21 mayo, 2009

La posible rebaja del 'rating' a Reino Unido sacude a la libra

por A.B.M.

La libra caía frente a sus principales cruces después de que la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) amenazara con rebajar el 'rating' a Reino Unido. Mientras, el euro aflojaba su rally alcista y se quedaba a las puertas de la cota de los 1,38 dólares.

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La libra esterlina cedía hasta registrar mínimos de seis meses frente al dólar y de más de dos semanas en su cruce con el euro. Una reacción lógica tras conocer que S&P ha puesto en perspectiva 'negativa' el 'rating' de Reino Unido, desde 'estable'.

Y es que es la primera vez que esta agencia rebaja su perspectiva sobre Gran Bretaña. Un mazazo para la libra que reflejaba moderados síntomas de recuperación en el mercado Forex.

El euro también debía tragarse su rally alcista y moderar su entusiasmo tras las palabras del ex presidente de la Reserva Federal (Fed), Alan Greenspan. Aunque considera que la situación de la economía estadounidense ha mejorado "considerablemente", también ha advertido, una vez más, de la necesidad de los bancos de más ampliaciones de capital.

Un escenario que devuelve los temores sobre que un delicado estado de salud del sistema financiero pueda perturbar la que parecía una paulatina recuperación económica. El euro, además, al ser una de las monedas cuya política monetaria ha resultado más aplacada podría sufrir una bajada más pronunciada.

La sesión de la libra
Pero la protagonista de hoy era, sin duda, la libra esterlina. La moneda británica cayó un 0,7% a 1,5648 dólares en los primeros compases de la mañana en Nueva York, a partir del 1,5755 de ayer. Y eso que llegó a tocar la cota de los 1,5817 dólares, el nivel más alto desde el pasado 10 de noviembre.

Frente al euro, la divisa británica llegó a depreciarse casi un punto y medio porcentual, hasta los 88,70, la mayor caída desde el pasado siete de mayo.

Poco más de media hora antes del cierre de los mercados del Viejo Continente, las bajadas de la libra se aplacaban.

GM lidera el Dow Jones

Sube más de un 11%

GM lidera el Dow Jones tras su acuerdo con los sindicatos

por Expansión.com

Por cuarto día consecutivo el gigante de Detroit se anota fuertes avances en bolsa que contrarrestan las pérdidas acumuladas durante la semana pasada. En esta ocasión, los inversores optan por comprar acciones de General Motors (GM) animados por el acuerdo provisional que el fabricante de coches acaba de alcanzar con el sindicato de trabajadores United Auto Workers (UAW).

Según ha anunciado el propio sindicato, GM y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos han alcanzado un acuerdo provisional con la UAW que permitirá al fabricante de coches reducir considerablemente los costes laborales.

La noticia es recogida con optimismo en el parqué de Nueva York ya que el acuerdo con los sindicatos era uno de los requisitos exigidos por el Gobierno para que el grupo de Detroit a pueda evitar que el Ejecutivo le obligue a declararse en suspensión de pagos. En Wall Street aplauden los esfuerzos que está realizando la compañía para enderezar el rumbo y premian sus acciones con subidas que superan el 11%.

El acuerdo, que ahora debe ser ratificado por los trabajadores afiliados al sindicato, "contiene modificaciones al convenio colectivo" y al fondo que financiará las prestaciones sanitarias de los trabajadores y pensionistas de la empresa, según apunta el comunicado enviado por el UAW.

Los detalles del acuerdo se revelarán a los afiliados al sindicato en las próximas reuniones que convocará con los trabajadores para explicarles el acuerdo alcanzado con la empresa.

Wall Street no encuentra sustento

Media sesión: el Dow Jones cae un 1,7%

Wall Street no encuentra sustento y se entrega al rojo

por F. R. Ch

La presión bajista domina Wall Street este jueves. Los augurios de Greenspan, la advertencia de rebaja de rating efectuada por Moody's al Reino Unido y los datos macroeconómicos dejan fuertes ventas en los mercados estadounidenses. Tan sólo GM y el sector financiero logran evadirse del rojo.

