01 junio, 2008

Una revolución que roba el sueño de Venezuela

EL PRESIDENTE de Venezuela, Hugo Chávez durante su habitual programa Aló, presidente el pasado abril en Caracas. Las denuncias de corrupción se multiplican en todo el país.
HO / AFP / Getty Images
EL PRESIDENTE de Venezuela, Hugo Chávez durante su habitual programa Aló, presidente el pasado abril en Caracas. Las denuncias de corrupción se multiplican en todo el país.

Del gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez hay mucha tela que cortar, pero ciertamente todo gira sobre la escandalosa corrupción -- quizá sin precedente en el país --, un sistema autoritario con disfraz de democracia, programas sociales de alto ingrediente populista, inocultable ineptitud y alegremente despilfarrador.

En este trabajo de investigación, por diversas fuentes intentamos mostrar un escenario del origen y des- tino de los fondos multimillonarios que entran y salen alegremente del tesoro nacional para favorecer a grupos privilegiados.

La recién designada fiscal general de la república, Luisa Ortega Díaz, dijo en una de sus primeras decla- raciones públicas que el Ministerio Público apenas está comenzando la lucha contra la corrupción e impunidad. Sabemos que Venezuela es un país petrolero con ingresos anuales superiores a los $60,000 millones, pero así como ingresa ese dinero los problemas sociales son innumerables y sin solución, excepto los consabidos paños calientes.

Esperamos que la nueva fiscal haga valer sus palabras y que el combate a la corrupción no pase de un simple enunciado, como ha sido hasta ahora. Poco ha avanzado el gobierno de Chávez en esta materia porque los casos salidos a la luz pública parecen mantenidos en un congelador en diferentes instancias judiciales.

En su tarea de perseguir los llamados delitos de cuello blanco, involucra por supuesto a banqueros y ex funcionarios vinculados con los mandantes. El 23 de enero del 2008, la Fiscalía imputó al ex ministro de Finanzas, Tobías B. Nóbrega, por supuestos delitos tipificados en la Ley Contra la Corrupción los cuales presuntamente habrían sucedido durante su gestion ministerial entre el 2002 y el 2004. El Ministerio Público le imputa presunta comisión de los delitos de peculado, evasión de proceso licitorio y concierto con contratistas.

En otro caso, el Ministerio Público imputó a un banquero que presidió el Stanford Bank, antes de que esta institución financiera se estableciera en Venezuela. El banquero Gonzalo José Tirado Yépez presuntamente estaría involucrado en supuestas irregularidades en esa entidad financiera, en perjuicio del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT) y del propio banco.

Una fiscal, Iris Marú Rojas, imputó a Tirado Yépez por la presunta comisión de los delitos de estafa continuada, cómplice necesario en defraudación tributaria y apropiación o distracción de recursos en grado de continuidad. Por este mismo presunto delito han sido imputados también otras nueve personas que formaban parte del grupo administrativo de Stanford Bank. Tirado Yépez, sin embargo, aparece también presuntamente vinculado en una operación bursátil que envuelve a una de las mayores empresas de Venezuela, la Electricidad de Caracas, ahora en manos del gobierno, operación ésta que la prestigiosa articulista Ana Julia Jatar desmenuza en un escrito publicado el 3 de marzo del 2007 y el cual inicia diciendo:

"Hoy emergen del lodo las verdaderas razones por las cuales la robolución bolivariana nacionalizó la Elec- tricidad de Caracas, para usarla como cascarón y robarle a ella, y a nuestro país, millones de dólares en emisiones de bonos que nadie tiene tiempo de hacerles seguimiento. . .".

Ya citamos parte de un artículo de la economista Jatar -- jamás objetado -- en el cual desmenuza las razones por las cuales "la robolución bolivariana'' --como la llama-- nacionalizó la Electricidad de Caracas apoyada en el siempre objetable control cambiario que tantas distorsiones emana.

Una de esa distorsiones, según Jatar, "es que bonos en dólares de la República de Venezuela y de PDVSA se vendan mucho más caros en nuestro país que en el exterior. Es el caso con los famosos bonos y notas estructuradas que vende afanosamente el gobierno para quedarse así con la ganancia del diferencial cambiario''.

