y la certidumbre: “El verdadero fin del hombre (…) es la más elevada y proporcionada formación posible de sus fuerzas como un todo. Y para esta formación, la condición primordial e inexcusable es la libertad. Pero, además de la libertad, el desarrollo de las fuerzas humanas exige otra condición, aunque estrechamente relacionada con la de la libertad: la variedad de las situaciones. Incluso el hombre más libre y más independiente, puesto en una situación de uniformidad se forma menos”.

Luego, la tiranía Estatal surgiría cuando la visión del gobernante y sus burócratas menosprecia o ignora esta batalla cotidiana individual por alcanzar la realización plena, la máxima expresión correspondiente al Ser.

“…Aquello sobre lo que descansa, en último término, toda la grandeza del hombre, por lo que el individuo debe luchar eternamente y lo que jamás debe perder de vista quien desee actuar sobre hombres, es la individualidad de la fuerza y de la formación”.

La acción gubernamental que cree liberar al hombre imponiendo uniformidad y certidumbre realmente le encadena. Estos dos fragmentos de Humboldt son elocuentes: “Al olvidar que los seres actuantes tienen autonomía, parece que sólo están preparados para el goce y la felicidad. Pero, aunque el cálculo fuese acertado, pues de la felicidad y el goce sólo puede juzgar rectamente la percepción de quien está gozando, siembre se hallaría, no obstante, muy lejos de la dignidad del ser humano”.

“…Esto es, precisamente, lo que los Estados se proponen. Quieren el bienestar y la tranquilidad. Y consiguen ambos en la medida en que los individuos luchen menos entre sí. Pero a lo que el hombre aspira, y tiene necesariamente que aspirar, es a algo muy distinto: es a la variedad y a la actividad. Sólo estas dan personalidades amplias y enérgicas y seguro que ningún hombre ha caído tan bajo para preferir para sí mismo la felicidad a la grandeza”.

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