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Así las cosas, al pasar por el ecuador de la sesión en el parqué neoyorquino, el Dow Jones de Industriales se deja un 1,68%, hasta los 8.280 puntos, el S&P 500 retrocede un 1,71%, hasta los 88 puntos y el Nasdaq Composite pierde un 2,02%, hasta los 1.692 puntos.

Jornada aciaga para la bolsa de Nueva York, que no encuentra ningún apoyo para poder salir de las fuertes ventas que dominan la sesión desde su comienzo. Todas las referencias, con la excepción de los indicadores económicos adelantados, no dejan un resquicio para las compras.

Hoy, Greenspan ha vuelto a hablar y los mercados no han tomado de forma muy positiva sus palabras. Aunque el crédito del que fuera presidente de la Fed está puesto en entredicho por muchos, lo cierto es que cada vez que habla, las bolsas tiemblan

A Greenspan se le ha culpado que su política sembró la semilla de la actual crisis, pero su discurso sigue teniendo mucha influencia. El veterano banquero ha asegurado que los bancos de Estados Unidos tendrán que ampliar capital en grandes cantidades en los próximos meses y tendrá que ser recapitalizados. Sin embargo, cree que la situación de la economía estadounidense y de los mercados financieros ha mejorado "considerablemente".

Los mercados han aprovechado estas declaraciones para deshacer posiciones y entregarse a las ventas. Por si fuera poco, también presiona a la baja la decisión de la agencia Standard & Poor's de poner bajo vigilancia 'negativa' el rating de AAA del Reino Unido. Nunca por el momento la economía británica ha perdido la máxima calificación crediticia. Fitch, por contra, mantiene sin cambio su perspectiva 'estable'.

Una noticia que ha provocado fuertes correcciones en las bolsas europeas y que también descarga pesimismo en Nueva York. En cuanto a los datos macroeconómicos, los publicados hoy no han logrado vencer en fuerza a estas dos noticias.

Referencias macro
Sobre todo ha dejado mal sabor los datos de desempleo semanal. En los últimos siete días, las peticiones iniciales bajaron en la última semana hasta las 631.000 solicitudes, un registro inferior a lo esperado por el mercado que esperaba que descendiera hasta las 625.000.

Otro dato peor de lo esperado ha sido el dato de actividad industrial en la región medio atlántica de Estados Unidos mejoró menos de lo previsto en mayo, aunque siguió en plena contracción. El índice se situó en los -22,6 puntos, desde la lectura de -24,4 puntos registrada en abril. Sin embargo, la previsión de los analistas había sido más optimista ya que reflejaba una mejora hasta los 18 puntos negativos.

Tan sólo ha dejado un resquicio al optimismo el índice de indicadores adelantados de la economía de Estados Unidos, su mayor subida en 3 años y ha mejorado las previsiones de los expertos económicos. En el último mes, esta referencia subió un 1%, desde una caída revisada del 0,2% de marzo. Esta subida ha sido superior a la esperada en el mercado, que descontaban que lo hiciera en un 0,8%.

Movimientos en el parqué
General Motors se convierte en el principal protagonista de la sesión con una subida cercana al 10%. Las últimas noticias sobre el gigante del Motor, que a finales de mes tendrá que presentar su plan de reestructuración, apuntan a que el Tesoro podría inyectar otros 7.500 millones de dólares en su brazo financiero, GMAC. Además, podría haber alcanzado un acuerdo con los sindicatos para revisar los contratos de los sindicatos y recortar sus horas de trabajo, reducir sueldos y ahorrar costes.

El sector financiero, por su parte, cotiza con avances en el Dow Jones. Bank of America se anota un 3%, JPMorgan un 1% y Citigroup un 2%. Las palabras de Greenspan, señalando la posibilidad de una mayor recapitalización de la banca no logran teñir de rojo a los valores bancarios.

Mientras tanto, el precio del petróleo desciende posiciones desde los 62 dólares con los que cerró ayer. Hoy, el barril Texas se desinfla un 2% y cotiza en los 60,84 dólares.