Hace ella referencia a unos bonos emitidos por PDVSA y que según la óptica gubernamental chavista parecieran ser menos riesgosos que el Tesoro mismo de Estados Unidos y "sólo en el mercado local ese milagro lo hace posible el chanchullo del control de cambio''. En el exterior, el día de la emisión de bonos de PDVSA se comenzó a cotizar a un rendimiento cercano al 7.5 por ciento, es decir, afuera no se comieron el cuento.

La emisión de bonos de la Electricidad de Caracas se montó en menos de una semana y según algunos de los involucrados en la operación justificaron esa urgencia por una supuesta orden emanada de Miraflores, sede de la presidencia de la república. La emisión de bonos de la EDC por $650 millones fue, para analistas, un negocio poco transparente. El principal aspecto controversial de la operación, y a la vez oscuro, fue la selección de la casa de bolsa que actuó como intermediaria. Surgieron interrogantes alarmantes como, por ejemplo, ¿a quién realmente se favoreció con la negociación? ¿Quién es el dueño de UNOVALORES [la casa de bolsa involucrada]?

Precisaremos que la emisión de bonos de la EDC se efectuó el 3 de abril del 2008. Para la fecha, el dueño de UNOVALORES era Luis Oberto Anselmi. El 4 de abril, la Comisión Nacional de Valores (CNV) autoriza el traspaso y venta de acciones de UNOVALORES, es decir, 24 horas después de la emisión de bonos, UNOVALO- RES cambió de dueño.

La CNV no especifica quién es el nuevo dueño de UNOVALORES, sin embargo, diversos medios impresos venezolanos afirman que habría sido Tirado Yépez, quien, según las mismas notas de prensa, habría pagado a Oberto Anselmi unos $3.7 millones. Algunos analistas del medio se preguntan hasta dónde sería cierta esta información y, de ser así, de dónde pudo sacar Tirado Yépez esa considerable cantidad de dinero. No es tarea fácil hurgar sobre estas interrogantes, pues los organismos del Estado encargados de velar por la transparencia de estas operaciones no ofrecen al público inversor detalles que le permitirían formarse una opinión diáfana y correcta. Aún se desconoce quién fue el intermediario entre Anselmi y Tirado Yépez y asombra que la CNV auto- rice la venta 24 horas después de la mencionada emisión de bonos. ¿Quién es hoy el dueño de UNOVALORES? Porque si es Tirado Yépez la CNV está obligada a comprobar que están cumplidos todos los requisitos de una resolución del 9 de marzo del 2007 según la cual supuestamente se impide que personas sin experiencia adquie- ran casas de bolsas o que las mismas se conviertan en vehículo para legitimar capitales de dudosa procedencia.

Son otros requisitos obligatorios la experiencia, la honorabilidad y la solvencia del adquiriente o adquirien- tes. Se tiene entendido que Tirado Yépez limita su experiencia a una sola institución bancaria, donde estuvo 14 años, de los cuales sólo cuatro meses al frente de la junta directiva de un banco que para la fecha únicamente tenía una cartera limitada y apenas unas ocho agencias. Se afirma que Tirado Yépez no salió por la puerta grande de esa institución bancaria, sino por el contrario está envuelto en un escándalo por el cual la Fiscalía General de la República lo imputó el 9 de septiembre del 2007 y se encuentra en espera de una acusación.

Un diputado de la Asamblea Nacional, Elvis Amoroso, anunció que el Parlamento iniciará prontamente una investigación sobre la emisión de bonos de la EDC. Se dice, sin embargo, que la investigación no se ha ini- ciado y, de no proceder, el gobierno podría caer en las sinuosas redes de hombres de las finanzas que pululan en este tercer mundo. Según World Check, institución de seguridad bancaria para alertar sobre posibles operaciones de lavado de dinero, son muchos los banqueros o ex banqueros que han hecho crecer "sorpresivamente'' sus fortunas perso- nales en presunta connivencia con altos funcionarios del gobierno chavista. Con razón, hay quienes llaman a esta revolución una "revolución bonita''.

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