Las bolsas corrigen

Las bolsas corrigen su euforia

por Expansión.com

Los mercados se vieron forzados a dar un paso atrás en su escalada. Greenspan y la Fed mostraron sus dudas sobre la mejora del sector financiero y de la economía, al tiempo que S&P rescataba, con Reino Unido, las alertas sobre las rebajas de ráting. El Ibex corrigió un 1,75%, hasta los 9.225 puntos.

Como sucediera durante la semana pasada, la jornada de hoy enfrió el clima de euforia predominante durante los dos últimos meses. Este clima, de todas formas, ya se había comenzado a torcer a última hora de ayer. Entonces, las actas de la Fed pusieron en duda la continuidad de la recuperación de la primera economía mundial.

Las dudas vovieron a aflorar también, casi en paralelo, en el sector financiero. El ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan se encargó de ello al asegurar que los bancos estadounidenses aún presentan grandes carencias de capital.

La sentencia final la puso Standard & Poor's. La oleada de rebajas de ráting se había visto frenada en los últimos tiempos, coincidiendo con el rally bursátil. Los analistas de S&P rescataron estas alertas con la amenaza de retirar el ráting de AAA a la segunda mayor potencia económica europea, Reino Unido. Su impacto se agravó si cabe al aflorar el temor a que la primera economía mundial, Estados Unidos, tampoco esté a salvo de posibles revisiones en su ráting.

La corrección generalizada en los mercados estuvo liderada, precisamente, por la Bolsa de Londres. El índice Ftse cayó un 2,8%, frente al 2,7% del Dax alemán, el 2,6% del Cac francés, y el 1,7% del Ibex. Al otro lado del Atlántico, Wall Street cotizaba a media sesión con recortes próximos al 1,5%.

Los descensos no sólo alcanzaron a las bolsas. Los mercados de materias primas, relanzados en las últimas sesiones, fueron uno de los peor parados en la jornada de hoy. La cotización del barril tipo West Texas, después de alcanzar máximos de los seis meses, se desinflaba cerca de un 3%, al borde de bajar de los 60 dólares.

El pinchazo entre las commodities se reflejó de lleno en el Ibex. ArcelorMittal lideró con creces las caídas del índice selectivo, con un recorte del 7,79%. Como presión adicional, la mayor siderúrgica del mundo contó en su contra con los recortes de ráting emitidos por Fitch y Moody's, que dejan su calificación crediticia al borde de los 'bonos basura'.

Sin llegar a la magnitud alcanzada en ArcelorMittal, la corrección se extendió también a la banca. BBVA y Santander bajaron un 2,7% y un 2,4%, respectivamente. Bankinter, inmerso en pleno proceso de ampliación de capital, redujo este procentaje al 1,25%.

Al cierre, sólo cuatro de los 35 valores del Ibex resistieron en positivo. La dos mayores subidas correspondieron a dos de los valores defensivos por excelencia. Grifols se anotó un 1,14%, y Red Eléctrica un 0,96%.

Vitaminas contra la recesión

Crónicas Americanas

Vitaminas contra la recesión

Gina Montaner

La actual Administración sigue en la línea de los bailouts y el gasto millonario por parte del Estado, bajo la creencia de que es la única medicina que acabará por sanarnos. Entretanto continúan enmarañados en el laberinto del sistema de salud pública.

Por el momento los Estados Unidos viven la crisis económica como un enfermo crónico. Hay días mejores en los que los indicadores de la Bolsa suben y los malos augurios de una deflación no se cumplen. Pero los achaques y el estado de precariedad forman parte de una situación en la que amigos y conocidos están perdiendo sus empleos y la gente apenas puede pagar unas viviendas de las que tampoco puede deshacerse. Como los drogadictos o los alcohólicos, cuya salud finalmente se ve minada por los años de excesos, la sociedad estadounidense está sumida en una postración que va para largo.

Cuando la medicina tradicional no es capaz de curar los males, los convalecientes recurren a medicamentos alternativos. En este caso son muchos los que, en un intento por guarecerse del chaparrón financiero, están acudiendo a las farmacias y herbolarios en busca de productos naturales que protejan el sistema inmunológico en épocas de vacas flacas. El considerable aumento de las ventas de complejos vitamínicos como las cápsulas de ajo o de aceite de bacalao, no se debe tanto a la fe en remedios caseros como a la imposibilidad de cientos de desempleados sin seguro médico de pagar la incosteable medicina privada. En un artículo publicado en el New York Times se citan datos de la empresa de marketing Information Resorces Inc., según los cuales en los últimos tres meses del pasado año las ventas de vitaminas aumentaron un 8% comparado al mismo periodo en 2007.

Antes de pedir cita con un doctor o especialista que podría cobrar una media de 200 a 300 dólares por una consulta sin incluir analíticas, los más necesitados se están atiborrando de hierbas y brebajes para prevenir dolencias cuyo diagnóstico podría terminar por arruinarlos del todo. Aquejados de la gripe o un catarro, lo único que está a su alcance son jarabes y pastillas sin recetas, porque sin seguro médico una caja de antibióticos podría ascender a cien dólares. O sea, el repentino entusiasmo por las infusiones con miel no se debe a una militancia New Age, sino a la falta de recursos de quienes de un día para otro se encuentran en la calle.

Las más recientes cifras del censo indican un considerable descenso del número de mexicanos que cruza la frontera ilegalmente, y por primera vez hay literas desocupadas en los albergues donde pernoctan antes de escabullirse en la noche. Este fenómeno no se debe ni al brote de fiebre porcina en el país vecino ni al incremento de la vigilancia por parte de las autoridades americanas. Simplemente hay menos inmigrantes dispuestos a arriesgarse a cruzar el Río Grande porque las escasas expectativas laborales han interrumpido temporalmente el Sueño Americano.

El Gobierno de Obama sigue una política de error y tanteo en busca de una fórmula que solucione los agujeros financieros que cavaron en Wall Street, la proverbial ineficacia de la industria automotriz o la irresponsabilidad de unos bancos que contaron con la complicidad de millones de clientes dispuestos a adquirir propiedades que no podían permitirse. La actual Administración sigue en la línea de los bailouts y el gasto millonario por parte del Estado, bajo la creencia de que es la única medicina que acabará por sanarnos. Entretanto, como sus predecesores, continúan enmarañados en el laberinto de un sistema universal de salud pública que hasta ahora nadie ha sabido cómo poner en práctica. El antídoto contra tanta incompetencia está por descubrirse.


Latinoamerica, hipócrita

Peste porcina

Latinoamerica, hipócrita

Hernán Felipe Errázuriz

En las adversidades como la de México se prueba la amistad, más que en las cumbres y que en las rimbombantes declaraciones en foros internacionales.

La solidaridad latinoamericana es un cuento, un verso, una fábula; sus dirigentes más bien practican la solidaridad ideológica. Están dispuestos a reunirse de emergencia y cooperar cuando Morales, los Castro o Chávez atraviesan por dificultades. A veces, publicitariamente, mandan aviones a otros continentes para rescatar a sus ciudadanos ante remotos peligros. No han hecho ni lo uno ni lo otro por la tragedia en México.

La escalada de aislamiento a México por la mortal peste H1N1 es una vergüenza. La inició Cuba y la culminó Argentina, con términos agraviantes. Las autoridades mexicanas, molestas con los Kirchner, señalaron que los gobernantes trasandinos ocultaron la enfermedad, que pudieron controlar y prevenir, que nos toca cerca y que causará más víctimas que la peste mexicana.

La influenza viral ha cobrado más de 200 vidas en México y gangrena su economía. Algunos le cerraron las fronteras; otros, partiendo por Perú y Ecuador, suspendieron vuelos. Chile rechazó albergar a equipos de fútbol mexicanos para partidos de la Copa Libertadores, por absurdos riesgos de contagio. Haití se negó a desembarcar una nave mexicana con donaciones. Los restantes se sumaron al silencio de Chávez.

Que se sepa, ningún país de la región ha enviado médicos o medicinas, ayuda material o simbólica, ni ha manifestado algún gesto reconfortante para los sufrientes mexicanos.

Estados Unidos ha sido la excepción: mantiene abiertas sus fronteras, dispuso asistencia médica y financiera. Pero Obama tampoco lo ha hecho del todo bien: pudo encabezar una acción regional o multinacional.

En toda cumbre presidencial, reunión de la OEA, de la CAN, Unasur y otras entelequias institucionales latinoamericanas y caribeñas, los mandatarios y dirigentes políticos hacen gárgaras invocando la solidaridad latinoamericana. Pura retórica populista, palabras vacías que no se practican, parte del realismo mágico, de las divisiones y de la incompetencia ideologizada que prevalece en Sudamérica y en el Caribe.

Estados Unidos perdió la oportunidad de dirigir al continente para que solidarice con México. El resto de Latinoamérica y sus inoperantes instituciones actúan egoísta y torpemente, olvidando que una peste similar se puede desencadenar en cualquier país.

Aún estamos a tiempo para que nuestras autoridades reparen la omisión de olvidar a México, y se distingan del resto de la región, manifestando consideración por su pueblo y los chilenos residentes. En las adversidades se prueba la amistad, más que en las cumbres y que en las rimbombantes declaraciones en foros internacionales.

Lady Thatcher

REINO UNIDO

Treinta años de Lady Thatcher

Por Pedro Schwartz

Margaret Thatcher.
El 4 de mayo se cumplieron treinta años de la victoria electoral que abrió las puertas de Downing Street a Margaret Thatcher y dieciocho de su defenestración por algunos compañeros de partido carentes de convicciones y estatura.
Los soviéticos la apodaron con acierto "la dama de hierro". Supo enderezar el disgusto general por la decadencia de su país con reformas que revitalizaron la economía y la sociedad británicas. En el exterior, en alianza con el presidente Reagan, contribuyó a la derrota y disolución de la Unión Soviética y señaló al mundo entero, incluida la Argentina por algún tiempo, el camino del capitalismo democrático.

La presente crisis económica ha hecho pensar a los enemigos del libre mercado que había que enterrar definitivamente el legado de lady Thatcher. Muy al contrario, ella acertó al coincidir con el diagnóstico de su amigo Ronald Reagan: "El Estado no es la solución, es el problema". Ella, con el paso de los años, está perdiendo la memoria, pero mayor desgracia sería que el mundo occidental olvidara a Lady Thatcher y su obra.

Hija de un tendero metodista y su esposa ama de casa, fue la primera mujer en presidir el partido tory, hasta entonces dirigido por hombres de espíritu paternalista que, por elitismo, desconfiaban de las decisiones individuales. También fue la primera mujer en presidir el Gobierno del Reino Unido, y lo hizo con suficiente valor para romper el consenso de todos los partidos favorable al Estado de Bienestar y al control administrativo de la economía.

Ha dejado un recuerdo imborrable en quienes la tratamos: sus ojos calaban en los de su interlocutor; ella luego expresaba su pensamiento directa y sencillamente, no dudando en contradecir lo que creía equivocado. Sus discursos llegaban a todos los públicos, favorables o no, por el buen sentido de sus propuestas, expresadas en frases cortas, que traslucían firmeza de carácter.

Los once años de gobierno de Margaret Thatcher se caracterizaron sobre todo por una lucha ideológica sin cuartel entre quienes apoyaban la liberación de los mercados y quienes consideraban peligrosa la política económica de laissez-faire que defendía ella. Es la misma lucha que pronto tendremos que entablar quienes aspiramos a ver una España productiva y moderna. Intentarán convencernos de que toda la culpa de la crisis actual la tuvo el sector financiero privado: cierto es que muchos financistas privados pecaron de grave imprudencia, pero fueron los bancos centrales públicos quienes, deseosos de evitar todo desfallecimiento de la expansión económica, mantuvieron de 2001 a 2007 demasiado bajos los tipos de interés. Así suministraron el gas para inflar el globo que luego ha reventado con tanto daño. Pasarán por alto que las hipotecas subprime de alto riesgo fueron impulsadas por la política de "una casa para cada americano". Esa política populista fue financiada con ayuda de dos empresas de carácter público, Fannie Mae y Freddy Mac, que concentran ahora la mitad del riesgo inmobiliario de ese inmenso país. Olvidarán que es el sector más regulado de las economías occidentales, el sector bancario, el que está medio quebrado, menos en España, gracias aquí a la severidad del Banco de España. Dirán que no importa que las finanzas públicas estén al borde de la quiebra ni que la deuda del Estado crezca sin límite. Pasada la tempestad que nos azota, tendremos que replantearnos el papel que el sector público debe desempeñar en una sociedad progresiva, igual que lo hizo Thatcher tras constatar el fracaso del modelo socialdemócrata de su país, creado tras la Segunda Guerra Mundial.

Margaret Thatcher y Ronald Reagan.Durante su primer mandato, de 1979 a 1983, Margaret Thatcher trató al IRA con la firmeza necesaria: así, dejó que diez de sus terroristas llevaran su huelga de hambre hasta el final antes que ceder a su exigencia de recuperar el estatus de preso político. En cambio, los españoles cedimos al chantaje planteado por Juana Chaos. El resultado final de la política irlandesa de los gobiernos británicos ha sido que el Ulster sigue dentro del Reino Unido. La misma firmeza demostró al embarcarse en la Guerra de las Malvinas, para recuperar un territorio ilegalmente invadido por la fuerza de las armas: los argentinos nunca le han agradecido suficientemente que así les librara del dictador Galtieri. El mismo principio, en una escala mucho menor, tuvo que aplicarlo el gobierno de Aznar durante la crisis de la isla Perejil, cuya pronta solución sirvió de aviso de que los españoles estamos decididos a defender Ceuta, Melilla y las Canarias.

Durante ese primer período, Margaret Thatcher comenzó a recortar el poder de los sindicatos, que con sus huelgas políticas habían echado abajo los gobiernos de Heath y Callaghan. También entonces implantó y mantuvo una política monetaria estricta para reducir las altas tasas de inflación, pese a que dio lugar temporalmente a un desempleo de más de dos millones. Esa misma política ocasionó una reducción de la base industrial de la economía británica, pero permitió que se desarrollara el sector de los servicios, en especial el financiero de la City de Londres. Deberíamos aprender de ella que no es posible vivir con una moneda sólida si la economía real no es muy flexible. El euro impone aceptar los cambios que exige la vuelta a la productividad, pese a la resistencia de los socialistas de todos los partidos, como los llamaba Hayek.

Un gran triunfo electoral abrió su segundo período de gobierno, de 1983 a 1987. Lo marcó la violentísima huelga contra el cierre de minas ineconómicas, que duró todo un año. Venció la primera ministra, que en años anteriores había acumulado reservas de carbón para evitar los cortes de electricidad con que los mineros habían doblegado al Estado en dos ocasiones anteriores. Estos fueron los años de la venta de empresas públicas al sector privado, y del gran parque de viviendas protegidas a sus inquilinos, una privatización luego imitada en todo el mundo.

Su colaboración y amistad con Ronald Reagan tuvieron su mejor fruto en la resistencia ante las ansias expansionistas de la Unión Soviética. Ella supo apreciar los deseos reformistas de Gorbachov, y así contribuyó a la disolución del régimen comunista ruso y a la liberación de la Europa sojuzgada. Muy criticada fue la moderación de su política frente al apartheid, que sin embargo desembocó finalmente en la liberación de Mandela. También se ha visto mal en el continente su parco entusiasmo por el lado burocrático de la Unión Europea.

El tercer período de 1987 a 1990 nació bajo una estrella menos favorable. El intento de su ministro Lawson de combatir una caída del crecimiento económico con una política fiscal expansiva desembocó en una vuelta a la recesión con inflación. Una reforma fiscal doctrinaria e impopular llevó a que un grupo de sus colaboradores más íntimos, organizado por Lord Garrel-Jones, que tanto le debía, le clavara el metafórico cuchillo por la espalda. El 22 de noviembre de 1990, la futura baronesa Thatcher of Kesteven presentó su dimisión a la reina Isabel II.

La historia de la primera ministra Thatcher confirma que el problema de las sociedades democráticas es el Estado. Lo difícil no es cambiar el rumbo de la economía, sino el de la política. Quizá tardemos dos años en salir de esta recesión. Tardaremos mucho más en corregir los defectos de la política. ¿Para cuándo la reforma del mercado de trabajo, la mejora de la educación, el verdadero encaje de las autonomías, una ley electoral que sustituya a la "provisional" de 1985?

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